La Embajada de Estados Unidos en Cuba reanudó el miércoles sus servicios consulares y la tramitación de visados, tras una pausa de más de cinco años, y a siete meses de que Joe Biden anunciara varias medidas que revierten políticas adoptadas durante la Administración de Donald Trump.
El anuncio de la normalización de los servicios en la sede diplomática se hizo oficial en noviembre último, tras una visita a La Habana de la secretaria de Estado Adjunta para Asuntos Consulares, Rena Bitter, y la directora de los Servicios de Ciudadanía e Inmigración de EEUU, Ur Mendoza Jaddou, con el viceministro cubano de Relaciones Exteriores, Carlos Fernández de Cossío.
Meses antes, Washington indicó que las visas de migrante proporcionan a las personas aptas para calificar dentro de esa categoría una vía de migración "segura y ordenada".
"Este cambio eliminará la necesidad de que los cubanos que solicitan visas de inmigrante en categorías de preferencia familiar viajen fuera de Cuba a Georgetown, Guyana, para sus entrevistas", indicó el Gobierno estadounidense.
Los Servicios de Inmigración y Ciudadanía de EEUU (USCIS, por sus siglas en inglés) están incrementando su personal en La Habana para tramitar de forma "eficiente" los casos y llevar a cabo entrevistas.
Desde el pasado 1 de septiembre la Embajada de EEUU en Cuba empezó a tramitar las solicitudes pendientes del Programa de Parole de Reunificación Familiar Cubana, que había sido suspendido también en 2017.
El cierre casi absoluto de los servicios de la Embajada de EEUU se produjo después del reporte de los primeros casos de incidentes de salud achacados a los presuntos "ataques sónicos" contra su personal y familiares en Cuba, que además afectó a funcionarios de la sede diplomática de Canadá y se ha reportado luego entre decenas de funcionarios de Washington en el mundo.
Hasta la fecha, ninguna de las investigaciones sobre el origen de los problemas neurológicos causados por tales sucesos han sido concluyentes. Mientras, La Habana ha rechazado cualquier responsabilidad en tales hechos y ha asegurado que se trató de una operación de la Administración Trump para torpedear el acercamiento entre ambos gobiernos.
Antes de la reanudación del servicio en la sede diplomática en La Habana, los cubanos viajaban a hacer sus trámites migratorios a Guyana, lo que suponía una carga económica extra que no muchos se podían permitir.
El reinicio de operaciones se produce tras unos meses de acercamiento entre Washington y La Habana, en los que la migración ha tenido un papel central, aunque La Habana sigue quejándose de que esos pasos son pocos y acusa a Biden de incumplir sus promesas de campaña de retomar la política de "deshielo" de la era Obama.
No obstante, Washington ha indicado que su política hacia el régimen de la Isla cambió tras la violenta represión de las protestas del 11J y que esta se centra en apoyar a la sociedad civil y en reclamar la liberación de los más de 1.000 presos políticos en cárceles cubanas.
La introducción de cambios en los trámites consulares en La Habana coinciden con el mayor éxodo de cubanos hacia EEUU de la historia reciente, y con el sobrecumplimiento en 2022 de la entrega de 20.000 visados a cubanos por vez primera desde 2017, algo que tampoco al régimen le parece suficiente.
Hasta el 30 de noviembre pasado, 290.338 cubanos llegaron a Estados Unidos a través de la frontera con México, de acuerdo con la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EEUU.
Asimismo, el sector Miami de la Patrulla Fronteriza de EEUU reportó que las llegadas de migrantes cubanos han aumentado en un 400% desde el 1 de octubre de 2022.