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Covid-19

Irán cuela sus vacunas contra el Covid-19 en la zona de influencia del régimen cubano

¿Los aliados políticos dejan de serlo cuando los negocios mutuos salen mal?

Managua
Vacuna iraní Coviran Barekat.
Vacuna iraní Coviran Barekat. Tehran Times

El Gobierno de Nicaragua anunció el 31 de agosto último que Irán le ofreció sus vacunas de producción nacional contra el Covid-19, a pesar de que La Habana ha acordado suministrar sus propios inyectables a otros estrechos aliados de la región.

En una declaración, el Gobierno de Daniel Ortega indicó que el jefe de Estado iraní, Ebrahim Raisi, le ofreció apoyo contra la pandemia, incluyendo vacunas anticovid, durante una reunión telemática entre ambos mandatarios.

Raisi "subrayó la importancia de concretar el respaldo en la lucha contra la pandemia, ofreciendo nuevamente sus programas de salud, vacunas, y estudios académicos", señalaron las autoridades nicaragüenses, de acuerdo con un reporte de EFE.

Actualmente Irán produce la fórmula propia Coviran Barekat y está en proceso de producir industrialmente la Soberana 02, desarrollada por el estatal Instituto Finlay de Vacunas en colaboración con el Instituto Pasteur de Teherán, bajo el nombre comercial de Pastu Covac.

Hasta el momento Nicaragua, un país de 6,5 millones de habitantes, ha garantizado 1,4 millones de dosis de las vacunas AstraZeneca, del Reino Unido, Covishield, de India, y Sputnik V, de Rusia, a partir de los aportes del mecanismo global COVAX, que garantiza medicinas para países pobres, así como donativos de fármacos de otros países.

En julio pasado, el Gobierno de Nicaragua, a través de Carlos Sáenz, secretario general del Ministerio de Salud (MINSA), sostuvo una reunión con el equipo científico del Grupo Farmacéutico Barkat, conformado por 18 compañías farmacéuticas iraníes, entre ellas los desarrolladores de la Coviran Barekat, reportó el medio oficialista nicaragüense El 19 digital.

Si bien el Coviran Barekat no ha sido aprobado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y solo se ha aplicado en Irán gracias a un autorizo de uso de emergencia, Managua aseguró que comprará un lote de ese fármaco "a un precio muy favorable".

El medio independiente nicaragüense La Prensa citó a un profesional sanitario que comentó que "el mayor problema que yo veo con la Coviran es que en Nicaragua no se vigilan los efectos que producen las vacunas. Y las personas que presenten una reacción adversa no le van a adjudicar esa reacción a la vacuna, porque no hay forma de darle seguimiento, al menos en Nicaragua. Lo que sí se va a hacer es ocultar los resultados negativos y se van a potenciar aquellos que sean buenos. El secretismo es lo que va a dominar".

Por su parte, el doctor nicaragüense Álvaro Ramírez, quien está exiliado debido a las amenazas y asedio en su contra del régimen de Ortega, se quejó de la poca información existente en torno a la vacuna iraní.

"Al no estar aprobada por la OMS, no se conocen los efectos secundarios. Eso nos coloca a los nicaragüenses como conejillos de Indias, al igual que ocurrió cuando se puso la primera dosis de la Sputnik V. Los nicaragüenses fuimos parte de un estudio piloto ruso, para observar el efecto de esta vacuna en los pacientes con enfermedad renal crónica. Se abusa del desconocimiento de la población acerca de estas vacunas. Solo esperemos que no produzca demasiados efectos secundarios", declaró.

Según La Prensa, Akbar Borandegi, presidente del Grupo Farmacéutico Barkat, reconoció que dentro de dos a tres meses será cuando se comience a masificar el uso de la Coviran en Irán.

Managua, por su parte, se habría comprometido con Teherán a enviar la solicitud de compra del fármaco, para lo cual pidió que la farmacéutica le haga llegar el certificado de buenas prácticas de manufactura, el de registro del país de origen, los estudios de los ensayos preclínicos y los de ensayos clínicos.

La Habana no pierde la esperanza y hace lobby 

En abril de este año, un panel televisado a través del Canal 4 de la televisión de Nicaragua elogió el desarrollo de los fármacos cubanos contra el nuevo coronavirus. 

