Con lecturas de poemas como novedoso método de protesta por el encarcelamiento de uno de los suyos, el Movimiento San Isidro (MSI), un grupo heterogéneo de jóvenes poco conocido hasta ahora, ha asestado un duro golpe al Estado totalitario cubano cuyo principal pilar de sustento es el derrotismo ciudadano.
La elite de poder calculó mal sus posibilidades. Creyeron haber controlado la situación en el recinto de Damas 955 del barrio San Isidro. Supusieron haber liquidado la situación manteniendo a Denis Solís en prisión, mientras que Luis Manuel Otero Alcántara y Maikel Osorbo —todavía en huelga de hambre— y las tres mujeres más destacadas del grupo, Omara Ruiz, Anamely Ramos e Iliana Hernández quedaban bajo control policial.
Cuando todo parecía haber concluido, fue entonces que primero 50 personas y luego una suma de alrededor de 300, en su mayoría jóvenes artistas, se congregaron espontáneamente frente al Ministerio de Cultura. Eran portadores de un manifiesto que se solidarizaba con los integrantes del Movimiento San Isidro. Apuntaban a reclamos gremiales sobre la libertad de creación artística, pero también reclamaban libertades ciudadanas de expresión y pensamiento que son la negación de un régimen totalitario. El manifiesto era una suerte de declaración de independencia ciudadana del Estado totalitario cubano. Iba contra el apotegma fidelista "dentro de la revolución todo". Visto del modo que se quiera, el MSI se anotó una importante victoria como galvanizador de la conciencia nacional.
Los sistemas de partido único pueden coexistir con el mercado, pero no con las libertades políticas y civiles.
La Seguridad del Estado creó un perímetro alrededor de la protesta para impedir el paso a nuevos manifestantes y llegó a emplear —algo novedoso en Cuba— gases lacrimógenos a ese fin. También concentró fuerzas policiales y paramilitares en las cercanías para lanzarlos contra los manifestantes cuando se diese la orden. Pero esta vez ya algunos miembros de la prensa extranjera estaban presentes y no pudieron segregarlos a palos, como ya habían hecho poco antes en una protesta en el Parque Central.
Entran en juego los operadores políticos del Estado represivo
Con esa limitación mediática sobre el uso de la fuerza, el peso de la gestión para manejar el conflicto recayó en el brazo político del Estado totalitario: esta vez, el viceministro de Cultura y un reducido grupo de operativos políticos. Pero el MSI y la manifestación frente al Ministerio de Cultura ya habían saltado a la primera plana de los principales medios y agencias de prensa internacionales.
La misión encargada por el poder militar a esos burócratas fue apaciguar a los manifestantes sin alcanzar compromisos y así lograr —como quien desactiva una bomba— que se disolviera la multitud y regresaran a casa, al menos por una semana.
Ese plazo le permitiría al G2 actualizar sus perfiles para dedicarse a dividir grupos y personalidades, mediante el empleo de su arsenal de medidas activas, para echar a pelear a unos contra otros, además de llevar a todos esos disidentes ante "el otro paredón" del asesinato público de su reputación.
El brazo político del aparato represivo, en este caso operado por la burocracia cultural, ya se apresta a poner en marcha un dispositivo disuasivo de mediano plazo: encaminar el proceso en conversaciones que no constituyan genuinos diálogos ni negociaciones para que no lleguen a desembocar en algo productivo. Conversaciones sin terceros independientes que puedan actuar de mediadores, en recintos oficiales y con un representante del Estado controlando los micrófonos y la lista de oradores. Conversaciones sin transparencia ni grabaciones o actas, en que los anuncios públicos, si los hubiese, son dados por el Estado. Conversaciones bajo la dominación y hegemonía del Estado opresor.
Esa estrategia les ha resultado exitosa en ocasiones anteriores. Pero, ¿podrán serlo en las actuales circunstancias? ¿Serían aceptables esas condiciones para los representantes del "Estado llano" en la Cuba de 2020?
El modo en que terminó la jornada de protesta multitudinaria frente al Ministerio de Cultura indicaría que el régimen logró sacar algún partido inicial. En ello probablemente pesó la espontaneidad y rapidez de los acontecimientos, así como la ausencia de un liderazgo colectivo en el grupo de personas que se sentaron con los operarios políticos del Estado policial.
