Pese a la crisis económica y el cierre parcial de la economía cubana por la pandemia del Covid-19, lo que ha incrementado el desempleo en la Isla, el Gobierno cubano aplicó en La Habana 26.000 multas por "propagación de epidemias" en el mes de junio y otras 15.000 en lo que va de julio, informó Cubadebate.
La mayoría de estas sanciones, con un costo mínimo de 2.000 pesos cubanos, fueron impuestas a ciudadanos por no llevar el nasobuco o llevarlo incorrectamente, la realización de fiestas u actividades colectivas, permitir la presencia activa de menores en la vía pública, el incumplimiento del distanciamiento físico y las violaciones del aislamiento domiciliario.
Desde el mes de marzo las autoridades han impuesto 549 multas a ciudadanos que han visitado playas y costas de la capital cubana con el propósito de bañarse en ellas, dijo Orestes Llanes Mestre, jefe del subgrupo de Control y Fiscalización del Grupo Temporal de Trabajo para el enfrentamiento al Covid-19 en La Habana.
El funcionario dijo que la mayor cantidad de violaciones en ese sentido tuvieron lugar en los consejos populares de Guanabo y Cojímar, cometidas principalmente por vecinos de las zonas.
La Policía cubana también retiró la chapa a tres automóviles e impuso penalizaciones a sus dueños por transportar a bañistas.
Solo en la costa de 1ra y 70, en el municipio Playa, las autoridades cubanas impusieron 19 multas, de las cuales 16 fueron por el agrupamiento de personas bajo las sombrillas de guano para cubrirse del sol.
Las multas excesivas han agobiado la economía de los cubanos durante la pandemia, pues más allá de ser una penalización para garantizar la convivencia social armónica y funcional, las sanciones se ham vuelto un acto represivo al no tener relación proporcional con los ingresos salariales de los trabajadores.
Frecuentemente la población acusa a los encargados de imponer las multas de trabajar en función de cumplir un plan, en vez de vigilar simplemente que se cumplan las normas.
También son señalados por corrupción, de actuar en busca de sobornos.
El pasado mes de marzo un joven mayaricero, en la localidad de Guaro, se suicidó tras haber sido multado dos veces en la misma semana con un total de 7.000 pesos, presuntamente por andar sin nasobuco y por vender plátanos respectivamente.
"las sanciones se han vuelto un acto represivo al no tener relación proporcional con los ingresos salariales de los trabajadores"
Eso es precisamente lo irracional de los cabeza de p.i.n.g.a estos. Hacen mitines y actos tratando de ganarse a los pocos que aun creen a medias en su mierd.era ideologia comunista. Luego vienen y multan indiscriminadamente a ese mismo pueblo empobrecido que aspiran tener de su lado. Podran ser mas idiotas?