La gratitud —vocablo que comparte raíz etimológica con gratuidad— ha sido una de las cuerdas morales más y mejor utilizadas para mantener a los cubanos sentimentalmente vinculados al castrismo. Y aunque ese chantaje emocional ya no es tan efectivo como en tiempos de Fidel —PhD en Demagogia—, el Gobierno mantiene el discurso paternalista del "esfuerzo realizado para cuidar al pueblo". Lo que, implícitamente, impele al agradecimiento y lealtad de la ciudadanía hacia esos líderes supuestamente sacrificados y desinteresados.
Como muestra, un botón del ministro de Economía, cuando afirma que "la situación actual es compleja y, con mucho esfuerzo, se está garantizando la leche de los niños"… ¿Cómo no amarlo si, gracias a su esfuerzo, nuestros hijos tomarán leche?
Parte fundamental de esa manipulación emocional es la continua referencia a subsidios, que surgen con frecuencia en el discurso oficial como algo que el Estado concede magnánima y caritativamente al pueblo. Por ejemplo, el ministro de Industria Alimentaria (¿se puede tener cargo más absurdo en Cuba?) afirmó en televisión que "en el mercado internacional el precio de un litro de leche es de 0,50 dólares, pero en Cuba se entrega a 0,25 pesos, y el Estado asume por el presupuesto la diferencia de costo". ¿El Estado asume?
Digámoslo clara y radicalmente, en Cuba, los subsidios, sencillamente no existen.
Hay subsidio solamente en aquellos países donde, en libertad económica, los ciudadanos son responsables de sí mismos al poder poseer, administrar e intercambiar medios de producción. En ese esquema de libertad, el Estado captura una fracción de los recursos generados por el sector privado vía impuestos o endeudamiento (principalmente de aquellos sujetos que mejor les va) para privilegiar a ciertos individuos u organizaciones que necesitan ayuda, mediante transferencias unilaterales.
En Cuba la lógica es otra, y parte de una muy diferente concepción antropológica, pues el castrismo, como todo socialismo, no concibe al individuo sino a la sociedad como sujeto de derecho primario. Por lo que ha sido y sigue siendo enemigo de que cada persona sea libre para administrar su capital —incluida su fuerza de trabajo— o simplemente tenga verdadera propiedad.
En Cuba, al Estado monopolizar la ley y mediante ella los medios de producción, recibe directamente —no vía impuestos o deudas— el fruto de la labor de la nación en conjunto, y una vez centralizados todos esos recursos, reparte una porción entre el pueblo, según al Gobierno le parezca más conveniente. Una conveniencia que rara vez coincide con lo que es mejor para la ciudadanía.
Algunas semanas atrás, en la "entrevista" televisada a Miguel Díaz-Canel, este decía refiriéndose a lo que se reparte en las bodegas: "También se habla de por qué no subsidiamos personas y no productos. ¿En medio de esta situación le quitamos el subsidio a todo el mundo?"
Pero ¿será siquiera cierto que lo que se recibe por la libreta es subsidio?
Fidel Castro instauró la libreta de abastecimiento en 1962 como sistema de distribución y control de precios en su política estatalista de economía planificada. Los productos de esa "canasta básica normada" —hoy todos importados— se adquieren con esfuerzo y dinero que genera el pueblo. El Gobierno lo único que hace es intermediar la compra, pero en el proceso no hay ninguna redistribución de recursos, que es la esencia misma del subsidio. La libreta de abastecimiento no es un subsidio, es un mecanismo de reparto y control.
Lo que sí hay en ese mecanismo, debido a la ineficiente gestión de la burocracia castrista como intermediaria, es un encarecimiento que se refleja no en el precio, sino en cuán poco producto llega al pueblo. Pero, sobre todo, hay pérdida de libertad individual al dependerse del Gobierno para la alimentación.
El castrismo le quita el dinero al pueblo, se queda con una parte y la otra la maladministra, llegándole al pueblo solo una miseria por las bodegas y, de contra, le llaman a eso subsidio para que se les agradezca el sacrificio… Como diría Estelvina, el inolvidable personaje de Aurora Basnuevo en Alegrías de sobremesa, "¡qué gente, caballero, pero qué gente!"
