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Pobreza

El Gobierno de Villa Clara raciona miseria para los 'vulnerables', pero sin subsidio

El Portal del Ciudadano publica los grupos que recibirán el 'privilegio' durante el verano, pero obvia los precios.

Caibarién
Una bodega en Cuba.
Una bodega en Cuba. Cuba Photo/Flickr

Repitiendo la cacareada frase de que es "parte de la política de nuestra Revolución no dejar a nadie desamparado", el Gobierno de Villa Clara ha anunciado la venta desde este mes de julio, en toda la provincia y para ciertos grupos, de "algunos productos alimenticios en la red de bodegas subordinadas a las empresas de comercio municipales, EPICAI (Empresa Pesquera Industrial de Caibarién), tiendas CIMEX y Tiendas Caribe".

Según el Portal del Ciudadano Soy Villa Clara, sitio oficial del Gobierno provincial, "la distribución está dirigida a segmentos y grupos etarios que se consideran en condición de vulnerabilidad, y se realiza partir de potencialidades y capacidades productivas del territorio que no alcanzan para repartir a la totalidad de los núcleos".

"A la medida que se cuente con los recursos disponibles, llegará paulatinamente a todos, como se hace ahora mismo con el picadillo mixto", añadió la publicación oficial. A continuación, listó "beneficiarios": 2.666 embarazadas, 1.043 dietas especiales, 4.875 encamados mayores de 65 años, 100.310 niños de 0 a 13 años y 386 infantes con discapacidad severa.

En acápite aparte incluyó a 2.890 Combatientes del MINIT y de las FAR, distribuidos en 373 del Ejército Rebelde, 416 de la lucha clandestina, 270 incapacitados (de guerra), 1.676 pensionados y 107 familiares de caídos (en combate).

Algo incomprensible para la mayoría es que, si bien la nota establece que las ventas se destinan a segmentos vulnerables, aclara que "los precios de los productos serán sin subsidios, evaluando el costo y márgenes de utilidad mínimo que permita estar siempre por debajo de los diferentes actores económicos". La nota no especifica precios, ni si tendrán otras opciones aquellos que, precisamente por pertenecer a la categoría de "vulnerables", no tengan dinero para adquirir los productos.

El reparto es minucioso en su miseria: A las embarazadas se destinará un kilogramo de queso, un kilogramo de proteína, de cuatro a ocho panes de 70 gramos dos veces al mes, y seis productos de la empresa de Conservas y Vegetales (mermelada, condimentos, vegetales encurtidos y salsas) en los meses de julio y agosto.

Para dietas especiales habrá un kilogramo de queso, un kilogramo de proteína, cuatro panes de 70 gramos dos veces al mes y los seis productos en conserva, en igual período.

A los encamados se les venderá un kilogramo de queso, otro de proteína (a los de la capital provincial, dos kilogramos), cuatro panes de 70 gramos dos veces al mes y los seis productos envasados.

Para los niños con discapacidad severa, se distribuirá un kilogramo de queso, una tanqueta de cuatro litros de yogur y un kilogramo de proteína en julio y agosto, además de cuatro panes de 70 gramos dos veces al mes.

A los combatientes se les venderá un kilogramo de proteína en julio y agosto, cuatro panes de 70 gramos dos veces al mes, un litro de saborizante y los seis productos de la Empresa de Conservas.

Los niños de 0 a 13 años tendrán un paquete de galletas dulces de 500 gramos, un paquete de arroz de tres libras, y para los infantes del municipio cabecera habrá un litro de saborizante. Asimismo se venderá un kilogramo de proteína de julio a diciembre para toda la provincia.

En el caso de los niños de 7 a 13 años, solo los del municipio de Santa Clara recibirán dos kilogramos de proteína.

Se distribuirán dos unidades de picadillo mixto para todos los núcleos del territorio provincial. Habrá una venta especial de dos pomos de aceite a los 9.000 trabajadores del sector de la Salud, en una primera etapa.

Para poder efectuar las compras deberá presentarse la libreta de racionamiento. El Gobierno estableció un período de 24 horas para los productos lácteos y cárnicos, y de 72 horas para los enlatados. Pasado ese tiempo, se venderán de forma liberada.

Por último, se ha dado la tarea "al bodeguero" de comunicar a los beneficiados que han sido seleccionados para adquirir los productos, y que pueden ir a la tienda piloto a comprarlos. Deberán colocar además la información en la pizarra de cada bodega.

Las reacciones a este reparto de escasez no se han hecho esperar:

"Este país da cada día más pena. Y los precios a los que se los darán, ¿les alcanzará la chequera a los jubilados para comprar?", preguntó Teresa Gómez

"Y para Santa Clara, el doble, qué falta de respeto. Y los otros grupos de edades que se mueran de hambre. Hay muchos estudiantes preparándose para la prueba de ingreso que también tienen derecho a comer", criticó Karenia de la Torre.

Por su parte, Vivian Hurtado dijo: "Qué vergüenza, qué tristeza leer eso. ¡Vulnerable es todo el pueblo!"

"¿Hay que presentar el carnet de combatiente? No veo bien claro eso; hasta los que cumplieron misión internacionalista en Angola, si no hay control, eso va hacer un relajo", consideró Enrique López Duardo.

"¡Qué hazaña! ¿Y donde coño está la carne?", protestó Elis Ángela González. Mientras, Marisol Gárciga Ramos lamentó: "y de los 14 hasta los 64 que se caguen en la hora en que nacieron, porque no hay nada de nada".

"Aumenten el pan de la bodega para todos y acaben de dar el aceite y el café y el arroz atrasados", exigió Yamisleidy Monteagudo. "¡Pobres de nosotros, con niños estas vacaciones en casa!".

"Esto es una burla. ¿Cómo tienen esa cara tan dura? Nosotros somos un núcleo de cuatro y no estamos en ninguna categoría. Mi hija con 15 ya es adulta hace rato (…) lo que tienen que hacer es dar lo que deben, no le falten más el respeto al pueblo", dijo Yacenia Ruiz Bello.

"¿En serio? ¿Quiere decir, por ejemplo, que una persona encamada y que no tenga más de 65 años no tiene derecho a esa 'pequeña ayuda'?", cuestionó Lore CM.

"¿Por casualidad los niños de Santa Clara son más vulnerables que los demás? ¿El resto de los niños no tiene derecho a mejorar su alimentación?", cuestionó Mayra Belkys Espinosa. "¿Por qué no es pareja la distribución? ¿Acaso todos los niños no son iguales, o los hay especiales?", agregó Rocío Pérez.

Remigio Hernández, un residente en Estados Unidos, escribió: "Yo, que me fui de Cuba hace diez años, y soy la seguridad social de mi familia, por ende, quien sufraga todo allí, les pregunto: ¿dónde están los precios de este 'donativo' tan filantrópico? Sean coherentes y publiquen cuánto les va a costar de sus magras chequeras".

"¿Y los demás qué? ¿Nos morimos de hambre? No jodan. Soy mayor de 65, jubilada, trabaje 44 años para esta Revolución… ¿Y ahora qué lugar ocupamos los demás?", criticó María Pujol.

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Miseria planificada.