Poco después de la apertura en Cuba de las tiendas en Moneda Libremente Convertible (MLC), quedó claro para los cubanos dentro de la Isla que, ni contando con familiares en el exterior que les garantizaran el dinero en sus tarjetas magnéticas para realizar las compras, se librarían de permanecer hasta ocho horas en una cola para adquirir productos de primera necesidad. Y eso, en el mejor de los casos; en el peor, las tiendas estarían desabastecidas.
Por eso, muchos cubanos residentes en el exterior han optado por utilizar plataformas de venta online para hacer llegar los productos más básicos a sus familiares en la Isla.
Tras la desaparición de Valija Roja, una empresa de envíos a Cuba radicada en Europa y blanco de una redada publicitada por la prensa oficial cubana, muchos emigrados empezaron a usar otras plataformas en internet privadas o del Estado cubano, como Bazar Regalo, Supermarket 23, Havana Gardens, MallHabana, Globestar, Katapulk, Alabao y La Jabalina. El denominador común de estas plataformas es que el pago solo puede realizarse desde el exterior, mediante tarjetas Visa, Visa Electron, MasterCard y Maestro.
El beneficiario en Cuba recibe en la puerta de su casa envíos que, en la mayoría de los casos, consisten en combos de alimentos y otros productos de primera necesidad. En sitios como Habanabell los combos son solo de productos de aseo.
Uno de los combos que oferta la tienda Alabao incluye de ocho a 12 libras de cocote de cerdo, tres libras de costilla, cinco libras de chuleta de lomo, dos libras de jamón lasqueado, 15 cabezas de ajo, tres libras de frijoles, tres piñas o cuatro libras de fruta, cinco libras de viandas, cinco libras de vegetales, una libra de ají y una botella de vinagre o vino seco. El precio, 189 dólares (unos 4.870 pesos al cambio oficial), supera el salario de dos meses de muchos cubanos.
"Los que no recibimos remesas del extranjero y solo tenemos nuestros salarios no tenemos acceso a ninguno de los servicios que impliquen el pago en divisas, ya sean ofertados por el Estado o por agencias privadas", señala Idalmis Estévez, bibliotecaria de una escuela primaria, cuyo salario mensual es 3.500 pesos.
"Al Gobierno siempre le sobran críticas contra cualquier iniciativa que no pueda controlar o de la que no pueda obtener ganancias, pero nunca admite que las tiendas en MLC fueron las que primero trazaron esa línea entre cubanos que reciben remesas y los que no. Las trabajadoras cubanas tenemos el acceso vedado a estas tiendas, pues la única manera de comprar divisas extranjeras es en el mercado negro", donde el dólar ronda los 65 pesos y el euro supera los 80, añade Estévez. "Muchísimo menos podemos acceder a los servicios de agencias extranjeras dedicadas al envío de combos de alimentos y aseo personal fundamentalmente".
"La única opción que tiene una madre cubana, empleada del Estado y sin parientes fuera de Cuba, para conseguir la comida que se ajuste a su salario, son los mandados de la bodega y pernoctar días enteros ante las tiendas de moneda nacional con la esperanza de que la surtan 'as tres gracias': pollo, salchichas y picadillo", comenta Estévez.
"Aunque un trabajador cubano se vuelva loco y decida tirar la casa por la ventana, no puede acceder a estos servicios por la limitante de que solo puedes hacerlo si estás fuera de Cuba. Es decir, no es como el negocio informal de la oferta de recarga desde el exterior que ofrece ETECSA, que puedes adquirirla desde aquí pagando una tarifa extra", dice Guillermo Perdomo Castillo, chofer en una empresa de transporte estatal, mientras espera su turno en la cola para comprar carne de cerdo, a 170 pesos la libra, en una feria estatal.
"Pero todos los impedimentos para acceder a estos servicios, junto a las enormes diferencias sociales que provocan, son total responsabilidad del Gobierno: una planificación económica que tiene más ingredientes ideológicos que respuestas reales a las necesidades básicas del cubano promedio, más el tiempo que invirten en culpar al bloqueo y no en comprender que tuvieron 60 años para enmendar su atasco, los obligó a depender de esos cubanos que sudan en el capitalismo para ayudar a los familiares que dejaron aquí en el socialismo", expresa Perdomo Castillo en coincidencia con la opinión de muchos habaneros encuestados.
