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Tabaco

El huracán Ian en San Juan y Martínez, y el desastre del tabaco cubano

'Por aquí, por esta carretera, han pasado son muchos policías y boinas negras, pero ayuda ninguna', dice un veguero.

Pinar del Río
Instalaciones para el tacabo destrozadas por Ian.
Instalaciones para el tacabo destrozadas por Ian. Diario de Cuba

El municipio tabacalero San Juan y Martínez, junto a la Coloma, San Luis y Viñales, todos en Pinar del Río, fueron los territorios más afectados por el paso del huracán Ian, de categoría tres en la escala Saffir-Simpson. La carretera central que comunica la cabecera provincial de Pinar del Río con San Juan y Martínez continuaba este jueves obstruida por la masiva caída de árboles y postes eléctricos, obligando a los conductores de vehículos que se atrevían a realizar el trayecto a sortear numerosos obstáculos.

Dentro del término municipal se encuentran Las Vegas de San Julián, donde se cosecha el que es considerado uno de los mejores tabacos del mundo. Todas las casas de tabaco y los almacenes fueron dañados o destruidos por Ian, incluso casas de mampostería construidas antes del triunfo de la Revolución fueron derribadas por la fuerza de los vientos. Toda la cosecha habría quedado dañada, y seriamente comprometida la próxima siembra.

Según información del sitio oficial Cubadebate, de los 155 depósitos para tabaco de la empresa Tabacuba en San Juan y Martínez, 151 se reportaron como derrumbes totales. De las 27 casas de escogidas, 15 fueron destruidas totalmente, dos quedaron con daños parciales y siete con el techo dañado. Las 38 casas de cura controlada están en el suelo. De las 1.792 casas de cura de los campesinos, 1.739 se derrumbaron y se perdieron los 8.400 canteros del territorio, es decir, la semilla para la próxima cosecha.

Para escuchar la voz de los campesinos, llegamos hasta la comunidad El Vivero, del municipio San Juan y Martínez, a la vivienda —o lo que queda de ella— del campesino tabacalero Bartolomé Ramos Hernández, de 60 años de edad, conocido por sus vecinos como "Coco".

"El ciclón acabó por aquí, se llevó todas las casas que no eran de mampostería. La vegetación se aplastó. No aguantaron ni algunas ceibas y palmas, ni las algarrobas sobrevivieron. Mira, ahora tenemos aquí una nueva visual, desde aquí se ven comunidades que antes no se veían a lo lejos por los árboles", señaló Ramos Hernández.

"No tengo palabras para describir lo que pasamos. Aquí solo evacuaron las zonas bajas, todos los demás tuvimos que arreglarnos como pudiéramos. Yo me quedé en la casa para cuidar las pertenencias. Cuando empezó a batir el huracán por la madrugada, me metí en el closet, pero a las 2:00 de la madrugada, cuando empezaron a volar las planchas del techo, cogí miedo y me metí debajo de la cama, donde me empapé con el agua que comenzó a inundar la casa. Fue terrible, las planchas de zinc volando por todas partes. Después de las 8:00 de la mañana aflojó un poco el viento y pude salir de debajo de la cama. Me cayó un pedazo de madera del techo en un pie y estoy lesionado, pero no he podido ir al médico; total, es por gusto, ni para hacer placas hay, solo mandan reposo. Imagínate."

En resumen, "perdí el techo de la casa y se me mojaron los colchones. Las dos casas de tabaco se desbarataron y perdí totalmente la cosecha, alrededor de 45.000 posturas. A mis tierras no ha venido nadie del seguro y las oficinas del seguro en San Juan y Martínez están cerradas; pero, de todas formas, cuando vengan ellos pagarán lo que entiendan y al precio que pongan, eso no me resolverá nada ni recuperaré la inversión. Todos los campesinos de por aquí estamos en la misma situación y no sabemos cómo vamos a hacer la próxima cosecha si no hay recursos, ni créditos, ni semilla, ni nada. Por ahora, se acabó el tabaco en San Juan y Martínez", lamentó el veguero.

"Al Vivero no ha venido nadie del Gobierno a evaluar los daños y ofrecer ayuda. Dicen que abrieron una oficina en San Juan y Martínez para presentarse y declarar las afectaciones, y que le dicen a los campesinos que la Revolución no abandona a nadie, pero que ahora no hay nada que entregar. Yo no sé qué será de nosotros, los campesinos tabacaleros, ni de qué vamos a vivir. Por ejemplo, no ha venido más pan, ni mandados, ni sabemos cuándo vendrá la electricidad. Por aquí, por esta carretera, lo que han pasado son muchos policías y boinas negras, pero ayuda ninguna", concluyó.

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Las industrias de sobremesa: azucar, tabaco y café, pilares de la economía cubana han pasado a la historia. La falta de electricidad afecta la exigua alimentación del pueblo porque no hay como refrigerar y conservar los alimentos, los equipos médicos de los hospitales no pueden funcionar, tampoco los dentistas pueden trabajar, solo por poner tres ejemplos de la secuela que hay tras la falta de electricidad. ¡Ay Jesús, cuanta destrucción!