Como parte de los análisis del VIII Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC), el Gobierno cubano reconoció que la crisis alimentaria de la Isla es una de las causas del aumento de los recién nacidos con bajo peso, así como de la disminución de la natalidad, en lo que los decisores partidistas calificaron como "una dinámica demográfica compleja", informó la televisión estatal en su cobertura del evento.
En tal sentido el vice primer ministro Jorge Luis Perdomo informó que en el primer semestre de 2024 hubo casi 8.000 nacimientos menos que en el mismo periodo del año anterior y un aumento preocupante de los embarazos en menores de edad.
Sobre este tema, una de las prioridades declaradas por el Ministerio de Salud Pública, la doctora Catherine Chivás, jefa del departamento Materno-infantil de dicha institución, comentó recientemente que la Organización de Naciones Unidad colaboraba con "capacitación del personal y suministro de insumos", para hacer frente a los embarazos adolescentes.
En cuanto al impacto de la crisis alimentaria en este tema, las autoridades partidistas reconocieron, una vez más, y sin aportar soluciones, "las dificultades para la implementación efectiva" de la Ley de Soberanía y seguridad alimentaria y nutricional, a dos años de su aprobación.
Esta ley, ensalzada por la propaganda oficialista como una especie de "solución definitiva" a los problemas alimentarios, se ha convertido en otro de los fracasos del régimen y su aplicación ha estado marcada, según reconocieron los miembros del Comité Central por "la falta de financiamiento e insumos, y los impagos los productores".
Las autoridades volvieron a echar mano a la retórica para afirmar que, a pesar del resquebrajamiento integral de la sociedad cubana, "le corresponde al Partido continuar desarrollando su labor para impregnar entre los militantes la necesidad de asumir el desafío de producir los alimentos que necesitamos, con la menor dependencia externa, avanzando con nuestros propios esfuerzos y con una utilización más eficiente de los recursos disponibles".
Pero dicha retórica no tiene resultados palpables y el VIII Pleno de la dirigencia del PCC reconoció que "las empresas agropecuarias estatales aportan apenas entre un 15 y 20% de la producción agropecuaria que se cosecha en el país", informó el medio estatal Cubadebate.
"Ante este escenario, la comprensión, atención y control de la situación demográfica requiere de un cambio de mentalidad", dijo el primer ministro cubano, Manuel Marrero, al encabezar, en marzo de este año, una reunión de la comisión gubernamental que atiende estos asuntos. Pero ese supuesto "cambio de mentalidad" se sigue quedando en la retórica, sin traducirse en acciones concretas que favorezcan la natalidad y mejoren las condiciones de vida tanto de las madres y sus niños pequeños, como del creciente número de ancianos que padecen las penurias y el abandono del Gobierno.
Menos cubanos y más envejecidos, es el resumen del comportamiento demográfico en la Isla durante 2023, año en el que se registraron alrededor de 90.300 nacimientos, la cifra más baja de las últimas seis décadas.
En tal sentido, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) incluyó por primera vez a Cuba en su Informe sobre nutrición infantil, publicado en junio.
La organización, que ha elogiado numerosas veces al régimen por sus políticas hacia las niñas y los niños, indicó que el 9% de la población infantil de la Isla sufre pobreza alimentaria grave. Según la metodología de la UNICEF, esto quiere decir que tienen un máximo de dos de los ocho alimentos considerados necesarios para una vida sana.
No solo la actual crisis alimentaria es la causante de esos nacidos con bajo peso, los padres de esas criaturas se "desarrollaron" bajo la crisis del llamado Período Especial. Ya entonces el MINSAP, en sus publicaciones internas, alertaba sobre las nefastas consecuencias para el desarrollo de niños y adolescentes de la rápida caída de nutrientes en la dieta de los cubanos.