Próxima la fecha de celebrarse el VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba, la elite dirigente castrista está planteándose los puntos a exponer e imponer sin mucho debate en una reunión que podría ser histórica.
Histórica porque el apellido Castro dejará —si se cumple la promesa de su actual primer secretario, Raúl Castro— de formar parte de la dirección del único y supraconstitucional órgano de dominio político de Cuba, que opera a partir de los postulados establecidos en 1976, en el mejor estilo del aparato partidista de la URSS, y que se ha mantenido sin variaciones sustanciales en las dos constituciones que desde entonces el régimen ha redactado y aprobado.
Dejar el puesto principal de mando no es decisión simple, sobre todo en un escenario de relevo convulso donde un error puede costar caro a la sobrevivencia de la llamada Revolución cubana y a la seguridad, tranquilidad y libertad de las familias de la elite, herederos fácticos del poder.
Los acontecimientos que se producen en Cuba desde el 27 de noviembre de 2020 han demostrado al PCC que la batalla ideológica está prácticamente perdida. El socialismo como modelo de desarrollo y la pésima gestión de gobierno, desarrollada sin apenas pragmatismo político, tiene a la casta dirigente arrinconada en la sede del Consejo de Estado, el Comité Central, tras las apuntaladas murallas de cada unidad policial y en los cuarteles de las brigadas de inteligencia y contrainteligencia militar.
No solo pierden peleas y legitimidad en los medios de información oficial, sino también en las redes sociales, en los barrios y centros laborales. Las antiguas organizaciones de masas existen únicamente en forma de espíritu molesto, pues han dejado de existir en esencia, gastando en burocracia y reuniones infinidad de recursos sin conseguir atraer atención. Se pertenece a la CTC, a la FMC, a los CDR y a infinidad de asociaciones profesionales por inercia, sin conciencia y por temor a consecuencias. Bostezar y perder la atención ante sus dirigentes, autómatas parlantes, es la regla y no la excepción.
Los retos son inmensos, en especial enfrentar los anhelos de libertad y de respeto de los derechos individuales que el oficialismo alega defender, pero que administra a su antojo, y hacer obedecer a la nueva generación de artistas, intelectuales y profesionales ante una institucionalidad que no aporta resultados presentes ni da esperanza de un futuro mejor. El escenario les es adverso, pues la parte de la sociedad cubana que no emigra se ha ido despojando del temor a la expresión y a la manifestación.
La disyuntiva está entonces en cómo seguir adelante reafirmando un "socialismo irreversible", como dictan las consignas del PCC por estos días. Visto que no desean dialogar ni escuchar las voces pacíficas que argumentan cambios, no queda más remedio que claudicar, reformar o guerrear.
¿Rendirse o quemar las naves?
Rendirse, al parecer, mientras esté vivo el general de Ejército hermano de Fidel Castro no es una opción. Tramar a sus espaldas será visto como un acto grave de traición, para el cual las leyes vigentes prevén la pena de muerte. Reformar tampoco, pues tanto la Constitución de abril de 2019 como la producción normativa posterior que la complementa han servido para el perfeccionamiento de la dominación, si bien ni siquiera una sola disposición ha sido para beneficio de la población.
Tras incumplir el cronograma legislativo establecido en 2020 por la Asamblea Nacional del Poder Popular y postergar por un año la aprobación de disposiciones como la Ley de Reclamación de los Derechos Constitucionales ante los Tribunales, la Ley sobre los Tribunales Populares, la Ley de Procedimiento Administrativo, la Ley de Procedimiento Penal, y la Ley de Procedimiento Civil, Laboral y Económico, que garantizarían a la ciudadanía la protección del ejercicio de derechos reconocidos en la Constitución, el texto se ha convertido en un gesto simbólico.
La calificación de Cuba como un "Estado socialista de derecho" queda por tanto en suspenso. De ahí que guerrear a través de mecanismos dictatoriales de represión sea la opción. Ello supone la fase final de liquidación de la llamada Revolución.
Quemar las naves puede ser la última jugada a la cual la vieja dirección del PCC esté apostando. Ante la falta de voluntad clara de diálogo con los presuntos "apátridas y mercenarios", la histórica elite dejará claro a los militantes reunidos en el Congreso que una retirada es imposible. Es de esperar que traten de calcular hasta dónde será posible poner en práctica los efectos destructivos de legitimar la violencia que autoriza el Artículo 4 de la Constitución.
Debe esperarse también que den orientaciones a su relevo acerca del riesgo que entraña el incumplimiento del "deber de defender la patria socialista" que se ha impuesto en el texto constitucional, y que en la práctica significa enfrentar pueblo contra pueblo.
Mientras tanto, es previsible que continúe la caza selectiva de talentos contestatarios, líderes y presuntos "intransigentes", que estos sean criminalizados en procesos arbitrarios y sometidos a la agresión mediática a su persona e imagen.
