Jessica Rodríguez es una cineasta habanera luchadora. Cuando pienso en ella me viene a la mente la imagen de un árbol capaz de resistir los embates de vientos huracanados. Hoy tengo el placer de conversar con ella.
Filmaste un documental en el Cairo. ¿Cuéntame un poco cómo fue esa experiencia siendo mujer en una sociedad como la egipcia?
Siempre me preguntan si ha sido difícil realizar algo siendo mujer.
Desgraciadamente vivimos en un mundo de hombres, heteropatriarcal, un mundo que está tambaleándose y que por suerte está en transición. Mi pregunta la puedes tomar como machista, porque a ningún director le preguntan como ha sido su experiencia en un rodaje siendo hombre, pero en este caso, creo que entiendes la búsqueda de mi pregunta porque ambos estamos de acuerdo que la independencia de la mujer en Egipto está en un escalón más bajo respecto a la visión occidental.
De Egipto te cuento en otro momento, pero me han hecho la misma pregunta sobre Cuba y ser mujer cineasta en la Isla también se las trae. Intento pensar en algún acontecimiento desagradable, alguno específico, pero tampoco creo que el machismo se deba analizar con hechos aislados.
¿De qué manera lo analizarías tú?
Cuando realicé mi primer largometraje de ficción, Espejuelos oscuros, era el cuarto largometraje de ficción de una mujer en Cuba y creo que las cifras hablan perfectamente de la realidad.
Cuba es un país que cuenta con una gran tradición cinematográfica y desde los años 60 las películas cubanas se han exhibido en grandes festivales alrededor del mundo; incluso dentro del movimiento del Nuevo Cine Latinoamericano Cuba ha logrado conquistar su lugar, ser respetada. Pero la mayoría de ese cine lo han producido, realizado y distribuido hombres.
Así que volviendo a la cifra de solo cuatro largometrajes de ficción dirigidos por mujeres hasta el 2016, ¿hay que entender esa cifra como algo gratuito o casual?
La sociedad cubana es profundamente machista y aunque últimamente se ha visto forzada a cambiar un poco, todavía lo sigue siendo; así que por supuesto que esa cifra no es casual.
No, no es casual. Recuerdo que en una charla en la que participé una señora de ICAIC me dijo: tu película no es la cuarta. Y sacó una lista y me empezó a dar nombres de realizadoras totalmente desconocidas para mí.
¿Recuerdas algunas de las películas o las realizadoras que aparecían en aquella lista?
Documentales, mediometrajes, teleplays… y perdón, eso me pareció aún más machista todavía. Le dije que no conocía aquellos nombres y siendo yo una espectadora activa, no una espectadora al uso. Le expliqué que había estudiado Cine cinco años en el ISA y nadie nunca me había mencionado a aquellas realizadoras, ni sus películas. Nombres que no se mencionan en las clases, que no están en mis referentes, realizadoras y películas invisibles.
Esa falta de visibilidad también es machismo. Yo respeto más que nada el cine documental y es el que más disfruto hacer, el que más amo, pero sabemos que la inversión que se hace en un largometraje de ficción es muy diferente en términos de plata y responsabilidad a la de un mediometraje de ficción o un documental. Que no me pongan de ejemplo un teleplay hecho en los años 80 producido por la productora de la Televisión Cubana solo para el consumo de televidentes cubanos.
La distribución, la exhibición en salas, la producción de un largometraje de ficción se basan en la confianza y por muchísimos años el cine en Cuba no ha confiado en nosotras.
Te entiendo perfectamente... El ICAIC ha convertido a Sara Gómez en un estandarte, pero realmente en la concreta eso es más rollo que película.
¿Cuántas directoras de fotografía han trabajado como cabeza de equipo en Cuba en un largometraje de ficción? ¿Cuántas hicieron carrera dentro del departamento de cámara del ICAIC? ¿Cuántas asistentes, foquistas, eléctricas?
La sociedad cubana es una sociedad machista desde sus inicios, culturalmente hablando y luego hemos vivido la experiencia de una revolución muy masculina. Como quieres un cine con igualdad de oportunidades en un país con la desigualdad tan arraigada en sus raíces, es imposible. Si queremos un cine femenino necesitamos invertir en educación y en una educación basada en igualdad de derechos para toda la sociedad.
Haciendo un viaje en el tiempo me gustaría que me contarás qué experiencia sacaste de la realización de tu primer largometraje.
Espejuelos oscuros me enseñó a trabajar en equipo, con un equipo grande. Me enseñó de compromiso porque sientes que el trabajo de muchas personas está en tus manos y es una gran responsabilidad. Es gente que por lo general no trabaja por el salario —porque es simbólico—, son artistas que se están entregando a su trabajo y tienes que respetarlo y hacerlo valer.
Espejuelos oscuros me enseñó que el cine es una carrera de resistencia.
¿En qué carrera andas metida ahora?
Es la historia de una maga de Manzanillo de 65 años que sueña con hacer su número en Las Vegas, en el mayor concurso de talentos de la televisión norteamericana. Ella está muy interesada en ese mundo de lentejuelas, animales grandes, champagne, Siegfried y Roy Copperfield, pero ni siquiera ha podido sacar la licencia de ilusionista que da la Casa de la Cultura de Manzanillo para ejercer en el parque de su barrio. Entonces casi como hacemos los cineastas independientes, tiene que recurrir a una segunda entrada de dinero para costear su arte, su vocación. Para esto se embarcará en un viaje por toda la Isla junto a Stephen —un marine norteamericano que ha huido de la base naval de Guantánamo—, mientras Jesús —un pastor testigo de Jehová—va persiguiéndoles. Es una road movie, una buddy movie.