Aunque es cierto que en todas partes —aunque no siempre— los gobiernos usan los subsidios para fomentar clientelismos políticos, el castrismo fue más allá y directamente convirtió a la ciudadanía, no en cliente del Estado (porque los clientes son personas libres), sino en dependientes del Estado. Y, en vez de administrar la riqueza redistribuyéndola desde los que más tienen a los que más la necesitan —que es lo que es un subsidio—, pasaron a administrar la miseria y el hambre —que es lo que es socialismo—.
En definitiva, el "subsidio" castrista, lejos de ser un regalo, es un anzuelo. Pero no el anzuelo simple tradicional, sino esos anzuelos triples químicamente afilados para pesca en aguas profundas donde los peces, confiados, muerden cebos plásticos sin saber que esa es su última cena. La única diferencia es que los peces reales se retuercen para no ser pescados, mientras el castrismo quiere que sus peces cubanos estén agradecidos… Y muchos lo están.
Opinión
En la Cuba post revolución, siempre han querido mostrar el paternalismo del estado hacia la población, para hacerla más dependiente y hacer más felices a los acomplejados que no se sienten capaces de mantenerse y mucho menos prosperar por sí mismos. Pero todo ha sido un engaño dirigido a las mentes más débiles (que no son pocas). Al ser el estado el único proveedor de empleo y servicios, este ya descuenta automáticamente los supuestos subsidios de los míseros salarios que controla. Aún ahora con la autorización del trabajo por cuenta propia, los impuestos que se cobran a ese sector son exagerados ,si se comparan con los de otros países como USA.
Ya empezaron los demócRatas a hacer campaña en contra de Trump.Estan locos por instaurar la libreta acá. Ya tienen a los afroamericanos y muchos latinos como esclavos votantes por welfare.Todo a costa de los que nos rompemos el lomo y pagamos taxes.No es ya negocio hacer overtime( tiempo extra) que te lo pagan a tiempo y medio, pues la mayor parte va para engordar parásitos.
Ja,ja, tranquilo carlito. Si eres un viejito chocho o pronto piensa retirarte los veneficios que tienes o tendrás es gracias a los democRatas como dices tú. Dime que hizo el payaso cuando estuvo en el poder para el de a pie que trabajan por el pan de todos los días, creo que los Repulsantes tenían las dos casas, el senado y la cámara baja. Te ayudo, el Trumpo endeudo el país en 7.8 trillones y los economistas le llamaron el Rey de las Deudas.
Salvaje: BENEFICIOS es con “B”.
El régimen siempre le echa mano al recurso paternalista de que el estado es magnánimo y misericordioso creyendo todavía que los cubanos del 2023 son los de 1960. . Si bien un litro de leche puede costar $0.50 en el mundo libre, para cualquier barrendero en esta ciudad para poner un ejemplo ( y lo digo sin ninguna exageración) es „peanuts“, considerando que ese mismo barrendero se puede comprar un menú para el almuerzo en McDonalds; doble chessburger, una porción de fries y una cocacola por €$4. Eso si Ronald no hace „una oferta del día especial“.
¿Qué son realmente €$O.50 para cualquiera de nosotros? Pero en Cuba es triste y vergonzosamenten una fortuna porque la economía de ese país estâ en la completa ruina por el capricho de unos alucinados que quieren hacerle creer a los cubanos en su delirio castrofascista que el mundo es peor fuera de allí cuando en realidad en la comparación han perdido la batalla.
Una verdad más grande que un templo. Rafaela, no sé como aún estás libre, eres un cuchillo en la garganta de esa dictadura. Felicidades por este artículo.
Muy bueno en señalar en escrito lo que sabemos, pero teníamos y tenemos miedo. Y hablando de otras cosas no he visto un T-shirt que diga “Tengo Miedo” en un cubano.
Excelente como siempre. Y para los ciegos, esta es la formula en USA de los democratas de turno.
No te me esconda cuando Trump tome el poder y empiece hacer payasadas. Dime que hicieron los congresistas cuando Trump estuvo en el poder por primera vez, dime algo que no seas escandaloso, algo que haya ayudado al de a pie.