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Salud

Ancianos y enfermos discutiendo ante las farmacias de Cuba, una dura imagen de la escasez en la pandemia

Al desabastecimiento de medicamentos se contraponen las ventas en el mercado negro, que ninguna estrategia del Gobierno cubano ha logrado contener.

Camagüey
Farmacia de Camagüey.
Farmacia de Camagüey. Diario de Cuba

En la madrugada de un jueves, en la farmacia de Damas y General Gómez, en la ciudad de Camagüey, decenas de ancianos y enfermos crónicos cubanos discutían por los turnos aun sin saber si podrían acceder a los medicamentos que les permiten compensar sus enfermedades.

Rosa, de 72 años y con un cáncer de mama, hizo su cola desde la noche anterior y, para su asombro, apareció una lista con los nombres y el carné de los "organizadores".

"Esto sucede en las más de 100 farmacias de la provincia y nadie frena el desorden", criticó Benito, cansado de pagar los antibióticos por la izquierda en medio de la escasez; mientras Adela señaló que "ese atolladero humano era el resultado de las negligencias y las justificaciones".

Sin éxito, Alexia intentaba disuadir a sus abuelos, ambos con problemas reumáticos, de alejarse de la insensibilidad que provoca el desabastecimiento; también el cambalache en medio de un contexto donde la falta de fármacos agrava el panorama generado por la pandemia de Covid-19.

"El tarjetón que regula la compra de las medicinas no sirve de nada. Resolvemos sacando los medicamentos de los hospitales", explicaron Annia y Falls, una pareja aquejada de un tumor linfático y una arritmia cardíaca, respectivamente.

A la odisea que viven las familias de Camagüey se suma la venta ilegal de medicamentos en el mercado negro. Un blíster de Cefalexina se vende a 150 pesos, el pomo de Enalapril a 120, la tirilla de Prednisona a 90, la Dipirona a 70, el Nifedipino a 130 y cada capsula de Omega a 40.

En Nuevitas y Florida, una jeringuilla con 100 miligramos de Labiomend se cotiza a 500 pesos. El producto se utiliza para curar al ganado y los perros, pero allí lo mezclan con agua o Micocilén para intentar curar la sarna en las personas.

Las "matazones" de los jueves

Bajo ese título "Jueves que enferman la ciudad", el periódico oficial Adelante reconoció que "los molotes de personas, en su mayoría ancianos, se repiten cada jueves, cuando surten las farmacias con los pocos medicamentos que el país puede producir o adquirir" debido a la insolvencia del Gobierno.

"Para cualquiera de los pacientes obligados a comprar una medicina resulta una agonía riesgosa estar a la intemperie en las farmacias bloqueadas por la administración y los empleados", señaló Rolando Sarmiento, autor del artículo.

Al reseñar el caos, el órgano oficial del Partido Comunista en la provincia señaló: "Aquellos enfermos que no pueden madrugar ni estar mucho tiempo en los agotadores tumultos se aliviarían si al menos supieran que allí está segura su medicación o parte de lo prescrito, aunque sea mensual".

Ello implicaría más control a la hora de ahuyentar oportunistas y eliminar la deplorable escena que pone en riesgo la vida de los adultos mayores.

La estrategia adoptada hasta ahora es fallida y no disminuye las más de 20 personas que pernotan o amanecen en las farmacias para alcanzar algún medicamento de los que reciben por certificado.

La baja cobertura obliga a los usuarios a buscar durante meses el antinflamatorio, analgésico o antibiótico que necesitan, al tiempo que las administraciones se escudan en "dificultades" para encubrir "desvíos", amén de la irritación social y el peligro que entraña su proceder para los enfermos que se exponen a las aglomeraciones.

Peor situación enfrentan los pacientes con certificados controlados, en especial los cerca de 6.000 que se medican con drogas y otros fármacos de efectos similares, quienes por lo general consiguen la Carbamazepina, Trihexifenidilo, Metilfenidato, Morfina y Petidina en el mercado ilegal de estupefacientes, que crece.

En Camagüey están vigentes un total de 615.591 certificados en patologías reconocidas como crónicas y durante el último año el Estado solo pudo garantizar los medicamentos una o dos veces como máximo.

El Prevenghovir, del protocolo contra el Covid-19, que se distribuía de forma gratuita, comenzó a cobrarse en hospitales, farmacias, casas de abuelos y hogares de ancianos.

Las largas colas —que los residentes en la ciudad llaman "matazones", junto a la cadena de ilegalidades, se repiten en los poblados cabeceras de Sibanicú, Sierra de Cubitas, Cascorro, Vertientes, Santa Cruz del Sur y Guáimaro.

En esos, como en muchos otros territorios del país, la "suerte" es directamente proporcional a la capacidad económica y las "atenciones" con que los pacientes y sus familiares retribuyen a los médicos y farmacéuticos.

A finales de 2020, Maité Diéguez, directora adjunta del Grupo FarmaCuba, dijo que, en la Isla, "a las tensiones generadas por una industria obsoleta se suman dificultades para importar las materias primas y producir los más de 840 fármacos que conforman el cuadro básico de medicamentos".

Adis Neyra, directora general de Farmacias, declaró que todas las líneas de producción están afectadas en Cuba, con el peor escenario en las responsabilizadas con fabricar más del 70 por ciento de los medicamentos regulados.

"Por momentos hemos desmantelado un combinado —al término de su proceso productivo— para garantizar otros que cuentan con materia prima, pero cuyas piezas están rotas o son obsoletas", dijo la funcionaria.

La escasez de medicamentos es uno de los temas que más irrita a los cubanos, en buena medida porque durante los últimos tres años el Estado no ha podido resolverlo y sus explicaciones han sido tan inverosímiles mientras promociona varios candidatos vacunales contra el Covid-19.

En varias oportunidades Miguel Díaz-Canel ha prometido una estabilidad que no ha podido concretar y hasta el Parlamento cubano, al analizar el tema, ha sugerido erradicar la falta de previsión, el descontrol, las negligencias y las demoras innecesarias.

Mientras las farmacias cubanas están literalmente vacías, en el mercado negro se pueden encontrar a precios abusivos vitaminas, analgésicos, ungüentos, pomadas antimicóticas y hasta medicinas que contrarrestan los efectos adversos de las principales causas de muerte en la Isla.

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4 comentarios

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Profile picture for user Peña Tico

Tremenda NUEVA : cola en una farmacia

Ellos son amiguito de los canadienses. En ese país como toda Latino América se compra la mayoría de los medicamentos sin recetas.

Profile picture for user Amadeus

La única „dificultad para importar materias prima“ y producir medicamentos, es que no tienen cash y nadie les quiere dar créditos. En cash puede comprar todas las medicinas que necesiten en Estados Unidos sin restricciones.

Profile picture for user Plutarco Cuero

No haga énfasis que pronto tendremos a Eddy desmintiendo su aserción ...