Cuando faltan pocos meses para que entre en vigor en Cuba la Ley de Protección de Datos Personales, los habaneros se quejan de la vulneración de su privacidad, a consecuencia de la escasa disponibilidad de tarjetas de recarga para la telefonía celular en los puntos del monopolio estatal de las telecomunicaciones, ETECSA.
Luego de dos horas recorriendo barrios cercanos, Alba Chávez tuvo que recurrir a la recarga directa mediante particulares, un servicio que implica exponer tu número telefónico a desconocidos, sin garantía alguna de protección de datos para los usuarios.
"No se siente seguridad ninguna con estas operaciones, realmente es incómodo. Sin embargo, estamos obligados porque es impensable que tengamos que esperar tres o cuatro días a que ETECSA haga su trabajo con el surtido regular de las tarjetas de recarga", se queja esta vecina de Cayo Hueso, Centro Habana, madre de una estudiante universitaria "que gasta más en datos móviles que en material de estudio, porque el chiste del Ministerio de Educación Superior es que todo el estudiantado tiene que estar online, lo mismo para acceder a los temas de estudio, que para hacer sus trabajos prácticos".
Las colas en las oficinas comerciales de ETECSA desaniman a cualquier habanero, que tiene que lidiar a diario con otras colas para conseguir alimentos.
"Quizá a muchos le parezca una bobería, pero tu número telefónico forma parte de tu privacidad. Cualquier mujer te podría contar anécdotas de acoso por parte de individuos a los que no conocen ni les ha dado su contacto. Ni sé de qué se trata la dichosa ley para proteger tus datos personales, pero sin garantizar las tarjetas de recarga es un absurdo total", remarca Chávez.
En las pautas que la Comisión Europea establece, por ejemplo, se consideran datos personales cualquier información relativa a una persona física viva identificada e identificable. Las distintas informaciones, que recopiladas pueden llevar a la identificación de una determinada persona, también constituyen datos de carácter personal. Esto significa que se consideran datos personales el nombre, la dirección postal, el número de identidad y el número telefónico.
Nicolás Molina se dedica a ofrecer el servicio de recarga directa en su barriada de Miraflores, Arroyo Naranjo. Asegura ser sumamente cuidadoso y no almacenar los contactos telefónicos de quienes acuden a realizar operaciones de recarga. "Pero entiendo que la gente se sienta insegura", dice.
"Es cierto que conseguir tarjetas de recarga es una verdadera proeza si no tienes conecto o alguna madrina o padrino en los puntos de ETECSA. Y, aunque ETECSA tiene disponible también el servicio de recarga directa, sus oficinas cierran temprano. Luego de las 5:00 de la tarde, tienes que morir conmigo", añade Molina.
Los particulares compran tarjetas de recarga a través de contactos en ETECSA o hacen recargas online en conexión con esos contactos.
Aunque tampoco sabe con certeza de qué va Ley de Protección de Datos Personales, Molina coincide en que resulta "un desparpajo aprobar una ley si no tienes las bases del andamio bien sólidas".
"La ventaja de la recarga directa es que puedes recargar el saldo que quieras, y no obligatoriamente tienes que comprar las tarjetas de 125, 250 o 500 pesos, que tienen al pobre siempre jodido", explica Molina.
Ni la Ley 149 ‒sobre la Protección de Datos Personales‒, ni la Resolución 58 ‒sobre el Reglamento para la Seguridad y Protección de los Datos Personales en Soporte Electrónico‒ han llamado mucho la atención del cubano de a pie. La casi totalidad de los habaneros consultados concordaron que en Cuba los derechos, incluso los elementales derechos del consumidor, no existen, o no funcionan a favor del ciudadano.
Según el texto de la ley publicado en la Gaceta Oficial, esta establece los principios, procedimientos y definiciones fundamentales para garantizar a la persona natural el derecho a la protección de sus datos personales que consten en registros, ficheros, archivos, bases de datos u otros medios técnicos de tratamiento de datos, sean físicos o digitales, de carácter público o privado.
Entre los propósitos de la normativa, se incluye velar por el debido respeto a la intimidad personal y familiar, la propia imagen y voz, honor e identidad personal. Regular el uso y efectivo tratamiento de los datos personales e información pública por parte de las personas o entidades públicas y privadas responsables o encargadas de estos. Contribuir a promover, fomentar y difundir una cultura sobre su protección en la sociedad.
Aunque la normativa reconoce los derechos de las personas sobre sus datos personales, y que tienen la potestad de oponerse a la divulgación de estos, el régimen se otorga la prerrogativa de autorizar la transferencia de datos personales dentro del territorio nacional, a solicitud de los responsables o encargados de tratamiento de datos: esto es toda la estructura del Ministerio del Interior.
"No es primera vez que los cubanos de a pie pagamos los platos rotos. Cuando hace años ETECSA inauguró el servicio de recarga desde el exterior, dejó en la cuneta a los que no recibimos remesa ni recargas. Tuvimos que recurrir a autorrecargarnos con la consiguiente 'multa' y la vulneración que propicia tu número telefónico dando vueltas por ahí", recuerda Alejandra Godínez, licenciada en Contabilidad y víctima de acoso por parte de desconocidos en varias ocasiones en las "que tuvo que recargar directo con particulares, y eso es mucha coincidencia".
Cabe recordar que la mayoría de la población cubana no recibe remesas ni recargas telefónicas desde el extranjero.
"Pero qué podemos esperar de un Gobierno que ha permitido, todos estos años, la circulación (ilegal) de la base de datos actualizada de ETECSA de todo el país. Si esa vulneración ya está enraizada desde la propia institucionalidad, cómo suponen que van a proteger nuestros datos personales", señaló Godínez.
