En medio de la crisis de desabastecimiento y la carencia de alimentos en Cuba, la industria pesquera de Niquero busca potenciar la producción de enlatados de unas pocas especies marinas.
Según publicó el periódico La Demajagua, el objetivo es "sustituir importaciones y diversificar las ofertas a la población a través del aprovechamiento de las capacidades locales".
El inicio de la fase de prueba de la nueva línea de producción de enlatados ya tuvo lugar y permitió hacer los ajustes necesarios para corregir los posibles desperfectos que pudiera tener el proceso.
Según dieron conocer funcionarios en un programa dedicado a la pesca, "deficiencias asociadas al punto de sal, el líquido de cobertura, la calidad de la lata, el tiempo de cocción, la temperatura y la presión fueron rectificadas por los trabajadores de la industria con resultados favorables".
La línea de producción de enlatados produjo más de 5.500 latas de 250 gramos cada unidad, pero se reducen a machuelo y anchoas, "las especies que más volúmenes productivos se capturan en esta entidad".
En los mares del sur oriental cubano están presentes otras especies, como la lisa y el pargo, entre otras, pero la industria solo espera incluir en el futuro patao, chicharro y macavi en troncho.
La industria pesquera de Niquero prevé alcanzar producciones superiores a las 4.000 latas diarias. Este pescado enlatado se ofertará en la red de comercio de Granma.
Según el medio oficial, en primera instancia estas producciones se llevarán al municipio y la provincia y posteriormente, en dependencia de la calidad y el volumen que se pueda generar, a otra línea de ventas, incluyendo la exportación.
El pescado en una Isla como Cuba es un producto de lujo al que pocas mesas familiares tiene acceso.
En los últimos años se han implementado diversas iniciativas a lo largo del país para la crianza de las clarias, un animal que representa un peligro para el hábitat y la supervivencia de otras especies y que tiene una desigual aceptación entre la población cubana.
El desabastecimiento y la crisis económica que atraviesa la Isla han provocado una caída considerable en la producción de víveres, con un visible daño en el sector de los alimentos proteicos, como la carne de cerdo y el pollo.
Semanas atrás, el periódico provincial Vanguardia presentó la historia de un antiguo productor de carne de cerdo que decidió abandonar su labor para iniciarse en la cría de estos peces de agua dulce, que se han vuelto abundantes en el país.