La cubana Rosa Edelis Guerra Rodríguez, de 32 años y con tres hijos menores de edad, decidió ocupar el 20 de abril un local estatal abandonado en el barrio de Pueblo Nuevo, en Trinidad, Sancti Spíritus, después que llevara cuatro años solicitándole al Gobierno municipal ayuda para poder tener una vivienda donde vivir.
"Yo he solicitado hasta casas en el campo y me han dicho que no. Tengo conocimiento de viviendas y locales cerrados desde hace muchos años y les he planteado a los funcionarios del Gobierno que me otorguen alguno y me dicen que no. Realmente no quieren ayudarme", señala a DIARIO DE CUBA Guerra Rodríguez.
La joven madre asegura que desde que ocupó el local ha recibido presiones y amenazas de toda índole por parte de funcionarios del Gobierno y la Policía para que lo abandone. Las autoridades han llegado al extremo de separarla de sus hijos y dejarla sola.
"Ellos tienen un control de las personas que me traen los alimentos, los citan a la Policía y los coaccionan para que no vengan a ayudarme. La directora de Educación Municipal fue quien dio la orden de quitar la electricidad apenas entré. Desde que estoy aquí he recibido tres citaciones de la Policía para decirme que debo irme o vendrán a sacarme por la fuerza", dice esta madre.
"En las citaciones policiales me han dicho que puedo ir presa de dos a cinco años por lo que hice. Precisamente por esa amenaza decidí enviar el 28 de abril a mis hijos a la escuela y aprovecharon eso para separarlos de mí y ponerlos bajo la custodia de mi madre, con la que no tengo buenas relaciones", añade Guerra Rodríguez.
Sobre la separación de sus hijos como método para obligarla a salir de la casa, esta madre espirituana explica que ''mandaron una comisión compuesta por policías y fiscales a casa de mi mamá y le dijeron que podían mandar a mis hijos para una casa de menores sin amparo filial, porque yo iría presa. Obligaron a mi mamá a firmar un papel haciéndose responsable de mis hijos. Desde ese día no los he podido ver más".
Al indagar sobre cuál es la actitud que piensa seguir Guerra Rodríguez, dice sin titubear: "no pienso moverme de aquí porque ellos (el Gobierno) no me dejaron opción y esto lo hago por mis hijos. Prometieron muchas cosas y no cumplieron. Prefiero ir presa o quitarme la vida. Seguiré luchando por el bienestar de mi familia".
A principios de abril trascendió por las redes sociales el desalojo de una madre holguinera con sus dos hijos de un local estatal en Sagua de Tánamo, quien había ocupado ese espacio porque la vivienda donde vivía se derrumbó de manera total.
El fenómeno de las "madres okupas" se extiende cada vez más por toda Cuba, un país golpeado por el grave déficit de viviendas.
En la capital cubana los derrumbes son frecuentes. Es en La Habana Vieja y Centro Habana donde se concentran la mayoría de los casos, debido a la antigüedad y falta de reparaciones de las edificaciones.
Aunque siempre las autoridades intentan sacar a las madres de los locales o casas que ocupan, en muchos casos estas mujeres logran quedarse.