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Covid-19

El 'grito desesperado' de un profesor cubano por las malas condiciones en un centro de aislamiento en Santiago

Julio César Hernández Rodríguez perdió a su padre por Covid-19 y ahora su familia está aislada.

Santiago de Cuba
Julio César Hernández Rodríguez y su hija de dos años.
Julio César Hernández Rodríguez y su hija de dos años. Hernández/Facebook

Julio César Hernández Rodríguez, profesor universitario en Santiago de Cuba, dio un "grito de desesperación" este fin de semana por la salud de su esposa y su hija, quienes se encuentran en el centro de aislamiento de La Risueña bajo condiciones insalubres.

Hernández, que se autodefine como "un padre impotente ante la situación", relató en Facebook que tras perder a su padre por Covid-19, toda la familia fue recluida: él en la Facultad de Medicina y ellas en ese local para contactos y sospechosos, sin "condiciones para albergar menores".

Aunque Hernández Rodríguez "exige no se manipule su publicación y dice estar dispuesto a discutir su acción con quién sea pertinente", sacó a la luz las irregularidades que atentan "contra su bebé de dos años y el resto de los niños", quienes están expuestos al "contagio y otras enfermedades" en ese tugurio de Santiago de Cuba.

En su angustia, Hernández narra que su esposa, Gretell Buduen Casasayas, lo llamó enfadada porque "luego de una larga espera con su hija de dos años en brazos y en un pasillo donde llovía y el agua las salpicaba fue que pudo entrar al dormitorio".

"Alarmante; en el cuarto más de 20 personas sin tomacorrientes para cargar celulares, poner un ventilador y no había agua caliente para bañar a los bebés", porque el cocinero abandonó su puesto, describió por vía telefónica Buduen Casasayas.

Según refiere el también aspirante a doctor en ciencias, su pareja le explicó que "la cantidad de mosquitos es abrumadora, no hay mosquiteros, en fin, ese local no cuenta con la más mínima condición para albergar niños".

El texto se ha vuelto viral en las redes sociales y recibe numerosas muestras de solidaridad de estudiantes, amigos, compañeros de trabajo y hasta de personas que han pasado por situaciones similares.

En su post, Hernández detalló que su esposa y la bebé estaban aisladas en su propia casa, donde contaban con condiciones ideales para desarrollar el aislamiento.

Ante la sugerencia de un colega de retornarlas al hogar, aunque pagara los 2.000 pesos de multa, explicó que en la puerta del centro permanecía un policía. "Si intentas irte, te acusan de propagación de epidemias y quién sabe si hasta de terrorismo", dijo.

"Además del dolor latente de nuestra pérdida, tengo que soportar la probabilidad de enfermar de Covid-19 u otra enfermedad", agregó.

Con el paso de los días Julio César Hernández Rodríguez ha radicalizado sus opiniones a expensas de que las autoridades opten por represalias, la solución más utilizada por el régimen para silenciar a quienes protestan.

Al margen de las condiciones antihigiénicas, su esposa Gretell Buduen Casasayas confirmó que los "aislados" se enfrentan a otro problema: "el de la seguridad". "Lo peor es que no podemos ni dormir porque dicen que se meten a robar, hay que poner algo o trancar la puerta. Una prisión tiene mejor condiciones que esta porquería, no hay respeto, mi hija solo llora, es triste”, describió consternada.

Una odisea recurrente en Santiago de Cuba

La odisea de Hernández Rodríguez no cesa. Sus amigos le facilitaron los teléfonos del Partido Comunista y la intendencia en Santiago de Cuba, pero "cada uno de ellos te va mandando al otro y ese otro te dice que no es de ellos. Al final te dan un número que es mañana luego de las 8:00AM que pueden tomar tu queja y solo Dios sabe si le darán continuidad", escribió entre afligido e irritado.

Kirenia Carmenate, también trabajadora de la Universidad de Oriente, comentó que ella vivió una situación similar, e incluso peor, al ser aislada con otras 20 personas.

"También estaba una señora de 86 años, que tenía que lavarse sola, bañarse con agua de las duchas que estaba súper fría (cogió bronquitis en dos días), alimentarse tardísimo, el almuerzo era casi a las 3:00PM y la comida ni se diga”, relató Carmenate.

"Después de la revuelta que formamos tuvieron que dejar pasar agua y alimentos de las casas, (no estuvo bien) pero si no, nos moríamos allí. Mejoró algo después de cinco días de infierno. Qué hambre. Nosotros esperábamos casi desmayados, te puedes imaginar la señora, hay tremenda descoordinación y mal trabajo", refirió Carmenate de su aciaga experiencia.

Decenas de denuncias de esta índole circulan por las redes sociales, como testimonio del doble rasero con que las autoridades de Santiago de Cuba violan los protocolos y arriesgan la vida de niños y mujeres.

El portal web "El Chago", uno de los más visitados en internet por su apego a los sucesos que conmocionan a la segunda provincia en importancia de la Isla, publicó la acusación en un intento –hasta ahora infructuoso– de concientizar a los decisores sobre la insensibilidad y la falta de higiene.

Otro video, compartido por José Batista Falcón de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), muestra la insalubridad a la que están expuestos los pacientes de un centro de aislamiento (no identificado) del municipio de Palma Soriano.

Aunque en el audiovisual no se dan detalles, se ven los servicios sanitarios llenos de excrementos, el piso sucio, las duchas con tablas, los salideros, el moho en las paredes, los lavamanos percudidos, los papeles sucios por todos los rincones y el agua derramada, detalles que sugieren que hace días ese local ni se limpia, ni se desinfecta.

En el centro para contactos y sospechosos de la localidad de Dos Ríos los usuarios subieron las fotos de las sábanas puestas a secar a la intemperie y en los aleros, violando las normas a seguir con la ropa de cama, uno de los "puntos rojos" en la propagación de la pandemia.

Otras imputaciones están asociados a la calidad de la comida, el déficit de medicamentos y la falta de agua, cuyos ciclos de distribución oscilan entre 20 y 60 días, en una ciudad donde hace apenas una década el Estado invirtió más de 200 millones de dólares para garantizar su distribución diaria.

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4 comentarios

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Dicen que van a importar auxiliares de limpieza desde Haití, en Cuba desaparecieron por la miseria de salario que les pagan.

También importarán cerebros para los anormales que dirigen el desastre!!!

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Esras son las estampas de la potencia médica y luego viene eduardo57 a decirnos que en Malawi está peor.

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Amadeus: Eduardo 57 es un pobre diablo con celular petrolero que no más está cumpliendo una norma diaria de "combatividad revolucionaria". El comentario distópico de verdad es el de papo, que te encuentra cosas positivas en la situación que sea.
Si el director del NTV se entera de su existencia lo capta de guionista para la emisión estelar.

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