El Hospital General Docente Ernesto Guevara de la Serna de Las Tunas intenta revertir este año la falta de personal de enfermería que afectó sus servicios médicos durante 2023, mientras la crisis de la Salud Pública sigue reflejándose en las denuncias de afectados en las redes sociales.
El principal centro médico de Las Tunas posee una plantilla necesaria de 943 enfermeros, pero en 2023 solo logró cubrir el 67% en los servicios de riesgo y alta complejidad, según un informe resumen del trabajo durante esta etapa, recogido por el oficial Periódico 26.
La dirección del hospital recurrió al reordenamiento diario de los recursos humanos, el apoyo de profesionales de las áreas de Salud y municipios aledaños, así como la incorporación de una veintena de especialistas propios de la Enfermería en la modalidad de pluriempleo.
A partir de las nuevas y limitadas medidas de estimulación salarial aplicadas al sector, hasta la fecha solo se han incorporado en Las Tunas 75 profesionales de Enfermería, según informó a la oficial Agencia Cubana de Noticias Delia Rosa Reyes Ceballo, jefa del Departamento de Capital Humano de la Dirección General de Salud en el territorio oriental.
Las autoridades confían en que un nuevo grupo de técnicos básicos de Enfermería graduados recientemente y cuyo número no han precisado alivien la situación, mientras fuerzas con experiencia son exportadas al exterior.
A finales de diciembre de 2023, el Gobierno de Cuba acordó enviar 200 enfermeras a Guyana, que se sumaron a las decenas de estas especialistas que meses antes fueron enviadas a ese país.
El régimen cubano exporta toda clase de profesionales a decenas de países del mundo, en lo que denomina "misiones internacionalistas" movidas por la solidaridad, cuando en verdad se trata de un negocio que reporta al Gobierno tantos ingresos como el turismo.
La mayor parte de los trabajadores exportados son médicos, otro grupo profesional escaso en Cuba, que sufre una crisis humanitaria más que evidente, con el deterioro de los servicios de salud, la grave escasez de medicamentos e insumos hospitalarios de todo tipo y denuncias frecuentes en las redes sociales.
Esta semana, María Cos, con un hijo que sufre secuelas de la explosión del Hotel Saratoga, en La Habana, pidió ayuda a través del grupo de Facebook Madres cubanas por un mundo mejor para aliviar la situación del joven, quien requiere una intervención quirúrgica, dilatada por la burocracia en el sistema de Salud Pública.
El caso fue publicado en X por la activista Marta María Ramírez, quien demandó a las autoridades del MINSAP y del Gobierno de La Habana y al Hospital Clínico Quirúrgico Hermanos Ameijeiras atención inmediata para el hijo de Cos. El joven de 19 años quedó atrapado durante tres horas bajo una puerta y sepultado por los escombros tras el desastre ocurrido en mayo de 2022. Necesita una operación en la cabeza. Además, requiere tratamiento por un problema en la uretra. El muchacho tiene que usar una sonda vesical directa a la vejiga.
Según el relato de la madre, al ocurrir el desastre su hijo era menor de edad por lo que fue atendido en el Hospital Pediátrico Juan Manuel Márquez en el municipio Marianao. Este centro, que no ha tenido los recursos necesarios para realizar el procedimiento que requiere el paciente, se quedó con la historia clínica del muchacho, que ahora tiene que atenderse en una institución de adultos.
"En el Hospital Hermanos Ameijeiras hay los recursos y la máquina que necesita, pero las gestiones son difíciles", lamentó la mujer, a la vez que atribuyó a la burocracia del régimen el hecho de que no se haya realizado la operación.
"Supuestamente las víctimas de este desastre son prioridad para el gobierno. Fue su responsabilidad el accidente, de una obra cuyo funcionamiento salió mal", dijo la madre, quien narró la odisea de su hijo en sus condiciones actuales.
"Se vuelve loco con los dolores y no puede salir la orina, se le saca con una jeringuilla directamente del orificio porque le duele mucho", explicó Cos, quien desesperada pidió ayuda para conseguir sondas números 18 y 20.
Otra historia del derrumbe de la potencia médica la cuenta la santiaguera Bricella Hernández en su perfil de Facebook. Esta mujer, después de someterse a más de 20 cirugías en más de dos décadas y realizar viajes continuos y agotadores entre su provincia y la capital, ha recurrido a la solidaridad de las personas para poder comprarse una casa en La Habana.
"Llevo más de diez años viajando entre Santiago de Cuba y La Habana, y les juro que ya no doy más. El que me pueda ayudar para comprar alguna casita o apartamento acá en La Habana... Estaría más cerca y me evito venir tan seguido", dijo la señora, agotada por su estado y la situación económica.
Las penurias de esta mujer comenzaron 24 años atrás con una perforación de la vejiga y la vagina cuando era paciente del Hospital Oncológico Conrado Benítez García de Santiago de Cuba.
"A raíz de esa cirugía me hicieron más de siete buscando mejoría hasta que decidieron mandarme para la capital porque ya no había más que hacer", relató Hernández.
En La Habana fue sometida a más de 15 intervenciones hasta que los médicos le dieron a escoger entre tres opciones, todas con complicaciones para su estado físico normal. Ella eligió que le practicaran una cistotomía, un procedimiento mediante el que se crea una abertura artificial en la vejiga a través de la pared abdominal, para drenar la orina directamente hacia el exterior del cuerpo. Para ella, era opción más sencilla.
La paciente padece, además, de diabetes, hipertensión arterial, colitis, gastroparesia, acalasia esofágica, entre otras enfermedades.
"En este momento estoy hospitalizada para una próxima cirugía más otra pendiente de hernia", dijo la mujer.