El precio de los módulos para trabajadores estatales es abusivo

Trabajadores estatales preguntados en La Habana calificaron de abusivos los precios de los módulos que el régimen les vende, en medio del desabastecimiento de alimentos y productos básicos, empeorado por el Covid-19.

Amanda González, trabajadora de Unidad Empresarial Básica (UEB) en Centro Habana, habla de un Gobierno que abandona a su suerte a los obreros cuando constata el precio del módulo en su empresa: 45CUC o 1.125CUP.

"¿Qué trabajador cubano puede pagar un módulo que excede su salario mensual en el doble y más? ¿En qué país viven nuestros dirigentes, aquellos que tienen la responsabilidad y la obligación de velar por la protección a los trabajadores? Con los precios de estos módulos el Estado marca un límite de abandono y, por tanto, contribuye al aumento de la desconfianza", señala González cuyo salario mensual es de 490CUP, y no pudo finalmente costearse el módulo.

"Ni siquiera pude pedir prestado el resto del dinero porque mis amistades están interruptos en sus centros laborales desde hace cinco meses, con una situación más grave que la mía", explica.  

El salario medio mensual en Cuba es de 879CUP, aproximadamente 36CUC según la tasa de cambio actual.

Como trabajadora de Salud Pública, Zoe Castellanos tampoco pudo comprar el módulo. Es madre divorciada, con dos hijos menores de edad y un salario de 595CUP, apenas la mitad del costo del módulo.

"Lo más triste es que ni siquiera establecieron una facilidad de pago. Es lo tomas o lo dejas. Y realmente un módulo así te ahorraría al menos una semana de hacer colas y de evitar contagiarse de coronavirus en el intento. Ni siquiera se exige que lo den gratis, pero al menos que sea un precio justo y acorde al salario de los trabajadores", opina Castellanos, quien aseguró sentirse tan decepcionada que pedirá vacaciones o una licencia "porque no vale el sacrificio de ir a trabajar en medio de una pandemia y que la retribución sea venderte un módulo de comida y aseo personal que no está al alcance de ningún obrero en este país".

El módulo de 45CUC está compuesto por dos paquetes de pollo, dos paquetes de picadillo de pollo, dos paquetes de salchichas, dos pomos de aceite, una lata de tomate frito, un frasco de mayonesa, dos tubos de pasta dental, un desodorante, cinco jabones de tocador, cuatro bolsas de detergente, cuatro rollos de papel sanitario, un champú, un suavizador y una frazada de piso.  

La información recabada durante el último mes entre trabajadores estatales corroboró que los módulos varían sus precios entre 25, 32, 45 y 50CUC, en dependencia de la cantidad y variedad de los productos.

Un módulo de 25CUC, unos 625CUP, incluye un paquete de pollo, un pomo de aceite, una bolsa pequeña de café, un desodorante, un champú, un acondicionador, una frazada de piso, una pasta dental, dos jabones de tocador y dos jabones de lavar.

"Por lo general muchos trabajadores ceden sus módulos a los revendedores. En dependencia de lo que traiga el módulo ajustan un precio, y casi siempre el trabajador se queda con parte del aseo personal que es lo más difícil de conseguir", informa Orestes Martínez, trabajador de una entidad subordinada a un organismo de la administración central del Estado.

"Hay centros laborales que permiten a sus trabajadores elegir cuáles productos comprar del módulo según la salud de sus bolsillos, pero en la mayoría de las empresas tienes que comprar el módulo completo o no comprar nada. Los mejores módulos se los venden a los militares y prácticamente es un secreto hasta el precio de los mismos. Lo cierto es que los precios de estos módulos son una falta de respeto hacia los trabajadores cubanos, cuando las únicas tiendas abastecidas son las de MLC", apunta Martínez.

La casi totalidad de los entrevistados, tuvieron que recurrir a "la ponina" entre familiares, amistades o vecinos, para poder comprar los módulos y después compartir a partes iguales los productos.

"De otra manera el 80% de los trabajadores de la empresa no podrían comprar estos módulos", advierte Julián, administrador de una entidad de Comercio Interior.

"Ni siquiera yo con mi salario podía costear los 45CUC del módulo. Entre mi cuñado y yo empatamos la plata y nos dividimos los productos. Mis propios trabajadores no creyeron en principio que ni el jefe tenía ese dinero. Pero la realidad es que la afectación no solo lacera el bolsillo del obrero, sino también al personal administrativo o directivo", afirma.

Según Julián, no pocos trabajadores se quejaron ante él para que denunciara lo excesivo de los precios de los módulos ante las autoridades de la Dirección Provincial.

"Tuve que abrirme con los trabajadores de mi confianza y hablarles sin tapujos: en definitiva, yo soy otro peón más del Partido, y los errores del Estado también lo cargamos en la espalda nosotros, administradores y directores", concluye Julián.