A un año de que varias activistas y plataformas femeninas cubanas solicitaran a la Asamblea Nacional la inclusión de una Ley Integral contra la Violencia de Género en su cronograma legislativo, en Cuba sigue sin existir un plan que lleve a esa normativa.
¿Por qué es necesaria? ¿Acaso es distinta la violencia cuando se ejerce contra un hombre, un menor o una persona de la tercera edad? Esos algunos cuestionamientos de los detractores de una Ley contra la violencia de género. El argumento es que proteger a las mujeres por su condición generaría discriminación hacia los hombres.
¿A qué nos referimos al hablar de violencia de género? De un tipo de violencia física o psicológica que se ejerce contra cualquier persona o grupo, sobre la base de su género, identidad de género u orientación sexual, y que se deriva de los patrones de dominación masculina o patriarcal sobre la mujer. Puede que la violencia sea la misma, pero la intención no lo es. Esto es lo que se defiende en una ley contra la violencia de género.
La feminista Marta María Ramírez prefiere hablar de violencia machista. "El género se confunde. Hay gente que piensa que es también contra los hombres. Es contra nosotras, que somos el eslabón más bajo de la cadena".
Marta María, que ha pedido una ley desde el año 1995 y es una de las voces más activas en la demanda de que sea "integral", específica, considera que la normativa permitiría impactar en la educación bajo principios no machistas, no patriarcales, desde la escuela, con lo que hombres y mujeres, y personas que no quieren clasificarse en esas categorías culturalmente impuestas, crecerían en una cultura de paz y de no violencia. "En definitiva, una cultura no patriarcal".
La activista y periodista independiente Aimara Peña opina que la existencia de una ley incidiría de manera directa en la disminución de los actos de violencia contra las mujeres, ya que "daría visibilidad a un problema real de la sociedad. Esto contribuiría a que existiera más conciencia social y daría una herramienta a las víctimas para defenderse en procesos judiciales".
Para la también activista Zelandia Pérez, no se trata de dar más derechos a la mujer, sino de hacer valer sus derechos humanos "en cualquier ámbito, y que sus denuncias sean procesadas con todo el peso de la ley. Además, de implementar medias que ahora no están en lo penal".
Las denuncias de mujeres que sufren violencia no son atendidas correctamente
En opinión de Zelandia Pérez, una ley integral posibilitaría proporcionar a las mujeres abusadas lugares donde refugiarse del agresor, con lo que estarían protegidas por el Estado. La activista recuerda que, durante estos tiempos de pandemia, se ha visto un incremento en la violencia de género y el Estado ha tenido que reconocerlo. "Hoy en día, las denuncias de mujeres que sufren violencia no son atendidas correctamente por los funcionarios públicos, y muchas veces la violencia termina en desenlaces fatales para las víctimas".
Marta María Ramírez refiere que uno de los argumentos utilizados contra las mujeres que impulsan esta legislación es que en Cuba no queda un asesinato de mujer sin castigar. Ella no lo duda, pero entiende que, si la causa es la condición de mujer, esto lleva una tipificación que es el feminicidio. "Es otro delito, con un carácter político más fuerte, mucho más preciso".
Los totalitarismos son la máxima expresión del machismo
Al acompañar a muchas mujeres en situaciones de violencia, Marta María ha comprobado que las estructuras e instituciones destinadas a protegerlas no lo hacen. Explica que una legislación proporcionaría a los operadores del Derecho los conocimientos para prevenir los feminicidios.
"Cuando te matan, ya tú has venido sufriendo situaciones de violencia. No estoy hablando de la violencia simbólica que sufrimos las mujeres desde que nacemos, por ser mujeres, sino de la violencia psicológica, que está naturalizada, sobre todo en una sociedad como la cubana, donde el propio Estado es el principal artífice de la violencia psicológica contra nosotras diciéndonos que somos mercenarias, no atendiendo nuestros reclamos en las estaciones de Policía, no teniendo abogados, fiscales que sepan de qué estamos hablando y por qué ser mujeres nos coloca en una situación de desventaja en una sociedad patriarcal, totalitaria y autocrática", ejemplifica.
"Creo que los totalitarismos son la máxima expresión del machismo. El machismo no es solo la violencia física y psicológica hacia las mujeres, es también una manera de gobernar", añade.
"En Cuba lo estamos viviendo con la situación de nuestros compañeros y compañeras del Movimiento San Isidro, cuando el Gobierno ni siquiera se permite el diálogo con unos muchachos que están pidiendo justicia por un compañero detenido, en un caso en el que se han violado todas las pautas del debido proceso".
