El desabastecimiento de alimentos volvió a Santiago de Cuba después de que en fin de año el Gobierno intentara calmar los ánimos reforzando la venta de cárnicos, incluida una "feria del asado" en la que hubo hasta jutía y avestruz, además de cerdo, pollo, ovejo y pescado, entre otros productos.
Ahora, la realidad se impone. Las ofertas cárnicas, sobre todo el pollo y el pescado, están desaparecidas de los mercados. También escasean refrescos, jugos y cervezas de producción nacional.
Parece que las existencias estatales se han agotado. A la espera del abastecimiento, las propuestas se limitan a salchichas, hamburguesas, albóndigas y picadillo.
Las neveras y estantes de muchas tiendas en divisas están vacíos. Lo mismo ocurre en las pescaderías. Las ofertas se repiten de un establecimiento a otro. Los precios son otro dilema para los compradores. Muchos productos superan los 25 pesos y, ante la exigua cantidad envasada, la compra debe duplicarse para que todo el núcleo familiar coma.
"Todos los días hay que estar en esta bobería", dice Jesús, residente en el reparto Martí, mirando la nevera de la tienda Siglo XX. "Esas hamburguesas vacunas son un robo, cuatro por 2,10CUC". Finalmente, se decide por un paquete de salchichas de 1,10CUC. "Con esto por lo menos comemos todos y el niño puede llevar una para la escuela".
El consuelo para muchos son los productos de la carnicería normada, que terminaron de repartirse a mediados de diciembre.
"Ya a Micro 9 llegaron los huevos y al reparto Martí el picadillo", dice esperanzada Raisa, ama de casa, mirando en la nevera el picadillo de res de 250 gramos a un precio de 1,05CUC, en la tienda TRD Micro 1. También opta por comprar la salchichas. "Espero que esta semana llegue algo a mi carnicería, ya no tengo de donde sacar para comprar en la shopping".
Pero los cárnicos que vende el Gobierno a través del sistema de racionamiento son un alivio para dos o tres comidas, el resto del mes hay que acudir a las tiendas en divisas o a los mercados agropecuarios.
Muslos de pollo es lo que la mayoría busca comprar, pero están en falta. En contadas tiendas, como en la Ferrocaribe de la Alameda, se encuentran ofertas de paquetes de pollo entero, deshuesado y pechugas. Sus excesivos precios, de entre siete y nueve CUC, los hace intocables. En la tienda no hay clientes y solo tres neveras, de las siete que tiene, contienen productos.
Al preguntar a una de las trabajadoras para cuándo esperan los muslos de pollo, contesta: "A nosotros no nos dicen nada, la mercancía llega cuando llega".
"Aquí hay que acaparar y guardar", se queja Juan David, cuentapropista que vive en el centro de la ciudad y la recorre en bicicleta todos los días "buscando la salazón".
"En diciembre compré tres paquetes de muslos de pollo, todavía me queda uno. El pollo entero no da la cuenta. Estoy velando los paquetes de muslos. Ya tú sabes que en cuanto los saquen se va formar la matazón, con Policía incluida", comenta parado frente a la tienda La Bombonera.
La "abundancia" cárnica de diciembre ya es solo un recuerdo. Para Lianet, ama de casa y madre de tres niños, residente a unas cuadras del lugar donde se realizó la "feria del asado" en fin de año, esta no fue más que un espejismo. "Vi todo tipo de carne allí, además del cerdo y el pollo, había pavo, ovejo y dicen que hasta res, además de jutía y avestruz, pero no compré nada, no tengo dinero para eso. Ahora ha vuelto la escasez, la misma de siempre".
Lis se lo comió todo.