Durante ese programa, la periodista Tirsa Sáenz aseguró que la existencia de cinco candidatos vacunales en desarrollo en la Isla "nos da cierta esperanza de que se puedan adquirir por Nicaragua, porque sabemos cómo se manejan las relaciones con Cuba".

No obstante, hasta el momento no hay noticias de que Managua haya mostrado algún interés en los inyectables cubanos, como sí lo han hecho otros estrechos aliados políticos de La Habana en la región, entre ellos Venezuela, Argentina y México. 

Sobre esa postura, hay un antecedente peculiar. En junio de 2020, el MINSA retiró el Interferón cubano de su protocolo de tratamiento para el Covid-19, a pesar de que el Gobierno de Daniel Ortega había destinado poco antes la mitad de un préstamo del Banco Centroamericano de Integración Económica, unos 5,9 millones de dólares, para la compra de ese fármaco a La Habana.

Managua recibió el 8 de abril del año pasado 8.000 dosis de Interferón Alfa 2B provenientes de Cuba que se anunciaron como "adicionales" y en los medios oficiales se presentaron como "donación".

Diez días más tarde arribó al país un equipo de científicos y médicos cubanos, sobre todo de la estatal BioCubaFarma, con la intención de producir el fármaco en el laboratorio local Meknikov, según reportó entonces Prensa Latina. 

"El MINSA ha ido actualizando lo que ellos llaman su algoritmo de tratamiento. El primer algoritmo que publicó recomienda el Interferón Beta-1B para los casos graves y me llamó la atención que el último algoritmo, que es un poco más complicado porque da muchas medicinas, ya no pone el Interferón. Hay como una modificación a sus propias pautas", dijo el doctor Jorge Cuadra, neumólogo nicaragüense.

El interferón desapareció de las recetas públicas cuando las curvas de contagio y muertes por Covid-19 en Nicaragua comenzaron a avanzar prácticamente en vertical, tanto en las estadísticas oficiales como en las no oficiales.

El doctor Carlos Quant, un reconocido infectólogo nicaragüense y uno de los principales críticos de la forma cómo el Gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo reaccionaron ante el inicio de la pandemia, razón por la que fue despedido del hospital público Roberto Calderón de Managua, sí cuestionó el uso del fármaco cubano.

"La mayoría de los médicos hemos sido escépticos con eso del Interferón. No sé de dónde sacaron esas conclusiones maravillosas. Yo creo que los intereses son de otra naturaleza, más comerciales, y no médicos. Venir y hacerlo aparecer como que es la panacea o la solución al coronavirus está muy lejos de la realidad", dijo.

El infectólogo confirmó que el interferón desapareció de los inventarios del hospital donde él trabajaba por más de 20 años, hasta que fue despedido.

Al inicio de la pandemia del Covid-19, La Habana exhibió como uno de los éxitos de su estrategia para tratar el virus el uso del Interferón Alfa 2B que fabrica, basándose en un principio en su exitoso uso en pacientes de China, origen de la pandemia.

En agosto pasado, un cargamento de Heberon Alpha R 2B, nombre comercial del Interferón Alfa 2b, adquirido por más de 14 millones de dólares a Cuba por los militares de Sudáfrica, provocó una tormenta política que no se ha calmado.

La ministra de Defensa y Veteranos Militares sudafricana, Thandi Modise, denunció ante el Parlamento que la compra fue realizada de manera ilegal por el Ejército, sin la autorización del Departamento de Salud.

Asimismo, el Heberon Alpha R 2B no está registrado en la Autoridad Reguladora de Productos Sanitarios de Sudáfrica (SAHPRA, por sus siglas en inglés) ni aprobado para su uso en el país africano. Una comisión oficial que investiga el asunto debe ofrecer su informe sobre el caso durante septiembre.

Quién sabe si con tales antecedentes la adquisición de las vacunas cubanas contra el Covid-19 ya no sean vistas como un negocio apetecible por los vecinos y aliados de La Habana.

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3 comentarios

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? ? Hasta Irán le orina los zapatos al régimen ?

Bochinche revolucionario...