"¿Quiénes pueden comprar en las surtidas tiendas de MLC?", cuestiona. "¿Quiénes pueden recibir esos combos de alimentos, de aseo personal y hasta de medicamentos? ¿Quiénes somos los que sobrevivimos, mes tras mes, con la bota del racionamiento en el cuello, machucándonos la existencia en colas para 'productos liberados, pero controlados'? La respuesta es más que obvia y dolorosa: a este trabajador, padre de tres hijos menores de edad, con 30 años esperando que se cumpla la promesa de poder sustentar a su familia con su salario, solo le queda envidiar a ese otro cubano que tiene la bendición de que un familiar suyo haya escapado de este infierno", lamenta Perdomo Castillo.
Recientemente, el régimen aseguró que 300 millones de dólares, recaudados con las ventas de las tiendas de MLC, fueron invertidos para abastecer las cadenas de tiendas y establecimientos que operan en moneda nacional. Cubanos como Gloria Céspedes Morán, que viven pendientes de lo que puedan comprar en esas tiendas, rechazarn esas afirmaciones.
"Una mentira, o por lo menos una tremendísima exageración, que millones de cubanos que no recibimos remesas familiares podemos desmontar. Esos mismos millones de cubanos que, de ninguna manera, podemos aspirar a los servicios y ofertas de estas agencias de envío de alimentos", agrega Céspedes Morán, educadora de un círculo infantil y madre de dos menores de nueve y 11 años de edad.
"Mientras yo tengo que estirar con agua la leche para mis hijos, que obligatoriamente tengo que comprar en el mercado negro a más de 300 pesos el kilogramo, en cualquiera de esos combos está incluido este alimento que el Gobierno suprime a los niños después que cumplen siete años de edad", criticó Céspedes Morán y mencionó el criterio extendido entre los cubanos de que el régimen es uno de los principales proveedores de los productos incluidos en los combos que pueden adquirirse en las tiendas online.
"Muchísimos de esos productos los encuentras en las estanterías de cualquier tienda en MLC, y antes del reordenamiento podías comprarlos en las tiendas del difunto CUC", afirma Céspedes Morán. "No sería la primera vez que el Gobierno le juega sucio al cubano de a pie, quitándonos lo poquísimo que tenemos para supuestamente generar divisas".
"Cuando cerraron las fronteras por el Covid y ya el turismo extranjero no era el principal consumidor de esas tiendas, y después la Western Union cerró su contrato con el Gobierno cubano dificultándole el control sobre las remesas, se dispararon los envíos de estos combos. Y, si esos productos no están disponibles en las bodegas, ni en las carnicerías, ni en los agromercados estatales, ni en las tiendas de moneda nacional, ni en los comedores escolares ni hospitales, no hace falta ser una persona contrarrevolucionaria para saber que, durante todos estos años, el Gobierno ha sido el verdadero acaparador y el verdadero revendedor", concluye Céspedes Morán.
No van a resolver sus problemas hablándole a un periodista independiente. Tienen que salir a las calles y no esperar a un llamado Yunior para organizar nada. Tienen que hacer como hicieron el 11J
El 11J no se hizo más que marchar y vociferar. Lo que hay que hacer es convocar a una acción secreta sin anunciar fecha y lugar pues el factor sorpresa es esencial y tomar acciones militantes como vandalizar patrullas rompiendo los cristales, pinchando las llantas, echando arena en el tanque de gasolina; incendiando edificios del gobierno, tumbando estatuas de Lenin, Che, Allende, etc. Esa es la manera de hacer contrarrevolución; marchando y vociferando no se tumba a una dictadura; hay que actuar y cuando se vea que hay decisión, los mismos esbirros se pondrán de parte del pueblo
Hay que tomar ejemplo de los países de Europa Oriental. Se sacudieron el comunismo actuando, no vociferando.
PATRIA Y VIDA
Desde que el régimen con los llamados "viajes de la comunidad" a finales de los 70's descubrió que le podían entrar dólares sin liberar el centralismo soviético de la economía, no ha parado como una sanguijuela de chupar a todo el que entra a Cuba. Que comienza ya con los trámites consulares. Y se vuelve sofisticado, ahora quiere que los cubanos "inviertan"