Sigan creyendo que el PCC no controla, o que no existe, o que no tiene relevo, o que no detenta el poder político, que ese error le costó a los rusos tres cuartos de siglo hasta que llegó Gorbachev y, como allá la "democratización" vino de arriba, recurvaron los comunistas reciclados en putinescos, que siguen hoy al frente del juego y amenazan con postergar al nuevo zar de por vida. Cualquier cambio en Cuba de mano de la oficialidad terminará en igual escenario. El poder político se consigue de dos formas: por elecciones libres o usando la fuerza para quitárselo a quien lo tiene. En cuanto al uso de la fuerza para tal fin hay otras dos opciones: la fuerza no violenta o la fuerza violenta que comprende todas las manifestaciones de la lucha armada (guerrilla, guerra convencional, magnicidio, terrorismo, etc., pero este último método es impracticable hoy en Cuba. Por lo tanto, queda sólo la lucha estratégica no violenta y ésta es contraria a minimizar al oponente, en nuestro caso el PCC.
No desestimen el PPG y las vacunas de Pfizer ... Machakado con Ventura les puede dar una sorpresa en el X Congreso del Partido de Cuatreros Cubanos ...
El PCC es tan solo un símbolo que no controla nada, el poder sigue en manos de la familia Castro, los dueños, los militares de alto rango (mayorales y capataces) que negocian aquí y allá, y a través del ministerio del interior (los chivatos) logran reprimir al pueblo esclavo.
La finca sigue igual.........El Congreso es otra distracción.
El PCC no tiene soluciones para los problemas de Cuba, ni siquiera las busca en este congreso, ni las ha buscado en ninguno de los anteriores. Se trata tan solo de solucionar su permanencia en el poder, de como afrontar los problemas que pueden socavar su existencia. Cuba está sometida a una dictadura militar que detenta los puestos clave de la sociedad incluyendo las mejores y más productivas empresas, dejando algunas migajas, cada vez menos, a algunos micro empresarios. Quitarse de encima semejante oligarquía es el problema principal de los cubanos, asunto difícil porque la represión es enorme, sin posibilidad de existencia de una sociedad civil que pudiera hacerle frente. Habrá que esperar que la desesperación, el agravamiento de la situación de la economía por la incompetencia y mala voluntad del gobierno para que el pueblo se levante en masa y derroque la tiranía. No se entiende que un pueblo pueda aguantar tantas afrentas.
en ''un pueblo'' se incluye el exilio, recuerde que somos un solo pueblo aqui y alla
No hay nada nuevo bajo el sol en ese Congreso. Lo único diferente es que parece no habrá un apellido Castro en la nomenklatura. En cuanto a la ideología "socialista" de ese Partido, hace rato que no es asunto principal en ese país excepto para la propaganda. Los grandes "mentores" internacionales --China, Rusia y hasta Vietnam-- son capitalistas con fuerte control del Estado, y en Cuba hay una especie de capitalismo estatal dirigido por GAESA y los militares que poco tienen que ver con el PCC. Lo verdaderamente novedoso no ha ocurrido --lamentablemente-- que es una protesta generalizada de la población, o una subversión interna del aparatchik y/o los militares. Lo que hemos visto hasta ahora alienta, pero no es suficiente.
Doña Ana___Yo creo que eso ya lo comentamos una vez. En Cuba hace muchos años ni existe Revolución ni socialismo, El experimento derivó después de 1989 en una oligarquía de militares y parentela, que controlan con absolutismo la economía y las riquezas naturales del país. Capitalismo estatal hay en China, donde los manadarines del PCCH controlan el estado y los recursos naturales, pero dejan la economía al mercado libre. El problema del régimen cubano es que empeñados en mantener la "continuidad", se están llevando ellos mismo al abismo, porque la situación interna lejos de mejorar, empeora exponencialmente.
Yep!
Raúl Castro es el último de ''los históricos'' con UNIFORME EN EL PODER visible. ''Los históricos'' tienen el poder real a la sombra en sus manos. Toda la estructura económica de los mafiosos tiemblan ante una decisión , un señalamiento o una disposición DE CUALQUIERA DE ''LOS HISTÓRICOS'' . Es un desgobierno civil sin MÉRITOS excepto el muy lamentable de saquear al pueblo cubano dentro y fuera de la isla...
¿Y realmente no hay sangre real en el Partido de Cuatreros Cubanos? ¿Ni un chin ...?
Verdades mezcladas con especulaciones infundadas. Todos los congresos del PCC han buscado "imponer sin mucho debate", es la norma desde que ese grupo usurpa el poder político. Por lo tanto, esperar que el PCC respete derechos humanos inalienables que ese grupo criminal dice refrendará en el ordenamiento jurídico es ingenuidad absoluta, y tal espera es tiempo que necesita la jerarquía para continuar su obra de traspaso de la dominación, como bien define la periodista, y ese traspaso a diferencia de lo que dice la periodista no será de tipo familiar sino pragmático, como sucedía en la URSS donde recordemos que Lenin fue suplantado por Stalin y así sucesivamente hasta Gorbachev quien destrancó el dominó. Pero Cuba no es la URSS y en nuestra tierra no hay reformistas, sino criminales, oportunistas y manipulables que quieren seguir con el sistema opresor porque les garantiza vivir de guagancó y abusar de todo y de todos con alto grado de impunidad. (continúa)
Este párrafo es una joya: "Los acontecimientos que se producen en Cuba desde el 27 de noviembre de 2020 han demostrado al PCC que la batalla ideológica está prácticamente perdida. El socialismo como modelo de desarrollo y la pésima gestión de gobierno, desarrollada sin apenas pragmatismo político, tiene a la casta dirigente arrinconada en la sede del Consejo de Estado, el Comité Central, tras las apuntaladas murallas de cada unidad policial y en los cuarteles de las brigadas de inteligencia y contrainteligencia militar".
