En diciembre pasado, el Gobierno cubano anunció un incremento salarial que involucra a tres ministerios: Educación, Educación Superior y Salud Pública. La medida, tomada en medio de una grave crisis económica y fiscal, beneficia a sectores a los que el régimen sigue utilizando para publicitar "conquistas de la Revolución".
La "subida salarial" se hizo efectiva a partir del 1ro de enero de este 2024 y tiene como objetivo reconocido, más allá del envoltorio de politiquería, intentar detener, o más bien hacer menguar, el éxodo de la fuerza profesional de ambos sectores. Sin embargo, en aras de minimizar el costo, el Gobierno ha creado estrategias que generan injusticias y no pocas tensiones laborales.
"El mismo que hace la ley, primero hizo la trampa", dice Alberto, un contador que trabaja en el sector de Salud desde hace más de diez años. "Anuncian que suben los salarios a los trabajadores de Salud y resulta que una buena parte estamos siendo 'sacados' del sector para no pagarnos".
"Antes del aumento vino una resolución ministerial para sacar de las unidades de dirección a los trabajadores no vinculados directamente a los servicios, donde entramos los del Departamento de Economía y Contabilidad. La estrategia es crear una 'unidad de apoyo a los servicios de Salud', subordinada al Gobierno, para así no tener que beneficiarnos del incremento salarial".
"Lo peor es lo injusta que es esa medida, somos trabajadores de Salud Pública, tenemos que inventar para cumplir y que salga todo. Y todos estamos descontentos con el salario insuficiente, no son solo los médicos y las enfermeras. Se han ido muchos trabajadores y se irán más ahora por la discriminación y el desprecio como premio a tantos años firmes, más por compromiso con el trabajo que por la miseria que ganamos. Quedará poca gente, hay mucha decepción", aseguró el contador.
Isabel es auxiliar de limpieza en un hospital de la ciudad de Holguín que prefiere no especificar. "18 años llevo limpiando pisos en ese hospital. He visto desfilar a decenas de trabajadores durante este tiempo, porque nadie aguanta mucho aquí. Sin embargo, yo he seguido a pesar de todo. Trabajamos por dos y a veces por tres porque falta personal, y nadie lo agradece. Ahora no soy del sector porque llegó el aumentico ese. Es una falta de respeto".
"Lo de menos es el dinerito ese, que es basura, no significa mucho. Vamos a estar sin plata igual con aumento que sin aumento. Lo peor es el desprecio, que te aparten por cuatro quilos, que te digan que eres personal de segunda, que no valoren tu trabajo. El médico revisa al paciente, la enfermera lo inyecta, pero la que limpia el vómito soy yo. Todos hacemos nuestra parte. Apenas me vuelvan a ofrecer un trabajo donde sea, me voy, ahora sí me perdieron", añade decepcionada.
El caso de Luz María es similar, lleva 25 años trabajando en un policlínico, en el área de Contabilidad. "Me creía importante porque sin mi experiencia parece que no pueden hacer nada y todo pasa por mis manos. Vaya, que hubiese jurado que este, Salud Pública, es mi sector. Pero ahora me entero de que no, que yo no tengo derecho al aumento porque paso a una 'unidad de apoyo a la Salud', pero del Poder Popular. Sigo aquí, pero no soy de aquí", critica.
"Y para más ofensa y decepción, en enero a mis compañeros de departamento les pagaron excepcionalmente el aumento, debido a que todavía no hemos sido pasados para la mencionada 'unidad de apoyo' y a mí no, a pesar de ser la que más tiempo llevo. Pero resulta que me gradué en un politécnico normal y solo hay aumentos para los trabajadores graduados en el propio sector".
"Vaya, que el paquete de desprecio y discriminación viene completo. Me duele, pero me voy de aquí apenas tenga oportunidad. Antes del aumento no me sentía tan mal como ahora; cobraba poco igual, pero sentía orgullo y pertenencia. Este era mi mundo, ahora me siendo ajena. Y no me gusta trabajar así", afirmó.
Maritza Cruz García, viceministra de Finanzas y Precios, calificó los incrementos salariales en el espacio radiotelevisivo Mesa Redonda el 28 de diciembre, como "una justa y necesaria medida para los sectores de Salud y Educación, por la necesidad que tenemos de estabilizar la fuerza laboral especializada en esos sectores para mejorar la calidad de vida y de la enseñanza. Es una medida que ha reclamado el pueblo", dijo.
Pero las migajas salariales están creando más distorsiones en un sistema que está en crisis general y podrían echar por tierra los planes y estrategias. La "justa y necesaria medida" está siendo recibida como "injusta" por una parte importante y útil de los trabajadores, al menos en el sector de la Salud.
En la mencionada Mesa Redonda, Luis Fernando Navarro Martínez, viceministro de Salud Pública, informó que el sector agrupa a más de 409.000 trabajadores. De ellos, 130.000 son trabajadores administrativos, operarios y de servicios, "que también juegan un papel muy importante en los servicios que diariamente recibe la población", reconoció. Sin embargo, han quedado fuera de la subida salarial, a pesar de la evidente inestabilidad que también existe en esos puestos de trabajo.