"Si las personas no tenemos prácticamente qué comer, ¿qué le vamos a dar al perro o al gato?", pregunta Ricardo, dueño de dos mascotas en Mayarí, Holguín. "El gato al menos caza un caguayo (reptil pequeño) o un ratón y resuelve, pero al perro lo tenemos que soltar a cada rato a ver si alguien le da comida por ahí".
"Estamos ahora en casa siempre recortados y no sobra nada. Lo malo es que se vuelven vagabundos buscando qué comer y se corre el riesgo de que los maten por el lío ese de la rabia. Al final no se les pega mucho en la calle porque nadie tiene muchas sobras. Esto está muy malo y los pobres animales son los que más hambre pasan", explicó.
En efecto, las consecuencias de la crisis se hacen visibles en los animales. Predominan en la calle los de aspecto famélico y, en general, se les ve falta de peso a casi todos.
"Les cuesta mucho más en los últimos meses encontrar un trozo de pizza o residuos de bocadillos en la calle, porque sencillamente la gastronomía es mínima y las personas no desperdician mucho en tiempos de crisis", comentó un veterinario del Centro Veterinario Municipal, que no quiso revelar su nombre ni ofrecer datos sobre la disponibilidad de medicamentos para la venta a los dueños de mascotas.
"Yo tengo un perro cruzado con pastor. Es como de la familia, lo cuido mucho", apuntó Eduardo, un joven cuentapropista. "Hasta hace un tiempo vendían mocillas o pasta de bocadito liberada, y yo siempre le compraba".
"Lo vendían para las personas, pero es tan malo que los únicos que lo comprábamos éramos los dueños de perros o criadores de puercos. Sin embargo, ahora viene racionado y no se puede resolver… increíble, esas cosas tan horribles que ni para los perros tienen suficiente calidad.
"Para conseguir un bofe (pulmón) de puerco es una candela también. Ya casi no matan puercos y uno ni siquiera sabe dónde buscar porque los puntos no tienen oferta de carne. Ahora se venden en casas, escondidos por el precio elevado. Se hace difícil alimentar a los animales con esta crisis", concluyó.
Ante la hambruna en las casas, muchos perros y gatos domésticos hacen vida callejera en busca de su subsistencia. Incluso se les puede ver comiendo cosas que habitualmente no consumen, como frutas. Por ejemplo, es raro que un perro coma mangos en circunstancias normales, pero ahora es normal que husmeen debajo de los árboles de este fruto para saciar el hambre.
Daina Peña Vázquez, activista mayaricera por los derechos y el bienestar de los animales, tiene que "luchar muy duro para alimentar" a los que protege en el poblado de Guaro, donde reside.
La activista dijo a DIARIO DE CUBA que se encuentra "muy mal (anímicamente) y muy estresada por tantos animales deambulando por las calles, flacos, hambrientos", por los que no puede hacer nada al no contar con recursos.
"Hace poco traté de rescatar del albergue de Zoonosis en Mayarí a tres perros muy flacos que están pasando hambre, y no pude lograrlo porque el protocolo de entrega se demora. Eso me tiene enferma, me tiene estresada y muy mal", añadió.
Tampoco faltan personas que, a falta de opciones alimenticias y extrañando las carnes que ahora están tan escasas y a precios prohibitivos, sacrifican a perros y gatos vagabundos para comerlos como ocurría en el llamado Período Especial, en los años 90 del siglo pasado. Pero es aún un fenómeno poco común, más recurrente entre personas con problemas como el alcoholismo.
Deberían mantenerlos gorditos para después
La historia del Periodo Especial, que se repite: Primero: perros y gatos "hacen vida callejera en busca de su subsistencia". Después: perros y gatos desaparecen, pues se los comieron todos.
LLego la hambruna,,,sera terrible la situacion de los cubanos que no reciben dolares,,,