Yanely Santos Nieves, directora del Centro Provincial del Libro y la Literatura en Ciego de Ávila, dijo que los libros en Cuba tendrán "nuevos precios" como parte de la llamada Tarea Ordenamiento, informó el periódico oficialista Invasor.
Según Santos, la realidad de que el precio de un libro no suple su costo de producción cambiará porque la Tarea Ordenamiento "introduce el reto de nuevos precios a partir del mes de abril, los cuales, aunque subvencionados y centralizados todavía, incluirán con más claridad montos asociados a la importación de insumos y materias primas", dijo, sin agregar más detalles.
El escritor villaclareño Ricardo Riverón Rojas pidió en febrero a las autoridades cubanas no subir el precio de los libros. Según Riverón, la subida de los precios tendrá un margen de cero a cinco veces que "pudiera tener consecuencias que acabaríamos lamentando".
En Ciego de Ávila "se revisan fichas de costo y se tropieza con que solo el gasto por concepto de salario supera los cuatro millones de pesos anuales, mientras que los ingresos previstos apenas sobrepasan el millón", señaló Invasor.
Santos afirmó que las habituales rebajas de "muchísimos ejemplares estancados", a mediados o finales de año, "en lo adelante esto será un lujo incosteable". En el territorio se vendían libros por dos o tres pesos, dijo.
La directora del Centro Provincial del Libro y la Literatura en Ciego de Ávila llamó a buscar propuestas nuevas para la venta en las librerías. En Cuba se utilizan programas como "Libro a la casa" o la venta a través de internet, reseñó Invasor.
Caída en la venta de libros en Ciego de Ávila
La periodista oficialista Ailén Castillo Padrón reconoció en el reportaje "Libros en el limbo" que la venta de libros decayó en 2020 en Ciego de Ávila por la pandemia de coronavirus y el cierre durante siete meses de las librerías.
La venta de libros "en los primeros meses del año apenas rozaron los 15.000 pesos, cuando las cifras habituales eran de 700.000 pesos. Solo hubo alivio durante el verano cuando la provincia gozó de la fase de nueva normalidad y se logró distribuir la mitad del inventario que permanecía en almacén", reseñó Invasor.
En los almacenes de Ciego de Ávila permanecen guardados más de 4.000 títulos, aproximadamente 232.162 ejemplares, detalló la citada fuente.
Según los planes del Centro Provincial del Libro y la Literatura, para finales de 2020 los ingresos por la venta de libros debía superar los 900.000 pesos. Invasor no reveló la cifra exacta de lo recaudado durante el año pasado.
En 2020 "Ediciones Ávila luciría un plan editorial logrado al margen de la tecnología Riso, casi obsoleta, y cuyo costo fue de 13.000 pesos convertibles (CUC)", agregó el medio oficialista.
El periódico oficialista no indagó en "el estado paupérrimo de la industria editorial en Cuba", denunciado por el escritor Leonardo Padura, pero sí en la presunta responsabilidad de las editoriales provinciales con los libros impresos en la Isla.
"¿Cuán útil es imprimir una obra si hay 18 iguales en el almacén sin venderse? Las editoriales territoriales no son una organización de consolación para quienes quieren publicar, son para dar a luz propuestas literarias buenas y de interés para el público. El libro es un objeto cultural que encierra un proceso de fabricación para, al fin y al cabo, venderse", dijo la escritora y editora Carmen Hernández Peña.
"Las instituciones tienen que aplicar fórmulas eficaces para impulsar las publicaciones. Cualquiera no puede ser librero o promotor. Hay que desterrar la concepción de que el autor es el único responsable de publicitar su obra", dijo el escritor Llamil Ruiz.