Loida pidió al sobrino que le comprara una botella de aceite de las que venden "por la izquierda" en casi todas las tiendas de la calle Enramadas, de Santiago de Cuba. Para su asombro, "el precio subió de 200 a 400 pesos" y, aun así, no encuentra el producto.
En un recorrido por una veintena de tiendas Panamericanas y TRD de esta ciudad, DIARIO DE CUBA pudo corroborar que no hay aceite a la venta, ni en los inventarios.
En Bayamo, Miriam corrió "mejor suerte", gracias a una remesa enviada desde Miami. "Esto no se soporta, el galón de cinco litros costaba 1.000 pesos. Hoy lo compré en 2.000 y tuve que darle tremenda lata al administrador para que me lo vendiera".
"La oferta está por debajo de la demanda. Por mucho que busco no lo encuentro. Con el cierre del Covid, el precio subió. Hace meses que resuelvo con manteca de coco", comenta por su parte Brenda, de San Antonio del Sur.
La situación es similar para los habitantes de Yateras y Maisí, en la provincia de Guantánamo. Allí el déficit es más agudo y varias personas aseguran a este medio que un litro de aceite a granel "cuesta 300 pesos, aunque en ocasiones han pedido hasta 400".
"Cuando no hay aceite, es sancocho lo que cocinas. Mi familia rechaza la comida, que además de escasa y mala, está hervida", se queja Moraima en el municipio tunero Puerto Padre, donde la mayoría solo tiene acceso al aceite normado y resuelve con manteca de cerdo que cuesta entre 120 y 150 pesos la libra.
Para Maritza, madre de una niña con síndrome nefrótico (un trastorno renal) que debe consumir aceite de oliva, "una botella tiene el precio que pidan. El Gobierno de Amancio (Las Tunas) no prevé casos como el de mi hija y los dependientes de las tiendas no consideran su problema de salud".
Otros residentes en la provincia Las Tunas coinciden en que este producto, junto a la harina, el azúcar y los granos, se ha vuelto muy difícil de encontrar, hasta en el mercado negro "tras el supuesto ordenamiento".
Granma intenta tranquilizar pero provoca aglomeraciones
El 7 de junio, Granma publicó que la Empresa Refinadora de Aceite Comestible (ERASOL), única de su tipo en el país y con sede en Santiago de Cuba, paralizaba su producción por "demoras en el arribo de la materia prima y reparaciones técnicas".
La noticia hizo saltar las alarmas para los consumidores de la región oriental ante la posibilidad de que empeore el desabastecimiento y se disparen (aún más) los precios en el mercado negro.
Granma aseguró que "la distribución de aceite de la canasta básica para las provincias de Las Tunas, Granma, Holguín, Santiago de Cuba y Guantánamo no presentará afectación alguna", pero en las bodegas del oriente del país, el pueblo se aglomera para comprarlo, pues la propia nota aclaraba que la "paralización (…) sí incide en el producto que se expende de manera liberada".
La publicación del órgano oficial del Partido Comunista suscitó las críticas de varios lectores. En la sección de comentarios, el usuario Armando Viera Muñiz escribió: "Uff, como si con el (aceite) normado nos ahogáramos de la cantidad que dan. Ni siquiera resuelve". Más incisivo fue Sam Ferrer, al asegurar que "ya venderán el de donación". Por su parte, Naskicet Domínguez Pérez cuestionó: "¿pero no se había reparado unas semanas atrás?".
La pregunta hacía referencia a una nota publicada a mediados de mayo por la Agencia Cubana de Noticias (ACN), en la que el director de ERASOL, Ricardo Lores, informaba que la planta ajustaba sus producciones debido a un proceso de reparación, "por desperfectos de una tecnología obsoleta y equipos de soplado para llenar envases de un litro".
ERASOL es la única refinadora de aceite comestible del país, pues las plantas de Camagüey y La Habana se dedican solo al envase. Se fundó el 13 de agosto de 1992 para procesar el frijol de soya de una industria aledaña, que suministra el crudo por tuberías para clarificarlo y embotellarlo.