En Camagüey, como en toda Cuba, se ha desatado un movimiento de familias okupas que, ante las necesidades habitacionales, invaden toda suerte de locales vacíos, especialmente inmuebles estatales, bajo la premisa de que, cuando hay niños involucrados, las autoridades no pueden proceder al desalojo o extracción de los ocupantes ilegales.
En un recorrido por la cabecera provincial, conocimos que la logia fraternal La Perseverancia, en Independencia y San Clemente, fue ocupada desde hace un mes por seis familias procedentes de diversos lugares, como el municipio Najasa.
"Este espacioso local estaba vacío. Sé que aquí había una logia, pero no se reunían desde hacía mucho tiempo, y nos metimos porque no teníamos donde vivir", dijo una de las ocupantes, conocida como Fify.
"Vinimos con varios niños, el más pequeño de dos años de edad. La delegada del Poder Popular, Milady Barroso, nos dijo que con niños no podían sacarnos de aquí hasta que nos dieran casas para vivir. Estamos esperando solución a nuestros problemas, pero de aquí no nos vamos", añadió.
La carnicería de la Empresa de Comercio ubicada en la calle Horca esquina a Carmen fue ocupada por una familia con tres hijos menores.
"Entramos en la carnicería cuando la pandemia", explicó uno de los ocupantes. "El local estaba cerrado y nosotros lo arreglamos porque no teníamos donde vivir".
"Somos un caso social, pero no recibimos ayuda del Gobierno. El intendente nos prometió una casa en el reparto Los Coquitos, pero esa promesa no se ha cumplido, y aquí seguiremos hasta que cumplan con nosotros", agregó el hombre, que prefirió no identificarse.
Asimismo, en el antiguo bar de San Clemente y Hospital se instalaron hace dos meses tres familias con niños, según informaron los vecinos porque los ocupantes se negaron a ofrecer declaraciones, al igual que la familia que entró en la carnicería de San Fernando 57 entre Triana y Tío Perico, en la propia ciudad de Camagüey.
Los ocupantes del edificio de Avellaneda y Tío Perico, antigua delegación de Finanzas y Precios, sí dieron su testimonio. Yusmila Echavarría Castro, pensionada de 41 años de edad, dijo que cuatro familias viven en el lugar desde hace año y medio.
"En total somos 14 personas, incluyendo diez menores de edad y un discapacitado. Primero fuimos a dormir a la sede del Gobierno y a la sede del Partido Comunista porque no tenemos casa. Ellos nos mintieron porque nos dijeron que nos darían albergues y no lo hicieron. Entonces, conocimos de este inmenso local abandonado y en derrumbe, que lo tenía el Ministerio de Turismo para hacer un hostal. Rompimos la puerta y entramos. ¿Cómo van a hacer hoteles en Cuba cuando hay niños durmiendo en la calle?", cuestionó Echavarría Castro.
"Me pagan una chequera de 2.620 pesos que no me alcanza ni para los medicamentos del niño. Este local está inhabitable y declarado en derrumbe. Cuando llueve y luego sale el sol, se caen pedazos del techo. El intendente nos engañó y se lo digo a cualquiera. Nos prometieron casas y recursos en 15 días y llevamos más de año y medio esperando", se quejó la mujer.
Otra madre okupa del inmueble estatal, Nery Céspedes Martí, declaró que antes las familias implicadas vivían "en cuarterías y habitaciones alquiladas del reparto Las Mercedes".
"Pasamos mucho trabajo para vivir aquí. Pusimos la corriente como pudimos, pero los breakers se disparan constantemente cuando cocinamos, y casi siempre tenemos que cocinar con leña. La cisterna no se puede limpiar, y para tomar agua la cargamos en cubos de la acera de enfrente, de las oficinas de la Dirección Municipal de la Vivienda. Tenemos dos baños en derrumbe que no alcanzan para cubrir las necesidades de todos. Estamos desesperados, viviendo como animales, pero no nos vamos de aquí hasta que nos den casas", concluyó Céspedes Martí.
¿Y esos hoteles de lujo no son cuarterias?