El pasado 20 de febrero se desplomó una columna de la edificación ubicada en Jovellar #212 entre Infanta y San Francisco, Centro Habana, provocando graves afectaciones a una de las viviendas. La indolencia, el maltrato y el "peloteo" han sido las únicas respuestas de las autoridades municipales y provinciales para la familia afectada, que lleva más de diez días esperando.
"Sobre las 4:00 de la tarde ocurrió el desplome de la columna, dañando las paredes, que quedaron totalmente rajadas, y los balcones del edificio. Lo primero que hicimos fue llamar a los bomberos, quienes limitaron el acceso al área afectada por el derrumbe, e inmediatamente avisaron a los encargados de demolición, que finalmente acudieron sobre las 8:00 de la noche", relató Laura Rueda Prado, hija mayor de la familia de seis miembros, entre ellos un niño de 12 años que padece asma crónica.
Un arquitecto dictaminó que solo había que apuntalar la parte donde estaba la columna pues, a su juicio, la vivienda no había sufrido ninguna otra afectación. Un dictamen que contradice las imágenes que los miembros de la familia tomaron en el interior del domicilio y que fue rechazado más tarde por otro experto.
"El apuntalamiento consistió, literalmente, en tres palos. Reclamamos que cómo era posible que tres palos fuesen suficiente para sostener todo el peso que soportaba la columna. Ante este reclamo, fueron a buscar más madera para calzar con cuatro muletas, pero solo pudieron poner tres porque no alcanzaron las puntillas", añadió Rueda Prado.
La brigada concluyó su trabajo sobre las 4:00 de la madrugada y sus integrantes advirtieron a los damnificados que los domingos no trabajaban, además de que no contaban con los materiales necesarios ‒maderas y puntillas‒ y había que esperar hasta el lunes para solicitarlos al puesto de mando.
"El domingo, supuestamente, debía venir la especialista encargada de realizar el dictamen técnico oficial. Este documento, según nos explicaron, podría demorar de 15 a 20 días por el tema del Covid-19. Hasta hoy esa especialista no se ha personado aquí. Sobre las 11:00 de la mañana del lunes llegó la brigada para concluir el apuntalamiento de la columna y con la intención de apuntalar nuestra casa, pero nos negamos hasta que no viniese un especialista para dictaminar oficialmente la situación en que estaba la vivienda y así evitar errores que empeorasen el problema".
Horas más tarde acudió otro arquitecto, identificado como Wilmer, quien cuestionó el trabajo del anterior, según el cual la caída de la columna no había afectado la vivienda.
"Wilmer sí dictaminó que la casa era inhabitable en esas condiciones y aprobó el apuntalamiento del interior. Pero este dictamen fue verbal y no hay un documento oficial que nos sirva de aval en las gestiones pertinentes. Sin embargo, la brigada no pudo concluir el apuntalamiento de los balcones del edificio por falta de madera, y todo indica que no hicieron bien el trabajo porque los palos se están corriendo de lugar, y no creo que soporten el peso mucho tiempo", dijo alarmada Rueda Prado.
La mujer decidió entonces trasladar su queja a instancias superiores.
Un arquitecto consultado explicó el nivel de peligrosidad cuando ocurre el desplome de una columna, ya que no tienen funciones decorativas sino de carga. Un apuntalamiento mal hecho a partir de un diagnóstico erróneo podría crear confianza en los habitantes de la vivienda en cuestión y el desenlace podría ser fatal.
"Me dirigí al Gobierno municipal para entrevistarme con Pavel, el funcionario que supuestamente está a cargo de los casos de Vivienda. Este funcionario me remitió a Barbarita, encarga del departamento de Albergues en la dirección municipal de Vivienda, quien debía, según él, solucionar nuestra situación", relató Rueda Prado.
La respuesta de esta funcionaria luego de tres intentos de localizarla, fue lapidaria: "A mí no me molestes más, porque si Pavel, que es del Gobierno, no tiene solución para tu problema, cómo lo voy a tener yo, que estoy por debajo de él. Además, yo estoy aislada 15 días en mi casa por la cuarentena".
Requerida por la familia damnificada, la delegada del Poder Popular tampoco habría acudido para verificar los hechos y evaluar los daños, alegando que tenía problemas de salud.
"El martes volví al Gobierno para intentar entrevistarme nuevamente con Pavel e informarlo sobre la respuesta de Barbarita. Pero había un aviso de que no estaban atendiendo a la población por el Covid. Sin embargo, supe que Pavel sí estaba trabajando, pero en gestiones de cambios de líneas telefónicas del territorio. Es decir, son más urgentes los cambios de las líneas telefónicas que la vida de las personas ante un derrumbe inminente", criticó Rueda Prado.
Sin obtener una respuesta a sus quejas, la mujer decidió apelar al Gobierno provincial para entrevistarse directamente con Reinaldo García Zapata, el gobernador de La Habana, pero allí le informaron que este no atendía a la población.
"En el Departamento de Atención a la población del Gobierno provincial me dijeron que nos fuéramos para la casa que, a lo sumo en una hora, pasarían por allá. Hasta este minuto nadie de ninguna instancia ha venido a interesarse por nuestra situación. Hemos agotado todas las gestiones; nadie nos ha dado ninguna respuesta, y nos estamos jugando literalmente la vida", concluyó Rueda Prado.