Las calles de La Habana lucieron desiertas este martes, el primer día de una quincena durante la cual los residentes de la capital de Cuba se someten a rigurosas medidas con las que el Gobierno pretende contener la segunda oleada del coronavirus.
El "cierre" de La Habana contempla severas medidas laborales, de movilidad humana y vehicular y de operaciones comerciales que, en la medida que buscan cortar la propagación del Covid-19, agregan tensiones a las personas. Ya en las primeras horas del martes se habían impuesto 154 multas.
Según publicó el periódico Tribuna de La Habana, las autoridades identificaron el martes al municipio de Arroyo Naranjo como el territorio habanero con la situación epidemiológica más compleja por la incidencia de la enfermedad y las propias características sociodemográficas.
El Consejo de Defensa Provincial (CDP), al que asistió el general de división Ramón Pardo Guerra, informó que al cierre del lunes el municipio redujo a 17 los controles de foco abiertos, pero mantiene tres eventos de transmisión local: en Párraga, Mantilla y en el centro psicopedagógico La Castellana.
Según las autoridades, la población se ha quejado de excesos de rigor con los mayores de 65 años y embarazadas solas que tienen que desplazarse para adquirir el sustento y lo tienen prohibido.
"Sí pueden asistir a las bodegas y comercios para adquirir los productos a no ser que sean vulnerables, en cuyo caso deberán recibirlos en sus casas. En ese grupo sí se incluyen las embarazadas y otros que padezcan factores de riesgo", señalaron.
El ministro de Salud Pública, José Angel Portal Miranda, dijo el martes que de las 573 personas confirmadas y activas con Covid-19 en la Isla, 494 se encuentran en instituciones de la capital, de las cuales 391 residen en dicha provincia.
Solo en los últimos 15 días la cifra de diagnosticados en La Habana es de 496, lo cual hace que el territorio muestre una tasa de incidencia por cada 100.000 habitantes de 23,23, la más alta ahora de todo el país.