¿Tienes alguna actriz en mente? ¿Algún físico particular con el que corporizar el personaje de Marta, la Maga?
Un referente que tengo es el personaje de Dora que interpreta Fernanda Montenegro en Estación Central de Brasil, la película de Walter Salles.
En tu historia EEUU y Cuba están estrechamente conectados. ¿Hay alguna razón que motivó esta unión?
En el imaginario cubano muchas veces EEUU es más que un destino real, un destino aspiracional totalmente imaginado. Y más aún para la generación de Marta, menos familiarizada con internet y con la realidad globalizada. Ella todavía tiene la oportunidad de autoengañarse e idealizar, que es algo que los más jóvenes han perdido. Marta tiene un VHS con escenas grabadas de un concurso que se dejó de emitir en los 90, pero ella ni siquiera lo ha comprobado.
¿Cómo llegas a sentirte atraída por el mundo del ilusionismo?
En Cuba los magos tenían una indumentaria muy precaria. Sombreros rotos, trajes grandes y raídos y a pesar de ello lograban despertar grandes ilusiones en los niños. Entre los 8 y 12 años iba mucho al parque Almendares con mis padres a ver a esos magos sin recursos. Me impresionaban. Me preguntaba por qué este hombre tan poderoso no se iba a probar estos números a un sitio donde su poder pudiera tener más impacto. Imagínate, esto fue en pleno Período Especial… Al final ser mago en Cuba, para los estándares de una niña o un niño, era un buen trabajo.
Me has hablado de la maga, pero qué hay del soldado norteamericano y del testigo de Jehová.
El marine es un chico con estrés post traumático que se está recuperando en Guantánamo. Su huida no es política, es un acontecimiento personal y se vuelve el compañero perfecto para la maga.
El testigo de Jehová está basado en una historia que me hicieron en Cuba, de un pastor que mataba gente "desviada" en Habana Campo. Yo no sé si es un chisme o si habrá sido verdad, pero esa leyenda urbana que escuché en el pueblo de mi madre me marcó. La oí en Bauta, pero me dijeron que ocurrió en Mayabeque. Es uno de estos mitos que se quedan en el imaginario popular y con el tiempo y las versiones gana matices y personajes nuevos. Resulta que este testigo de Jehová organizaba salidas ilegales del país por el mar y mataba a la gente antes de montarse en la supuesta lancha. Elegía a personas que habían estado en la cárcel, que ejercían la prostitución, etc.
En tu película anterior el personaje era una adivinadora asesina con la que acabábamos teniendo empatía. Esta es de una maga también malvada, ambas son mujeres malvadas... ¿hay alguna motivación personal, rabia, ganas de hacer justicia desde la ficción?
Me interesa que el espectador aprenda a perdonar.
Para cerrar cuéntame qué haces en Madrid.
Bueno, en España he hecho un documental y preparé todo el documental de El Cairo. Trabajo como encargada del Departamento de Vídeo en una empresa y me gusta mi trabajo. He hecho publicidad también. Pero el cine como lo vivimos nosotros, que es más un castigo financiero que una entrada de dinero, un cine de este tipo no lo haría en España porque no me compensa. Un cine así solo lo haría en Cuba porque con los personajes de estas tierras y las historias de aquí no puedo relacionarme tan íntimamente como con los personajes de allá.
Entiéndeme, haría cine en España, por supuesto que me encantaría, pero yo pagaría por hacer cine en Cuba y ese el camino que me interesa.
Debía dedicarse ha hacer una magia para desaparecer al régimen.
Empieza la entrevista hablando de mundo heteropatriarcal, mal que empezó, con esos complejos de inferioridad lejos no ira, otra feminista de las tetas al aire, que mundo este de pantomima y televisión, dios mio.
Del cine cubano se puede extraer con pinzas dos o tres películas de calidad, lo demás es mediocridad rebasada de vulgaridad y contenido ideológico.
La única película cubana con proyección universal ha sido Memorias del Subdesarrollo,. Si bien es cierto que el cine cubano se ha exhibido por el mundo, pero NO precisamente en los "grandes festivales", se debe al esfuerzo del gobierno en su labor proselitista por mostrar la cultura cubana como "logro revolucionario" con películas siempre "acorde a los principios".
El Nuevo Cine Latinoamericano es un invento del régimen y los sectores afines en Latinoamérica para monopolizar la poca cinematagrafía independiente y convertirla en foro ideológico. Cuba por su puesto tiene un lugar bien ganado y "respetado", faltaría más. ;-)
Los cubanos han demostrado que pueden hacer buen cine; si tuvieran la libertad de hecerlo. Lo que se ha hecho se mueve entre lo mediocre y la comedia, que siempre vende y no se mete con nadie, pero en realidad el cine cubano salvo raras excepciones es intrascendente. ¿Las razones? No hay que ir muy lejos con la que se armó con el documental de Mike Pourcel.