Back to top
Televisión

'Diez latidos por segundo', una serie juvenil cubana

Diversidad sexual y prejuicios, redes sociales y relaciones interpersonales son algunos de los temas de esta serie de producción independiente.

La Habana
Fotograma de la serie 'Diez latidos por segundo'.
Fotograma de la serie 'Diez latidos por segundo'. Alma Mater

El joven actor y guionista Edy Suárez ha decidido entrar por la puerta ancha a la palestra pública. Hasta hace poco era apenas un desconocido con sueños de grande que quedaban engavetados mientras aguardaba una oportunidad para emprender su vuelo. Por fortuna, ese momento llegó. La serie juvenil cubana 10xls o Diez latidos por segundo acabó su rodaje justo antes de que la pandemia decidiera enclaustrarnos dentro de las casas y cancelara cualquier proyecto artístico.

Ahora circula por El Paquete en sus siete episodios de casi media hora y, hasta donde vi, se está convirtiendo contra todo pronóstico en un suceso atendible, pues en su carácter de serie producida de manera independiente para ser exhibida en plataformas online, puede considerarse como un acontecimiento notable en el ámbito del audiovisual nacional.

Con guion y dirección del propio Edy Suárez, y el apoyo de Reinier Cepero como productor asociado, Diez latidos por segundo se acerca al universo juvenil para abordar temáticas afines como la diversidad sexual y los prejuicios en torno a ella en el imaginario colectivo, la influencia de las redes sociales en las relaciones interpersonales y los efectos negativos en el abuso de sus prácticas de comunicación; la bulimia como tendencia en las jóvenes para alcanzar un patrón estándar de belleza; el embarazo en edad temprana, la independencia económica que obliga a mantener un equilibrio entre el estudio y el trabajo, y por supuesto, mucho melodrama cargando la tinta para salpimentar los hilos conductores de la trama, con mucha pasión en el camino y picantes, muy picantes, escenas de sexo.

Gabriel (Chris Forte) es un youtuber con alto trending en redes y casi siempre descuida su relación amorosa con Laura (Miloh). Aprenderá de su inmadurez para salvar su amor por la chica, a pesar del asedio de Claudia, una youtuber bulímica, adicta al selfie y muy preocupada por su imagen ante sus seguidores en las plataformas.

Daniela (Dina Stars), reniega del amor pues con la muerte prematura de su primer novio en el pasado, cree que no existe la felicidad y ha jurado por ello no enamorarse más nunca. Digamos que es, como se dice, una chica pragmática. Conocer a Diego (Angello Felicó) y a Amanda (Rosali Suen), una pareja swinger, le aportan nuevas experiencias a sus prácticas amorosas que logran desestabilizar su manera de asumir la vida. Daniela no podría imaginar que tanto uno como otro terminarían enamorándose de ella y que ese encuentro la colocaría en una encrucijada a la que deberá resistirse a toda costa.

El plato fuerte de la serie es, sin dudas, la relación entre Marcos (Edy Suárez) y Sandro (Samuel Sabater). La subtrama, escrita como está, no deja de ser propiamente un lugar común pero aun así, necesaria, honesta, vibrante, para atrapar al público en cuestión de segundos. Sandro descubre su orientación sexual y asume su relación amorosa con Marcos por primera vez.

El temor al prejuicio lo hace vacilar cuando el segundo de ellos, asumido y desinhibido, le pide lo bese en la calle, le tome de la mano o que no se avergüence mientras pasean manteniendo la distancia. Sandro reconoce que lo ama pero le pide tiempo, un tiempo que Marcos no está dispuesto a esperar demasiado. En esa frase de Marcos se resume toda la lucidez de su reclamo y la escritura, a pesar de sus manchas, consagra al personaje.

Edy Suárez sabe cómo enganchar a la teleaudiencia a pesar del poco barniz argumental y de la escasa experiencia en su trabajo con actores. Diez latidos por segundo se hizo para pasarla bien, divertirse con la eclosión kitsch de sus diálogos y situaciones sin que por ello el espectador no deje de identificarse con cada uno de los personajes.

Tal vez habrá que reprocharle un poco la elementalidad de su argumento, los desequilibrios en la dirección actoral, casi todos ellos no profesionales, la deficiente dirección de sonido que lastra todo el material y la dirección de fotografía de Arnol Sthal que toma en cuenta los balances en el registro visual. A veces se resiente la monotonía de la cámara que no sabe cuándo es necesario un acercamiento para captar la emoción, el contraplano que permite añadir más intensidad a las escenas donde el melodrama campea y hace saltar las lágrimas.

El popular youtuber Adriano Comepizza se anota un tanto en la edición y montaje, aun cuando no advierte que los emplazamientos del lente para captar los planos abiertos que ayudan en el montaje a marcar la temporalidad del discurso narrativo resultan una estrategia poca creatividad, que empaña la estrategia visual de la serie.

La serie ya cuenta con su canal en Telegram y recientemente se ha puesto a circular en El Paquete algunos resúmenes a manera de making-off. Según informaron sus realizadores, en Youtube puede verse de manera íntegra. Los espectadores podrán enterarse allí de otros pormenores tras las cámaras, escenas cortadas, entrevistas a los actores, y las motivaciones que impulsaron al director a materializar este proyecto.

Para Edy Suárez y su equipo, enhorabuena. Esperaremos ansiosos la segunda temporada que ya se anuncia.

Más información

Sin comentarios

Necesita crear una cuenta de usuario o iniciar sesión para comentar.