El Centro Comercial Carlos III, inaugurado en octubre de 1997 por la corporación CIMEX y hoy Plaza Carlos III, es el mayor complejo de tiendas de La Habana y, por tanto, de Cuba; sin embargo, para muchos de los que lo visitan no representa más que "un gran museo": se va a mirar sin poder comprar.
Con sus cuatro pisos de galerías y un edificio de estacionamiento anexo, el centro comercial fue acondicionado para ventas en Moneda Libremente Convertible (MLC), el diabólico engendro gubernamental para expoliar las divisas de los cubanos con magras ofertas a precios astronómicos.
Un pequeño departamento quedó asignado para local de la tienda virtual EnvíoCuba, registrada en Canadá, y solo el llamado mercadito fue destinado a la venta controlada en moneda nacional a la población, por la libreta de racionamiento. Unas cafeterías a precios inflacionarios, donde un plato de espaguetis cuesta 300 pesos, y unos caros aparatos eléctricos, completan el desolador panorama.
En la parte trasera del centro se aglomeraban esta semana los consumidores correspondientes a bodegas de los consejos populares Príncipe y Pueblo Nuevo, del municipio Plaza de la Revolución. A pesar de que la rústica pizarra informativa anunciaba otros productos, la única oferta existente era un paquete de pollo y un litro de aceite por núcleo a las bodegas que les tocaba comprar, según la rotación establecida por las autoridades.
"Hoy le toca comprar a mi bodega y espero alcanzar pollo y aceite", dijo un hombre que aseguraba estar en la cola desde las 5:00 de la mañana. "No me toca comprar de nuevo hasta octubre. Esto es candela aquí, pero lo que no puedo es alterarme".
La aglomeración de personas en la parte trasera de la Plaza Carlos III para comprar en el mercadito, contrastaba con el desierto panorama interior del complejo de tiendas. Bajo un calor insoportable, los dependientes se abanicaban en la rampa de acceso, mirando de soslayo hacia sus departamentos por si algún extraviado cliente entraba a los mismos.
"Las consolas para el aire acondicionado están trabajando, pero hay roturas y no enfrían bien", dijo una de las dependientas. "Desde hace tiempo trabajamos en estas condiciones. Esto está muerto, desde que pasamos a MLC se vende poco. Lo que más se vende son los pocos productos alimenticios que se sacan de cuando en cuando, pero en general se mantiene el complejo como lo ves, con pocos clientes. Para el nuevo curso escolar no se ofertó nada", finalizó para continuar abanicándose.
En las tiendas de electrodomésticos, por citar ejemplos, los precios están por las nubes. Un televisor pantalla plana cuesta 836 MLC; un acondicionador de aire pequeño, 513 MLC.
Esas cifras son prohibitivas para los cubanos de a pie que no reciben remesas desde el exterior. El MLC ronda en el mercado negro los 155 pesos, por lo que el televisor le cuesta a un ciudadano que vive de su salario 125.400 pesos, cifra a la que no llegará ni ahorrando toda su vida.
La antigua actividad comercial en los alrededores de Plaza Carlos III ha sido sustituida por filas de jubilados que venden en los portales cigarros y artículos diversos, pero de poco valor. La decadencia del gigantesco complejo, supuesto líder de las ventas minorista en moneda fuerte, es evidente.
Visite este lugar en el 2006 y me dio repugnancia, es otra mierda
Pronto comenzará la batalla del rey Carlos ||| cuando saquen cervezas y chispa de tren por la libre y los guapetones de boca vayan a pelear por sus vicios y penurias y culpar al embargo por su situación y los glotones del gobierno riéndose de ellos detrás de los cristales mirándolos como se matan entre ellos.
el Carlos III de Inglaterra es también una pieza de museo.
¡Vaya un mercado que aún no se cae (demasiado)!