La cárcel no es un lugar educativo
Entre los problemas que una Ley integral contra la violencia machista ayudaría a resolver, Marta María menciona la inclusión de las mujeres trans como víctimas de la violencia machista.
"Las mujeres trans, incluso para las estadísticas de VIH, están incluidas como hombres que tienen sexo con hombres. Esto es totalmente injusto. Viven una transfobia y una violencia relacionada con cómo las ve la sociedad. Pero también sufren consecuencias al interior de sus hogares, como mujeres, con sus parejas", señala.
"Una ley resolvería también encontrar espacios para hombres violentos que quieren establecer algún tipo de diálogo", considera Marta María, consciente de que muchas feministas difieren de su opinión. Según ella, esto posibilitaría estudiar el comportamiento de estos hombres y que tuvieran grupos de apoyo como Alcohólicos Anónimos.
"Necesitamos que además del castigo al abusador, de multas, prisión, haya un lugar donde puedan ser acompañados por psicólogos y sociólogos. La cárcel no es un lugar educativo y obviamente ese hombre saldrá siendo el mismo machista maltratador", argumenta.
Aunque no puede hablar en términos de estadísticas, llama la atención sobre el hecho de que, a diferencia de otros países de la región, donde las mujeres son liquidadas dentro del hogar que no se atreven abandonar, en Cuba varios asesinatos se han producido cuando la víctima supuestamente ha salido del ciclo de violencia.
"El año pasado, al menos tres mujeres fueron asesinadas en la calle a manos de sus exparejas. Habían abandonado el hogar violento e incluso comenzado una nueva vida. Fueron asesinadas en las calles, frente a sus hijos y familias; algunas frente seres humanos que no hicieron absolutamente nada. En Santiago de Cuba, el año pasado, ultimaron a una mujer en un hospital, una institución pública. Digo esto para que los investigadores e investigadoras se encarguen de ver a qué se debe hacer".
Una ley pondría freno a los hombres maltratadores
Aimara Peña no cree una ley pueda erradicar de golpe un problema tan enraizado como la violencia de género, "pero sería un gran paso de avance en relación con la realidad de las mujeres en Cuba. Una ley pondría freno a los hombres que hoy cometen ese delito y muchas veces no se les procesa", dice. Zelandia Pérez, por su parte, afirma que ayudaría a disminuir la taza de feminicidios.
Marta María Ramírez es más pesimista. "Pienso que los feminicidios seguirán ocurriendo. Probablemente, veremos un aumento alarmante de las estadísticas, de aprobarse una legislación específica. Pero creo que aumentarían también por el número de identificaciones de feminicidios. Los casos que ha revelado Cuba en 2019, correspondientes a 2016, muestran un subregistro".
La feminista argumenta que los operadores del derecho, los médicos legales y los peritos, al no tener una formación en estos temas, pueden calificar un resbalón en una bañadera como muerte accidental. Pero si saben que a una mujer la pueden matar por el simple hecho de serlo, deben averiguar si la víctima ha estado sometida a algún tipo de violencia, si sus parejas las han maltratado o golpeado antes.
Pero no son solo los casos de mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas los que esta activista piensa que, de haber una Ley integral, se clasificarían como feminicidios. "Hay suegras que han sido ultimadas, hay amigas que han sido ultimadas. Está la joven que fue secuestrada al salir de la Escuela de Medicina y fue asesinada y lanzada en una cuneta por una persona extraña, en un claro delito de feminicidio. Una ley daría un marco legal más amplio para estos temas. Habría estructuras para el acoso, el acoso laboral y el acoso callejero".
Marta María urge además a hablar del abuso sexual infantil y de los infanticidios, y entiende que una legislación proporcionaría el espacio para abordar estas situaciones. Afirma que no se trata de una ley "mágica", pero sí urgente.
Y cual es la urgencia? Por què matar a una mujer es distinto que matar a un hombre? Es asesinato igual. Pegarle un puñetazo a una mujer es igual que pegàrselo a un hombre . Y despues no quieren que las traten como "sexo dèbil". Si todos somos iguales, como dicen las feministas, por que hay que hacer una ley distinta para las mujeres? O es que nada màs que somos iguales para las ventajas? Las lesiones, la violaciòn, la coacciòn, la amenaza y cualquier forma de violencia punible ya es delito. Per como se trata de Cuba, cualquier pendejada que es para paises donde hay impunidad en el abuso vale aplicarlas alli. La cosa es hacer ruido!