Cruzar el umbral de la verja ministerial sin adecuada preparación facilitó que el Gobierno alcanzara su objetivo inmediato: ganar tiempo. También logró disolver a los manifestantes sin usar la fuerza, y obtuvo un plazo de preparación para enfrentarlos en mejores condiciones.
Sin duda habría sido aconsejable establecer precondiciones que, por obvias y razonables, hubiesen puesto en desventaja a sus potenciales interlocutores frente a la opinión pública. Era el momento de mayor debilidad del Estado para reclamar la liberación de Denis Solís, el levantamiento del control policial sobre los miembros del MSI y el cese de la ocupación policial del domicilio de Otero que sirve de sede al Movimiento. No se trataba de alguna cosa que no pudiera satisfacer de inmediato o que resultase extraordinaria. Todo el conflicto se había iniciado con la detención arbitraria y sanción sumaria de Denis. Y la opinión pública habría comprendido que no es posible iniciar ningún intercambio serio con aquellos que se resisten a liberar rehenes en estado de precaria salud. Era la señal de buena fe que tenían que haber aportado los operarios políticos del Estado policial.
"El juego no se ha acabado hasta que termina"
Pero lo ocurrido no es definitivo. Por lo que utilizar la descalificación prematura de los jugadores, en lugar de criticar jugadas cuestionables, quizás no sea lo más útil en este momento. Las inevitables improvisaciones, discrepancias y errores que se dan en estos procesos, sean superficiales o de fondo, son manejables. Y como decía un famoso receptor de Grandes Ligas: "el juego no se ha acabado hasta que termina".
Lo más importante de lo ocurrido en la noche del sábado no fueron los eventuales errores que alguien pudiera señalar —con más o menos razón— a algún interlocutor, sino el nacimiento de algo de mucha mayor magnitud que marca un antes y después en la actual coyuntura. Algo más trascendental que el propio MSI y el gremio de creadores en su conjunto.
La resignación y desconexión que alimentan la apatía cívica han sido sacudidas. Y la noticia de ese insólito hecho, en un país donde se supone que todo está bajo control, trascendió mucho más allá del muro del malecón habanero. Nada será igual después de esta jornada. La apatía, principal pilar del régimen, ha sido perforada.
El Movimiento San Isidro, usando como medio de protesta la lectura pública de poemas, y su disposición a morir ha obligado al Estado cubano a mostrar su naturaleza represora ante el mundo. Mala cosa para la elite de poder en este momento. El contexto no puede serle más adverso. Hay una vasta pradera seca esperando una chispa que la incendie.
Inepta, la elite de poder espera que la Administración Biden y la Unión Europea vayan a su rescate ante el vacío de subsidios que ahora padecen por la crisis venezolana. Necesitan, una vez más, maquillar el sistema totalitario para facilitar la obtención de créditos —que no pagarán— con los que financiar la represión en medio de la más grave crisis del país desde la década de los 90.
Medidas aisladas como la supuesta privatización de restaurantes estatales pueden fabricar titulares de prensa, pero no les van a lavar la cara. Mucho menos si la población sacude su docilidad en medio de esta crisis.
La insumisión que la chispa del MSI ha inspirado en el sector creativo puede extenderse a otros grupos de población: los sin techo pueden organizar un movimiento okupa como el de otros países para ingresar a locales vacíos; los campesinos pueden producir solo para su autoconsumo si el Estado se niega a las demandas de su propuesta "Sin Campo no hay País"; los emigrados pueden retener una parte de sus remesas hasta que el Gobierno acepte la plenitud de sus derechos nacionales y las entregue directamente en dólares a sus familiares, y así sucesivamente.
La demanda más subversiva del MSI en medio de su huelga de hambre fue la de que cerraran las tiendas en dólares. Esa exigencia corrió como pólvora en las largas colas para comprar comida de gente que no tienen internet, pero a quienes les llegó, boca a boca, que alguien estaba dispuesto a inmolarse por ellos. La situación se le puede complicar muchísimo más a un Gobierno que no acaba de entender que está en territorio nuevo donde sus viejas tretas pueden ser un bumerán.
Como diría Yogi Berra: "Este juego se acaba cuando termine".
