La Constitución vigente en Cuba establece entre los requisitos para ser presidente de la República "tener hasta 60 años de edad para ser elegido en este cargo en un primer periodo". Se trata de un cortafuego claramente establecido para bloquear a cualquier aspirante de la generación histórica o de la siguiente con ambiciones, lo cual tiene que ver más con los líos internos de la elite en el poder que con un análisis sosegado sobre si es razonable la existencia de algún tope legal de edad para aspirar a ser presidente.
El problema de Cuba no ha sido la edad de los presidentes, sino su visión retorcida sobre la naturaleza del poder en sí, cuestión común entre los hermanos Castro, el propio Miguel Diaz-Canel y la elite y partido que los han sustentado. Por ello vale la pena que se debata sobre el asunto de la edad, entre otras cosas, por las implicaciones pragmáticas que podría tener para el país esa limitación constitucional.
El siglo XX fue el de los regímenes totalitarios más atroces que han existido, pero también fue el que puso a prueba la entereza y vocación de servicio de políticos que hoy son reconocidos internacionalmente, como es el caso de Konrad Adenauer, Winston Churchill, Charles de Gaulle, Margaret Thatcher, Ronald Reagan, Helmut Kohl, Patricio Aylwin y Violeta Barrios de Chamorro, por citar algunos.
Ya sea en la generación de prosperidad para sus países, en el enfrentamiento al fascismo o al comunismo, la reconstrucción de su nación después de una guerra o su reunificación, la transición democrática después de una tiranía; todos marcaron una impronta en sus respectivas sociedades, y algunos con alcance internacional.
Pero un dato común en casi todos es que fueron elegidos jefes del Poder Ejecutivo con más de 60 años, destacando el caso de Konrad Adenauer, que entró con 73 años y, mediante renovaciones, salió con 87; el de Winston Churchill, que entró con 66 y salió con 81; el de Charles de Gaulle, que entró con 69 y salió con 79; o Patricio Aylwin, primer presidente del Chile posterior a la dictadura, que entró con 71 años y salió con 75; la nicaragüense Violeta Barrios, entró con 60 y salió con 67. Algunos, como Helmut Kohl o Thatcher, entraron con 52 y 53 respectivamente, pero, al ser renovados en sucesivas elecciones, el primero salió de la cancillería federal a los 68, mientras que la inglesa dejó el número 10 de Downing Street a los 65.
Como en muchos asuntos de la vida, no se puede generalizar ni en lo negativo ni en lo positivo, pues también hay ejemplos de gobernantes adultos mayores que han sido una vergüenza. Lo cual indica que también pareciera ser importante el perfil psicológico de la persona, pues un narcisista o psicópata, con independencia de su edad, va a ser un desastre.
Hechas estas precisiones, hay evidencias históricas de que la madurez que aportan los años vividos puede ser una aliada en el servicio público. Hay quien afirma que conforme a más edad, además de más experiencia, tienes menos impulsos, más control, eres menos ambicioso, te permites pensar de una forma más reposada: la madurez ayuda a ponderar mejor las cosas.
En la actualidad la política está siendo impactada por el avance vertiginoso de la tecnología y de exigencias no esenciales en la vida no virtual, que es en la que viven millones de familias. Por ejemplo, hoy una campaña electoral e incluso la forma de interactuar con los ciudadanos en el ejercicio del gobierno tiene poco que ver, en cuanto a los canales y códigos de comunicación, con décadas pasadas. Sin embargo, la naturaleza de la política y del poder sigue siendo la misma, igualmente las exigencias éticas. También las necesidades primordiales de la mayoría de las familias siguen siendo las mismas: alcanzar una vida digna, vivir en sociedades justas y en paz.
El ejercicio del poder de manera exitosa y como forma de ayudar a las sociedades a alcanzar lo que desean sigue requiriendo de cierta sabiduría, mesura, capacidad de escucha, experiencias vitales, y algunas de estas cuestiones se obtienen con el paso de los años.
A pesar de las largas décadas de ausencia de política democrática en Cuba, tanto en el entono del Estado como en el de la oposición y la sociedad civil activa, hay cubanos que podrían servir al país desde la primera magistratura aportado toda su experiencia y garantizando una transición democrática de manera estable, algunos tienen más de 60 años o estarían próximos a cumplirlos.
El tope de edad establecido en el artículo 127 no tiene sentido práctico, como tampoco lo tienen otros de los requisitos establecidos en el mismo. Esperemos que los próximos años confirmen a esta Constitución socialista como "La Breve", tal y como algunos la bautizaron tras su aprobación.
Preferiria que no gobernara nadie ; implantar las leyes y la Constitucion Americana y contratar Jueces Americanos para que determinen las diferencias legales ; ser un estado solo con legislatura y rama judicial ; sin ejercito (No tiene sentido), el unico pais con poder para invadirnos es USA , y si deciden hacerlo no vale de nada el ejercito que tengas ; y para ser legislador hay que tener titulo universitario, no tiene sentido permitir que un inculto imponga leyes basados en la ignorancia y los perjuicios.
Biden va para 79. Let's go Brandon!
La actual constitución castrista pone también un límite de edad inferior para ser presidente: 35 años, edad que se supone marque la madurez de la persona. Yo, personalmente, creo que el cubano actual madura más tardíamente, así que me decantaría por los cuarenta años para ocupar la presidencia. Ya sé que los hay de 40 y pico que son unos tarambanas, y de veintipico que son muy capaces y responsables. Pero, en general, un jefe de Estado debe ser una persona con experiencia en la política o en otro campo. En cuanto al límite de edad superior para optar a la presidencia, si bien me transaría por los 70, yo preferiría un límite de 65 años, de modo que terminese con 75 o menos si gobernase dos periodos. La edad óptima, en el sentido profesional, son los 50-60. Pero, como apunta el autor, hay septuagenarios u octogenarios capaces y brillantes. De acuerdo. Solo que para ser útil a la nación no hay que ser presidente o ni siquiera entrar en política.
diganle a Lage que no se haga la p4j4 mental con este articulo
Díaz Canel tiene más de 60