Un reporte publicado por el telecentro SolVisión muestra como inspectores estatales reprenden a un vendedor de alimentos en la provincia de Guantánamo por establecer un precio superior al permitido por el Gobierno cubano, mientras la población hace caso omiso y continúa comprando los productos.
Uno de los inspectores entrevistados afirmó que "el compañero se encontraba comercializando ajo a ocho pesos", por lo que tuvieron que hacerle "una notificación" para contribuir con los precios establecidos, que son "de un máximo de cuatro pesos por los ajos más grandes".
Sin embargo, en medio de la entrevista el inspector reconoció que la población "es un poco difícil y no ayuda mucho", mientras se observa como un grupo de personas se amontona frente al comerciante para comprar los productos debido al gran desabastecimiento de alimentos que sufre el país.
En tanto, el reportero le preguntó al vendedor ambulante si sabe que está violando las leyes al comercializar los ajos a ese precio, a lo que respondió que es consciente de que no está permitido, pero a él le salen demasiado caros para ofrecerlos por menos dinero.
Al ser interrogado sobre la posibilidad de recibir una multa, el comerciante contestó afirmativamente, por lo que el periodista le preguntó qué hará a partir de ahora, a lo que respondió: "no vender más en la calle".
Otra inspectora que aparece en el reporte afirmó que "las personas no se concientizan con un listado de precios que está reglamentado por el Consejo de Administración Municipal para establecer los precios topados de los trabajadores por cuenta propia".
"El trabajo de nosotros es diario, consecutivo, tenemos tres o cuatro grupos laborando a todo nivel de la provincia para que todos estos productos le lleguen a la población con el precio establecido", agregó.
Ante el desabastecimiento generalizado que golpeó recientemente a la Isla, los precios se dispararon. Una libra de carne de cerdo llegó a costar entre 70 y 80CUP. Enormes colas de desencadenaron en las tiendas en CUC cuando las abastecían de pollo o salchichas.
Uno de los chivos expiatorios favoritos del Gobierno cubano ante los períodos de escasez han sido tradicionalmente los vendedores privados, a quienes la prensa oficial acusa de la carestía sin señalar al propio tiempo la ineficacia de un sistema económico incapaz de sostener en el tiempo las ofertas de productos y servicios.
El ajo TIENE CABEZA, PERO LOS BURROS QUE DESGOBIERNAN , NO.