Llegará el momento -nadie lo dude- de que no podrán burlarse de la juventud cubana y será más pronto que tarde...
Ya me imaginé a Otero Alcántara el primer día de conato de huelga de hambre: ¡Señores, ahí vienen los segurosos, cada uno a sus puestos! Esto hoy lo ponemos mejor que la película del sábado.
Selfies, selfies, selfies.....
Chispa ni un carajo provocaron, más bien hicieron el ridículo esta partida de payasos para llamar la atención.
Ninguna chispa, sobre todo porque no enciende nada dentro, ni mucho menos peligro, salvo el que arrostraron por declararse en huelga de hambre por un preso que no la hizo, sino que se prestó a hablar por video en vez de hacer huelga de silencio, como está indicado.
En una esquina, el Movimiento San Isidro con unos 14 jóvenes cubanos, más un grupo de unos 300 o más; y en la otra, el régimen con cuerpos de policías, policía secreta, ejército, paramilitares, más todos los medios oficiales, organizaciones de masas y monopolio de comunicaciones bajo su control. No obstante esa descomunal diferencia, los jóvenes le dieron jaque al régimen durante casi una semana y la prensa extranjera lo reportó. Por eso ahora el Represor Presidente descalifica a los jóvenes, y vuelve a la retórica de que "contra el socialismo" nada. Que se cuide porque en la calle los cubanos están cansados de oír del "socialismo" y la "revolución", y los cambios que necesitan para comer, para tener un techo y para satisfacer elementales necesidades que no llegan.
CRISTOBALCAGON tiene razón. AMADEUS tiene razón. A lo largo de 61 años hemos visto tantas chispas apagarse... estos jóvenes tienen el mérito de tratar de encender una nueva chispa. PERO, el único movimiento CAPAZ de DERROCAR AL RÉGIMEN es el MASIVO POR HAMBRE, para que, UNA nacionalmente a los cubanos por un solo objetivo: DERROCARLOS. ¡No hay de otras! Ya el régimen mafioso y criminal tiene actualizada su estrategia para aplastar a las distintas tendencias que representan estos jóvenes. Pudiera ser una buena chispa... s i no les llueve.
Hay que aplaudir a estos jóvenes por su valentía y coraje civil, pero el camino es muy , pero muy largo. Hay que traer a la masa y concienciarla de que la única posibilidada de sacarse a la tiranía de encima es actuando juntos y unidos. Mientras la gente siga de largo, todavía estamos muy jodidos.
Jijjijij ,!!! La chispa humeda que no va prender ni con gasolina porque los cubanos son asi los de aqui y los de alla, les gusta el protagonismo con el regimen que los asilo o que los mata de hambre, ni un solo vecino salio a defender a los artistas en huelga de hambre, y los artistas que no quisieron dejar de comer (porque siempre han pasado hambre) fueron a dialogar despues de 61 años y salieron satisfechos de las respuestas del regimen, las mismas respuestas que dio hace 61 años, mientras esos vecinos que no salieron se baten por un muslo de pollo en una cola o tratan desesperadamente salir de ese infierno por cualquier via aqui seguimos empujando sin darnos golpes a ver si sale algun martir y se deja aplastar en el medio de la via para luego aqui hacerlo un heroe y esperar otro medio siglo a que aparezca otro martir que quiera inmolarse para que su nombre quede grabado en una calle de Miami, que mierda de pueblo.
Buen análisis. Solo faltó, aunque queda implícito, el papel de las redes sociales en la génesis y apoteosis del MSI, aunque se haya resuelto en un coitus interruptus. Sin Twitter o Facebook no se habría producido eso que en Cuba se vuelve a llamar 'tángana', como las protestas del machadato. Viene al pelo sin embargo la frase de Yogi Berra citada por el autor: “It ain't over till it's over”. Y cierro con otro yogismo: "El futuro ya no es como era antes". Good job, JAB.
Sí, reverbero, de acuerdo, pero para llegar a esos juicios hay q pasar por todos estos dolores de parto primero y por los que vendrán después... step by step...
Ese país no resurge hasta que toda la cuerda de parasitarios usurpadores del poder y la esbirrada mamporrera sean juzgados por su responsabilidad histórica con el actual desastre