Primero, porque la demostración de que el PCC perdió la batalla ideológica data de 1976 (no del 27 de noviembre de 2020 como afirma la periodista) cuando dentro del presidio político se fundó el núcleo de la lucha no violenta y para la defensa de los derechos humanos y luego salió a las calles en la figura del Comité Cubano Pro Derechos Humanos (CCPDH). La Historia no se puede borrar como un pizarrón de escuela.
(sigue abajo)
Segundo, porque "la casta dirigente" no está arrinconada "tras las apuntaladas murallas de cada unidad policial y en los cuarteles" militares, sino que precisamente esos cuarteles militares y unidades policiacas son pilares de apoyo de varias de las fuentes de poder político de la dictadura, específicamente de los recursos humanos y de las habilidades y conocimientos que necesita todo sistema opresivo para mantener el control de ese poder político.
A diferencia de lo que opina la generalidad de los periodistas y especialistas en asuntos cubanos, lo que tenemos en Cuba no es diferente a otras dictaduras, por lo tanto mientras este en control del poder político, poco importa esa batalla ideológica ganada en redes sociales, poco importa que se desmoralice más o que se le comprueben nuevos atropellos, porque eso no priva a la dictadura de su poder real, del poder político que es lo que permite hacer cambios y que la gente obedezca. )sigue abajo)
Cuando la periodista señala que "Se pertenece a la CTC, a la FMC, a los CDR y a infinidad de asociaciones profesionales por inercia, sin conciencia y por temor a consecuencias", sin saberlo tocó un punto clave de este fenómeno que es el miedo. El miedo a las sanciones y castigos es otra de las fuentes de poder por las que se nutren las dictaduras. Y, obviamente, ese miedo aún permanece generalizado en Cuba pese a que es real que la gente se expresa y manifiesta más ahora, principalmente por las redes sociales, pero se sabe que las redes sociales es una herramienta, no es el teatro de las operaciones ni el método de lucha como bien señala en cada conferencia el fundador del movimiento OTPOR, el serbio Srdja Popovic, quien es una fuente creíble en el tema de cómo derribar dictaduras. Súmese a lo anterior, que tales expresiones y manifestaciones no son organizadas ni responden a un plan para desintegrar al PCC, por lo tanto no es tan tan como nos dice la periodista en este escrito.
Podría seguir desglosando el artículo, pero resumiré lo antedicho señalando que no habrá peligro real para la dictadura hasta que se consiga estructurar ese plan basado en la lucha no violenta, se unan, entrenen y movilicen amplios sectores sociales y se desarrollen las campañas necesarias para derribar al estado totalitario lo que requiere arrebatarle el poder político al PCC.
Por su parte, las proposiciones de reformas, los diálogos, el uso de los presuntos (e inexistentes) resquicios o fisuras legales, la ausencia de un ala reformista en el PCC que produzca un cambio estilo URSS y otras especulaciones sólo servirán para crear ilusiones y prolongar el horroroso sistema opresor del PCC.
Así las cosas, veremos otro congreso del PCC como hemos visto los anteriores: traerá más penurias, represión e injusticias para los cubanos.
Nos guste o no, hay una realidad: el PCC mantiene íntegro en sus manos el poder político. Y ahí radica la génesis de nuestra tragedia y por eso sigue la jugada.
También creo que el objetivo principal de este congreso es apuntalar un sistema obsoleto, ineficiente y ya sin base popular, hasta que muera Raúl o hasta que se produzca un estallido social que arrase con todo. Su alcance es a corto plazo.
// Lo que encaminaría Cuba no es lo que haga o deje de hacer el castrismo //
Sino LO **TODO** QUE PODRÍAMOS HACER NOSOTROS QUE NO HACEMOS.
Trelles, que tú está haciendo para quitarnos a los mafiosos de encima, ya que nosotros de acuerdo a ti, no hacemos nada.
Excelente artículo. Totalmente de acuerdo. Mientras Raúl Castro esté vivo nadie se atreverá a salirse del rebaño. Asco de gobierno!!!
por ley de la vida a 90 años ya no queda mucho tiempo, del mediano-corto al corto plazo
100 x 100 de acuerdo. Ésta es su última jugada.
El PCC es un Partido que se cae en pedazos. Muere inservible como casi mueren sus fundadores radicales. Alguien dijo que ser viejo no es malo, lo que es malo es ser inútil y desactualizado.
.....el pcc es el horror del pueblo cubano...