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Sociedad

'Aquí no ha venido nadie. Nunca': a un año del huracán Ian, muchos cubanos siguen a la espera

'Estoy muy decepcionada con el Gobierno. Porque al final la gente más desamparada es la que sigue sufriendo', dice una pinareña damnificada.

Pinar del Río
Una de las viviendas destruidas por Ian en Pinar del Río que siguen a la espera de una solución.
Una de las viviendas destruidas por Ian en Pinar del Río que siguen a la espera de una solución. EFE

Sentado en una silla de ruedas, José María Puentes, cubano de 86 años, llora desconsolado. No solo por recordar cómo el huracán Ian destrozó su casa hace exactamente un año, el 27 de septiembre de 2022, sino porque desde entonces se ha sentido ignorado por las autoridades.

"Aquí no ha venido nadie. Nunca", dijo a los reporteros de la agencia EFE. Su esposa, Gregoria Fernández, de 85 años, trata de consolarlo mientras gotas de lluvia caen al suelo de la sala de su improvisada casa, junto a la carretera de La Coloma, el lugar de Pinar del Río por donde el fenómeno meteorológico, que azotó a Cuba como huracán de categoría tres, penetró en el país.

Las paredes son tablas de madera y el techo es una plancha de zinc que les consiguió e instaló su yerno con sus propios recursos. "Solo nos dieron una manta. Eso es lo único que nos han dado", dijo Puentes al mostrar la vivienda.

Según cifras del Ministerio de la Construcción (MICONS) cubano, luego de un año solo se ha recuperado el 43% de las más de 100.000 viviendas dañadas por Ian. Y de los 12.805 derrumbes totales, se han levantado apenas 427, el 3% del total.

En la carretera de La Coloma son visibles algunas de las que no han sido reparadas: se suceden las viviendas a medio reconstruir, algunas aún incluso sin techo.

De acuerdo con EFE, para estos pobladores Ian no se ha ido. Pero lo que más les duele, según confesaron una decena de ellos a la agencia española, es que se les haya dejado a su suerte.

Para llegar a la casa de Marta Travieso, de 74 años, solo hace falta localizar una escuelita muy bien pintada de azul cielo y con un busto de José Martí en la entrada, a un costado del kilómetro 16 de la carretera de La Coloma. Justo enfrente está lo que queda de su hogar: cuatro paredes sin techo.

"Ni una manta me dieron para poner ahí arriba. Cuando empieza a llover, tengo que coger el televisor, ponerlo encima de la cama y taparlo. El ventilador también tengo que taparlo, porque si no se moja. Tienes que tirarles nailon arriba, porque se chorrea todo. Y ahí estoy, aguantando como una mula", lamentó.

La escuela, en cambio, comenzó a reconstruirse dos días después del paso de Ian, de acuerdo con su relato.

A unos metros, Juan Pablo Ferreiro, de 49, muestra su impotencia: "Lo que puedo decir es que aquí no ha venido nadie. Hicieron un papelito (una planilla con las necesidades para su casa) y el papelito se volvió agua y sal", dijo.

Travieso decidió dejar de ver la televisión oficial porque le sube la presión cada vez que oye sobre la "recuperación de Pinar del Río".

A Ferreiro le pasa igual: "Están diciendo tantas mentiras que tú no sabes...". En su caso, asegura que con "el comandante (en referencia al difunto Fidel Castro) esto no pasaría".

"Yo quisiera hablar con Canel para decirle que se olvidó de Pinar del Río", comentó.

El gobernante, que en los días posteriores al paso de Ian visitó en varias ocasiones Pinar del Río y la prensa llegó a celebrar que lo hiciera hasta 11 veces, visitó La Coloma pero, según los vecinos, no se ha detenido en las viviendas de la carretera que lleva a esta localidad.

Sin camisa y descalzo, Juan Carlos Carrasco, de 50 años, habla del tabaco con dolor y enfado, a pesar de la importancia que ese cultivo tiene para Pinar del Río, primer productor del país y cuna de algunas de las hojas más afamadas del mundo.

"Son más importantes el tabaco y las casas de tabaco que las personas", lamentó. 

Según cifras oficiales, de las 12.000 casas de secado de la hoja de tabaco afectadas por el huracán, 3.816 (32%) ya se han reconstruido por completo y otras 1.180 (9,8%) están en proceso de construcción.

"A mí me dijeron que (la casa) estaba habitable. Yo perdí el techo entero y dos colchones que nunca me los han dado. Me los dio mi hija. A ella sí le dieron en Pinar del Río y me lo resolvió, porque a ella el ciclón no le hizo nada, y (aun así) le dieron la plancha (de zinc para el tejado)", contó a EFE.

Los vecinos relatan cómo han conseguido materiales de construcción, ya sea por el favor de un familiar, como el caso de Carrasco, o en bolsa negra.

Mientras pinta su casa, Dolores Rodríguez, de 48 años, aseguró que encontró planchas de zinc en grupos de revendedores en Facebook a unos 3.500 pesos cubanos cada una. Más o menos un mes de su sueldo como limpiadora y el de su marido pescador juntos, aseguró.

El Gobierno le dio solo la mitad del techo. Se las tuvieron que ingeniar para completar la otra mitad: "Uno tiene que vivir con lo que ha conseguido, porque el Estado no tiene para darle a todos", sostuvo.

En La Coloma el relato no cambia. Algunos habitantes apuntan a que las autoridades sí entregaron materiales, aunque reconocen que insuficientes, pero que hubo "desorganización". Varios subrayaron que quienes consiguieron cosas fueron "los de siempre", y otros, como Katiuska, de 44 años, no encuentran palabras para proyectar su estado de ánimo un año después del huracán.

"Yo particularmente estoy muy decepcionada con el Gobierno. Porque al final la gente más desamparada es la que sigue sufriendo. Es la gente que, se supone, debería ser la prioridad", remachó.

"(Nos) ignoran demasiado y eso es un dolor muy grande. Que tú quieres hablar con una persona y que te dé la espalda y que siga caminando y que no te responda (...). Yo en mi pecho tengo un dolor muy grande que a veces yo digo: '¡Ay, Dios mío!'", se lamentó con EFE.

Hace unas semanas, Miguel Díaz-Canel, durante una visita a la provincia, dijo que la clave de la recuperación está en que el Estado tenga la "capacidad para comprar los materiales de la construcción" precisos, haciendo referencia a las dificultades financieras del país tras más de tres años de grave crisis económica.

Precisamente, la falta de materiales para erigir o reparar las casas dañadas, y el déficit de mano de obra para auxiliar a los damnificados, ha sido la cruz de las autoridades, mientras que el Gobierno aseguró que parte del problema se debe a las dificultades económicas y para importar materiales por las sanciones de EEUU contra La Habana.

Ello, mientras la construcción de hoteles de lujo que permanecen casi desocupados por los turistas extranjeros no se ha detenido ni antes ni después de Ian.

Pinar del Río volvió a vivir la zozobra el pasado 29 de agosto, cuando lo azotó la tormenta tropical Idalia y el 60% de los clientes de la provincia quedaron sin suministro. Ese fenómeno sumó 1.018 viviendas más, según cifras oficiales, a la cifra de casas dañadas por los ciclones en menos de un año.

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