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Zafra

Arranca en Cuba otra zafra azucarera llena de obstáculos y con malos pronósticos

La campaña se realizará sin 18 de los 56 centrales que supuestamente tiene la Isla en activo.

Santiago de Cuba
Central Dos Ríos, en Palma Soriano, Santiago de Cuba.
Central Dos Ríos, en Palma Soriano, Santiago de Cuba. Radio Baraguá

Con la arrancada del central Dos Ríos, del municipio de Palma Soriano, comenzó la zafra azucarera 2020-2021 en Cuba, que durante la actual década ha registrado las peores producciones del último siglo debido al deterioro de los centrales azucareros, el bajo rendimiento de los campos y las políticas fallidas.

Este ingenio de Santiago de Cuba es el único, de los 38 que intervendrán en la actual campaña, cuyo record productivo data de la etapa capitalista, cuando figuraba entre las joyas del sector por su eficiencia y desempeño organizativo.

El complejo escogido para dar el pitazo de arrancada de la molienda avergüenza al Grupo Azcuba, monopolio estatal que en noviembre de 2011 sustituyó al Ministerio del Azúcar y que ha sido incapaz de elevar la exportación, frenar el desastre agrícola, diversificar los derivados y erradicar el millonario subsidio con que el Estado cubre la ineficacia de la industria.

Aunque los directivos del Dos Ríos aseguran que el binomio cañaveral-ingenio garantiza el engranaje para desarrollar con éxito alrededor de 160 días de campaña, sus trabajadores lo ponen en duda y se desmarcan del triunfalismo, señalando que dicha fabrica jamás ha enfrentado tantas privaciones y presiones políticas.

Julio Andrés García, presidente del Azcuba, admitió que esta será una zafra de pronósticos reservados, debido a la escasez de recursos, los contratiempos con los proveedores y el negativo impacto de las lluvias que anegaron y devastaron gran parte de los sembradíos.

García dijo que en breve se incorporaran una veintena de centrales de Camagüey, Granma, Las Tunas, Mayabeque, Matanzas, Artemisa, Cienfuegos y Ciego de Ávila. Además. También 25 empresas provinciales y de servicios, incluidos dos centros de investigación sobre la caña y sus derivados.

Pese a que los problemas son graves y diversos, el titular del emporio no renunció a crecer en cuanto a rendimiento y niveles productivos, propósito casi inaccesible si se tiene en cuenta que Cuba hará la zafra sin 18, de los 56 centrales que supuestamente tiene en activo, y con solo el 15% del cultivo bajo irrigación y drenaje efectivos.

Otros objetivos están cifrados en reducir los niveles de caña quemada, así como elevar la entrega de mieles, la generación de electricidad, unas 400.000 toneladas de nutrientes a partir de los residuos de las cosechas y la producción de alcoholes, papel y madera artificial.

Dionis Pérez Pérez, director de Informática, Comunicaciones y Análisis de Azcuba, declaró al periódico Granma y la agencia Prensa Latina que a la falta de combustible, fertilizantes y herbicidas, se suma el déficit financiero. De los 44 millones de dólares previstos, solo han dispuesto de algo más de seis millones para el mantenimiento.

A su juicio, la zafra ha tenido un principio agridulce, pues según los planes debía empezar por el central Colombia y terminar —en la tercera decena de abril— en el Antonio Guiteras, ambos de Las Tunas.

En esa fecha se paralizarán los molinos y apagarán las chimeneas porque las lluvias hacen difícil y costoso el trabajo en las más de 500 comunidades rurales donde la caña figura como el sustento fundamental de miles de personas.

Según la Organización Internacional del Azúcar, Cuba ha promediado en el quinquenio entre 1,3 y 1,9 millones de toneladas métricas de azúcar, los números más bajos de los últimos 120 años en un país que fue el primer exportador mundial del producto.

Aunque los directivos no ofrecen detalles sobre la que fuera la principal industria, el ministro de Economía, Alejandro Gil Fernández, dijo en una reunión celebrada en diciembre de 2019 que el país produciría 1,5 millones de toneladas de azúcar y de ellas exportaría unas 920.000 toneladas.

El Grupo Azcuba, absolutamente descapitalizado, sufre con rigor la crisis de liquidez que enfrenta la Isla como consecuencia del colapso de su aliado estratégico Venezuela, las nuevas sanciones de Estados Unidos y las ineficiencias de una economía de corte socialista.

Cuba consume al año entre 600.000 y 700.000 toneladas de azúcar y tiene un acuerdo de venderle a China otras 400.000 toneladas en cada zafra. El resto la comercializa en el mercado abierto. Hace un trienio importa un volumen no desestimable para garantizar la demanda del turismo y las ventas en la red de tiendas en moneda libremente convertible.  

La industria azucarera entró en recesión hace casi dos décadas, cuando Fidel Castro ordenó desmantelar 120, de los 165 centrales que molían entonces. La falta de visión y de una estrategia adecuada acentuó el deterioro de una tecnología ya obsoleta.

La decisión condenó a un "eterno tiempo muerto" a decenas de miles de azucareros cubanos y sus familias.

Raúl León Torras señaló en un artículo recogido en la Antología del sector azucarero en Cuba, publicada por la editorial Ciencias Sociales en 1988, que antes de 1959 la Isla importaba solo el 5% de los recursos que utilizaba en cada zafra.

Torras, quien fue asesor de Julio Lobos, el principal magnate azucarero cubano, lideró la Organización Internacional del Azúcar y falleció siendo presidente del Banco Nacional de Cuba, consideró que al dejar de producir los insumos el Gobierno condenó a un renglón que significaba el 80% de las exportaciones y constituía el 25% del Producto Interno Bruto de la Isla.

Sin embargo, una y otra vez las autoridades repitieron los errores.

En la década de los 80 del siglo pasado, Cuba produjo anualmente entre seis y ocho millones de toneladas de azúcar. Un decenio después, con la debacle del campo socialista, la cifra se redujo a la mitad y en la actualidad solo se fabrica una cuarta parte de lo que solía hacerse en aquellos tiempos.

Los recursos que se necesitan para revertir la incompetencia están relativamente cerca, en Brasil, México, Canadá y Colombia, por solo citar algunos países. El dilema estriba en que las autoridades no honran los créditos recibidos, dilapidan el financiamiento, obran de manera incongruente y no tienen entre sus prioridades la reanimación de la agroindustria.

Sin embargo, lo peor es la falta fuerza de trabajo en un sector que llegó a disponer de casi un millón de obreros y especialistas.

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2 comentarios

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Profile picture for user Peña Tico

Buen análisis el del Mike

¡¿Y toda esta larga lista de factores es para decir que la zafra será una tremenda mierda igual que todo lo demás...?!