"Dos amistades mías quedaron suspensos en los exámenes finales por expresarse en favor de las protestas del 11J, y además fueron amenazados para que no hablaran sobre la suspensión", cuenta a DIARIO DE CUBA Susana, estudiante universitaria de tercer año y miembro de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC).
"El problema fue que debían entregar un trabajo para el día 14 de julio. Pero a raíz de las protestas del 11 de julio, empezaron a poner en sus estados de WhatsApp declaraciones que fueron interpretadas como 'contrarrevolucionarias'. Les adelantaron la entrega de los trabajos para el día 12 de julio y, obviamente, no les dio tiempo entregarlos. Cuando fueron a reclamar por la fecha, porque son demasiadas asignaturas y no había manera de dividir el tiempo, les dijeron que si no estuvieran hablando mal de la Revolución no les hubiera pasado eso y que, en lo adelante, tuvieran cuidado. No hay manera de reclamar nada, y ellos están con prohibición de hablar del tema", explica la estudiante.
Lo que narra esta joven no es un suceso aislado. Varios estudiantes universitarios y sus familiares han relatado a DIARIO DE CUBA que han sufrido represalias o amenazas por haber participado en las protestas o simplemente haber criticado la represión y haberse solidarizado con los manifestantes.
"Fuimos advertidos, con severidad, de las consecuencias que podría traernos hablar con la prensa independiente", denuncia Nereyda, madre de un alumno de segundo año de la Universidad de La Habana.
Su declaración contradice las afirmaciones del vocero del régimen Humberto López de que "en Cuba no existe ni la ilegalidad ni la injusticia".
"Lo que no menciona este sujeto (López) son las reuniones intimidatorias, las advertencias de expulsiones a las que están sometiendo a nuestros hijos por unirse a las protestas, o por mostrar su apoyo en las redes sociales. Muchísimas familias estamos en vilo porque las amenazas incluyeron hasta condenas de prisión", revela Nereyda.
Su hijo, junto a dos compañeros de estudios, fue amenazado con la expulsión y un juicio por instigación, en una reunión convocada por el comité de base de la UJC en su centro de estudios.
Leidis, una estudiante de tercer año, también integrante de la UJC, vivió una experiencia parecida. Fue convocada a una reunión "para valorar su actitud" al divulgar su apoyo al 11J a través de su cuenta de WhatsApp. En la reunión, según relató, también estaba presente una persona que nunca había visto, por lo que supuso que era un oficial de la Seguridad del Estado.
"Estas situaciones están ocurriendo a nivel nacional y en todas las universidades del país. Yo podría defender a la Revolución, pero no cuando esa Revolución se está 'defendiendo' sobre la mentira y desde la injusticia. Lo que expresó el presidente del Tribunal Supremo es una mentira total. Mientras él declaraba en televisión, decenas de estudiantes universitarios como yo estaban siendo amenazados con la expulsión de la carrera", señaló Leidis y añadió que después de la reunión solicitó formalmente su salida de la UJC.
Rubén Remigio Ferro, presidente del Tribunal Supremo Popular de Cuba (TSP), aseguró que "la justicia tiene previsto enmendar posibles errores (y que) las condiciones para actuar con transparencia en Cuba estaban dadas".
Pero los testimonios de estudiantes universitarios amenazados dejan en entredicho esa transparencia y demuestran una vez más de qué depende el derecho a la educación, que la propaganda del régimen continúa vendiendo como gratuita y universal.
Amelia, la madre de Yadiris, estudiante que se encuentra en proceso de apelación tras ser expulsada de la Universidad de La Habana, también confirmó a DIARIO DE CUBA que se están realizando estas reuniones.
"A mi hija le invadieron su muro de Facebook los propios profesores y le llamaron hasta 'estúpida' y 'burra' por solidarizarse con las protestas del 11J. Tuvo que abrirse otra cuenta porque la anterior se la bloquearon al reportársela masivamente esos mismos profesores. La expulsaron con la excusa de que de todas maneras la iban a suspender en todos los exámenes aunque sus trabajos estuviesen bien hechos".
"Decidimos esperar al resultado de la apelación. De no ser favorable, yo misma iniciaré una campaña de denuncia contra los profesores y detallaré punto por punto lo que están haciendo con nuestros hijos, que simplemente reflejan lo que piensan y lo que quieren todos los cubanos", concluyó la madre de la estudiante.
Caso flagrante de que Díaz Canel miente sobre la universidad para todos y sus mil zarandajas, que contradicen la política del propio Gobierno hasta la actualidad. Un ejemplo de los abusos de la dictadura en la universidad habanera: La Sra. Ana Lázara Rodríguez, estudiaba Medicina en la Univ. Hab. en los años sesenta. Siendo menor de edad fue condenada a la cárcel por un período largo de tiempo. No era revolucionaria. Cumplió la condena, no pudo seguir su carrera, salió al exilio y trató de titularse en países del Caribe. El Gobierno cubano prohibió que la titularan como médico, tuvo que ejercer como enfermera. En la actualidad como resultado de no poderse expresar libremente en su país y de no permitirle concluir sus estudios superiores, y además de controlarla en el extranjero, como es frecuente por parte del régimen cubano, la Sra. Rodríguez se encuentra en una situación desesperada:
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A ver, todo esto que dijo Díaz Canel de que no iban a expulsar a nadie de la Universidad por motivos políticos, a raíz de las protestas, es totalmente falso. Como todo lo que se afirma en la televisión sobre que no se reprime a nadie. El comunismo miente y siempre ha mentido. Se sostiene sobre la mentira. Las universidades cubanas son controladas políticamente por la Seguridad del Estado, y los gobernantes de la Isla son y han sido taxativos desde 1959: no quieren a los que no se dobleguen y acepten servilmente el yugo de la Revolución; de hecho, prácticamente en todas aparece en algún sitio el lema del propio Fidel Castro: "La Universidad es para los Revolucionarios". Eso significa exclusión del derecho a la educación por pensar distinto y es contrario a la declaración de derechos humanos de la ONU, de la que Cuba es signataria. Qué nadie se llame a engaño, en Cuba no hay una democracia para poder expresar libremente lo que uno piensa en ninguna parte y menos en las universidades.