Hasta el 15 de mayo de 2021, habían sido asesinadas al menos 19 mujeres en Cuba, con lo que el número de víctimas amenaza con superar, incluso con creces, las 29 registradas por el Observatorio Cubano de Feminicidios en 2020. Pero hasta el momento, al Estado cubano no parecen resultarles suficientes para asumir su responsabilidad y tomar medidas.
La negligencia estatal en este asunto se evidencia en la falta de estadísticas oficiales actualizadas sobre las víctimas de feminicidios, una ausencia admitida recientemente en una publicación del sitio oficial Cubadebate. Las registradas se deben al Observatorio Cubano de Feminicidios, que no es una página oficial ni cuenta con todos los medios y los recursos necesarios para llevar adelante esta tarea. Los datos son corroborados con el apoyo de observadores independientes, activistas y periodistas. De ahí, que el número de mujeres ultimadas podría ser aún mayor en realidad.
¿Cuántas muertes registradas por el Observatorio podrían haberse evitado?
Yenislais Hernández Lara, asesinada a machetazos por su expareja frente a su hijo de cinco años en marzo de 2021, lo había denunciado por acoso en la Policía de la localidad, en varias ocasiones. Según sus vecinos, "…nunca le dieron atención quienes llevan ese tipo de casos".
Maricel González Arencibia, Beatriz Cuadrado Batista y Mailin Diéguez, asesinadas por exparejas en enero, junio y agosto de 2020, respectivamente, habían sido amenazadas de muerte por sus victimarios. Gisel Iznaga Gaberán había escapado de una golpiza de su agresor un día antes de que la matara, en junio del pasado año.
Diana Márquez Valdés había sido agredida previamente por su expareja y lo había denunciado. El agresor había sido apresado, pero al poco tiempo estaba en libertad condicional. El caso de Misleydis González García, apuñalada el 26 de diciembre de 2017 por su expareja, que la emboscó en la oscuridad delante de su casa, también refleja la indolencia policial en Cuba. La víctima había presentado varias denuncias en la Policía, sin recibir respuesta.
Los individuos que han asesinado mujeres no son un peligro para el Estado socialista
En Cuba, no existen órdenes de alejamiento. En los delitos de amenaza, la medida cautelar no es de prisión provisional. Pueden ser de prisión domiciliaria o incluso de fianza, con lo que el autor de la amenaza está libre.
Por otro lado, estos procesos se dilatan tanto como cualquier delito que no implica peligro para la vida de una persona, aun cuando la amenazada manifiesta un temor fundado. Como demuestra el caso de Diana Marquez Valdés, un agresor puede quedar en libertad en muy poco tiempo para cometer una nueva agresión, que puede tener consecuencias fatales.
Los policías que reciben estas denuncias las tratan con negligencia, porque si la denunciante muere luego a manos del denunciado, no habrá ninguna investigación. Nadie será sancionado por no haber atendido una queja de la manera debida y quizás evitado una muerte.
Los feminicidios no constituyen un asunto prioritario para el Gobierno. Después de todo, los individuos que han asesinado a alguna mujer no son disidentes, ni activistas pacíficos que protestan mediante huelgas de hambre. No son un peligro para el Estado socialista.
Además, para qué apurarse cuando las cifras de feminicidios en Cuba, o al menos las que se conocen, son ínfimas en comparación a las de otros países. En 2015, la doctora Mariela Castro, directora del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) afirmó que en Cuba no había feminicidios, porque "Cuba no es un país violento y eso sí es un efecto de la Revolución". En noviembre de 2020, fue más lejos al afirmar que Cuba estaba a la vanguardia de la lucha internacional por la no violencia contra la mujer.
¿Femicidios o feminicidios?
Ante la evidencia del aumento de asesinatos de mujeres en Cuba, fundamentalmente a manos de parejas y exparejas, el Estado cubano no ha tenido más remedio que rendirse… a su manera.
En la reciente publicación del sitio oficial Cubadebate, en el que se reconocen las muertes violentas de mujeres en Cuba, la doctora en Derecho Penal, Arlin Pérez Duarte, definió el femicidio como la muerte violenta de una mujer por el hecho de serlo. El feminicidio, según la doctora, se refiere a la impunidad, desatención estatal o falta de atención a nivel país. La letrada defendió, o intentó defender de esta forma, que lo que existe en Cuba son femicidios. La realidad la contradice.
La propia publicación reconoce que no hay cifras oficiales actualizadas hace 5 años, lo que ya vendría a ser una muestra de "desatención estatal o falta de atención a nivel país". Pero si comparamos los casos registrados por el Observatorio Cubano de Feminicidios en 2020 y los registrados oficialmente en Chile, observamos una equivalencia: En Chile, cuya población es de 18,95 millones de habitantes, fueron asesinadas 40 mujeres en 2020. En Cuba, con una población de 11 millones, hubo 29 víctimas, hasta donde sabemos.
¿Cuál sería la principal diferencia? En Chile, en 2010 se modificó el Código Penal y se estableció el femicidio como delito, y se aumentaron las penas aplicables a él. En 2020, el presidente Sebastián Piñera promulgó una Ley contra los feminicidios y la violencia de género.
En Cuba, no está tipificado el delito de femicidio o feminicidio en el Código Penal. No existe una Ley contra la violencia de género ni se incluyó en el Cronograma Legislativo aprobado en 2019, ni la Asamblea Nacional de mayoría femenina tuvo en cuenta la petición de plataformas femeninas cubanas de incluirla. Hasta hoy, no se ha fijado la fecha en que se aprobará esa Ley.
De las 29 violentas de mujeres ocurridas en 2020 y las diecinueve en lo que va de 2021, registradas todas por el Observatorio Cubano de Feminicidios, al menos seis podían haberse evitado. Esas mujeres murieron por la violencia de sus exparejas y por la negligencia de las autoridades competentes en sus casos.
Teniendo en cuenta la distinción entre femicidio y feminicidio, realizada por la doctora en Derecho Arlin Pérez Duarte, ¿de cuál de los dos tendríamos que hablar en Cuba?