Así las tiendas virtuales en dólares ganan dinero con el hambre de los cubanos

Ramón Abreu compró algunos alimentos para su abuela en Cuba a través del sitio Supermarket23: un frasco de aceite de soja, un kilogramo de leche en polvo, dos kilogramos de pollo, picadillo de res y un paquete de café La Llave. Total de la compra: casi 40 euros.

Al pagar con su tarjeta bancaria, recibió una confirmación de TropiPay, un conocido monedero electrónico. La empresa que le cobró, en cambio, se llama Titanes Money Zaragoza, una entidad de envíos de dinero autorizada por el Banco de España a operar como gestor de transferencias al exterior, y con licencias de operación en países como Francia, Italia y Alemania. 

Supermarket23 le indicó además que podría tratar cualquier incidencia con el envío en teléfonos de atención al cliente en 11 países, entre ellos Canadá, Estados Unidos, Argentina, Australia y Chile.

El servicio de la plataforma aclaró al cliente que la entrega se produciría en 72 horas. Tres días después, recibió un correo de confirmación que le avisaba que el reparto había sido realizado. El distribuidor aparecía en la factura: Aday Pérez González - Migue Cubataxi. Su abuela, al otro lado de la línea telefónica, se escuchaba rebosante de felicidad.

Abreu me contó todo eso lleno de dudas: ¿cómo hace para funcionar tan bien una empresa de entrega de alimentos en Cuba, donde todo funciona mal, se demora o falla? ¿Cómo se transfiere el dinero pagado a cuentas en la Isla si las transacciones financieras son perseguidas por el Tesoro de EEUU, según La Habana?

Y, siguiendo con el "bloqueo", argumento favorito del régimen para explicar las privaciones que sufren los cubanos, ¿cómo hacen tales negocios para burlarlo y poner en la Isla paquetes del café marca La Llave, nacido en Cuba pero reasentado a partir de 1967 en Los Ángeles, EEUU?

Muchos emigrados cubanos se hacen las mismas preguntas. La red de tiendas que venden productos en moneda extranjera para su entrega en Cuba han florecido y son hoy pujantes pasarelas donde los cubanos residentes en el extranjero pueden comprar desde un refrigerador o un cerdo en púa entero y listo para asar hasta caramelos para ser entregados en la mayoría de las principales ciudades de Cuba. 

Ramón me dice que por los mismos productos que eligió para la compra de su abuela él no paga ni 20 euros en el supermercado de su barrio en Madrid. He ahí otro enigma: ¿cómo se forman los precios en esos mercados? ¿Por qué allí un paquete de sorbetos de 150 gramos vale casi ocho dólares y el de papel sanitario que toda la vida costó 1.20CUC en las TRD cubanas, más de cinco?

En los últimos años, tras la apertura de la red de tiendas en MLC de los militares, muchos productos que antiguamente eran vendidos en la red de comercios en pesos convertibles "se mudaron" allí. Por ejemplo, el refresco en lata y frasco de plástico Ciego Montero. Hoy, si se quiere conseguir, lo mejor es dirigirse a las tiendas virtuales.

La prensa oficial indicó días atrás que las deudas y problemas con el suministro de aluminio han afectado la producción de esas bebidas, favoritas de los niños cubanos. No obstante, si usted entra a MallHabana.com, además de bebidas importadas como Coca Cola y Sprite, encontrará que la caja de refresco de naranja Ciego Montero de 24 unidades está disponible por 20 dólares, mientras que el blister de seis pomos de litro y medio de refresco TuKola de la misma marca cuesta 13.55. 

El déficit de leche, que ha obligado a empresas estatales como la de Productos Lácteos de Las Tunas a recurrir a la soja para que no se paralice la producción de helados, ha sido achacado por las autoridades al precio del producto en el mercado mundial y a que ha tenido que buscar ese alimento en lugares remotos, como Nueva Zelanda.

De ahí que sea cuando menos sospechoso que Katapulk ofrezca cinco kilogramos de leche en polvo por casi 60 dólares (más el regalo de una recarga telefónica) y una caja con 24 latas de leche condensada por 48. El paquete de diez kilos en Mall Habana sale a 93,55. Supermarket23 y la mayoría de los negocios de su tipo tienen diversas versiones del producto.

Todo lo anterior solo sería una curiosidad si no se tratara de negocios que venden alimentos en Cuba, un país donde en mayo las autoridades no cumplieron con la entrega del pollo de la libreta de racionamiento debido a la caída de las compras en EEUU, uno de sus principales proveedores del alimento. 

¿Habrá llegado a la conclusión el régimen de la Isla de que, ante la caída del flujo de remesas tras las sanciones de Donald Trump y la salida del país de Western Union, una forma de volver a hacerlas fluir es profundizando las carencias de los cubanos para que sus familiares emigrados se ocupen de alimentarlos?

Aparte del Estado cubano, ¿quiénes más se benefician de este negocio? Cubanet reveló recientemente los lazos existentes entre Supermarket23 y la empresa Alcona, parte del grupo Flora y Fauna, que administra el viejo comandante de la Revolución Guillermo García Frías. Si ello es cierto, parte del dinero que Ramón Abreu pagó para alimentar a su abuela fue a esos bolsillos.

Por otro lado, es público que Katapulk pertenece al cubanoamericano Hugo Cancio, con negocios en Cuba que se remontan a la década de 1990, y Mall Habana al español José Carlos de Santiago, presidente de la empresa española Goldblack y accionista de la aerolínea Plus Ultra. 

Pero, además de estas, hay al menos 24 negocios de este tipo, además de emprendimientos que hacen envíos desde países específicos a la Isla, con una oferta menos abundante y una logística frágil. Todas prometen lo mismo: proveer a tu familia de aquello que las autoridades locales, que administran casi todo lo que se produce en Cuba, no son capaces de poner a su alcance.

No hay cifras públicas de los ingresos de estos negocios. Nada se sabe de cómo importan sus productos, a qué precios los pagan a las empresas estatales o a los proveedores extranjeros. Lo que sí resulta notorio es que todos lucran con las carencias de los cubanos de la Isla y el desvelo de quienes se fueron con la esperanza de llevar una vida más digna que quienes se quedaron.