La Corte Suprema de Justicia Masónica de Cuba separó de la masonería por siete años al Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo del grado 33, José Ramón Viñas Alonso, quien en enero denunció el robo de 19.000 dólares resguardados en el Gran Templo, destinados al Asilo Nacional Masónico Llansó.
Por aquel suceso se consideró responsable al Gran Maestro, Mario Alberto Urquía Carreño, líder de la Gran Logia de la Isla, a quien Viñas Alonso expulsó de la orden.
En la sentencia dictada contra Viñas Alonso el pasado 22 de febrero, algunos masones cubanos han visto una represalia de Urquía Carreño y la mano de la Seguridad del Estado. En julio de 2021, Viñas Alonso criticó abiertamente la represión desatada por el régimen contra los cubanos que participaron en las protestas antigubernamentales conocidas como 11J.
Sobre el juicio en su contra, Viñas Alonso apuntó este martes en Facebook que "parece olvidada ya la responsabilidad del robo del dinero". También señaló "la manipulación de un juicio amañado y condenatorio" y la existencia de "una sentencia sin firma del secretario de la Corte ni firma del presidente del tribunal de la sala".
"En el primer juicio que le hicieron a Viñas, el presidente (de la Corte Suprema) detuvo la sesión porque no encontró las pruebas suficientes para juzgar al Soberano", contó al medio independiente 14 y medio el escritor y periodista independiente Ángel Santiesteban, masón de grado 33 (el más alto en la jerarquía de la orden).
La segunda sentencia, firmada 48 horas después de que se desestimara la primera acusación, contradecía la primera y no llevaba firmas ni cuños, algo que "no se puede hacer", afirmó el también exprisionero político.
Santiesteban señaló asimismo que el presidente de la Corte Suprema, Ernesto Valdés García, es uno de los empleados de Urquía Carreño en su MIPYME Edifica S.U.R.L, dedicada a la construcción.
El periodista contó que el propio Gran Maestro le dijo que su empresa había sido objeto de tres inspecciones "casi forenses", por su rigor.
"Quizás de ahí salió algo", especuló Santiesteban, aludiendo a la posibilidad de que la Seguridad del Estado haya exigido luego a Urquía Carreño un precio por dejar en paz a su empresa.
Sagún el medio independiente Cubanet, en el segundo juicio Viñas Alonso no estuvo presente, ya que no se le notificó con antelación. Tampoco habría sido avisado el juez que estuvo a cargo de la primera vista oral tres días antes, Zamir Brindis Limonta, presidente de la Sala Segunda de la Corte Suprema de Justicia Masónica.
En un comunicado al que tuvo acceso el citado medio independiente, Brindis Limonta dijo que no se le comunicó la fecha del segundo juicio, como debió hacerse según el procedimiento. Tampoco fue notificado el secretario, que es el que certifica todos los documentos que emite la Corte.
Brindis Limonta contó que ese mismo día, pese a su experiencia en juicios masónicos previos, el presidente de la Corte propuso —y luego dictaminó— su suspensión como magistrado y, por ende, su separación del proceso en curso, con el argumento de que no tenía "el conocimiento necesario".
El magistrado consideró la suspensión "fuera de la ley" y aseguró que el "mal proceder" ponía "en tela de juicio" a la Corte Suprema de Justicia Masónica.
En la sentencia original, que exoneró a Viñas Alonso, el magistrado y el secretario, Jorge Esteban Rodríguez Suris, reconocieron que el proceso estaba "siendo influenciado por agentes externos al mismo, lo cual pone en tela de juicio el actuar de la Corte y su apego a la ley", citó Cubanet.
Un masón de alto rango dijo al medio independiente, bajo anonimato, que en esta nueva sentencia "se viola la legislación masónica y luego de un supuesto juicio al que no asistieron ni el acusado ni el presidente y secretario de la Sala, corrobora lo que varios hermanos venimos alertando y es la intromisión de la Seguridad del Estado. Probablemente esta sea la mayor de todas, la más descarada en estos 65 años de dictadura".
El 16 de julio de 2021, Viñas Alonso publicó en Facebook una carta pública dirigida a Miguel Díaz-Canel, en la que masones criticaron con dureza la represión de las protestas que estallaron cinco días antes en Cuba, y recordaron al gobernante la dictadura de Gerardo Machado.
Al día siguiente, Viñas Alonso fue citado a una estación policial en la que tres oficiales cuestionaron la posición de la masonería.
La Dictadura se infiltró en todas las logias e iglesias, hasta el Papa es miembro erecto del Buró Político del PCC.
todo esta podrido en esa isla maldita
Están infiltrados hasta los huesos nada en esa cuba letrina sirve solo representan la tiranía que los humillan .