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Sociedad

Por intentar reunir a su familia, un cubano tomó drásticas decisiones y lleva 14 años preso

'Hemos sido traicionados, mal juzgados, maltratados', dice su esposa.

La Habana
Yudelis Rodríguez, su esposo Yuniesky Alonso y la hija de ambos, Briana.
Yudelis Rodríguez, su esposo Yuniesky Alonso y la hija de ambos, Briana.

¿Cómo la política cubana interfiere en el sistema judicial? ¿Cómo un caso que llevaría una sanción más corta se ha convertido en 16 años de presidio y en el infierno de una familia? Yudelis Rodríguez, en una carta a la que accedió DIARIO DE CUBA, revela los entresijos de un proceso como este: el de su esposo.

En opinión de la matancera, el caso fue politizado por las autoridades, lo que llevó que su esposo fuera sentenciado, en un primer momento, a 16 años de privación de libertad por un delito de tráfico de personas que no se probó en los tribunales.

Yuniesky Alonso, su esposa y la hija de diez años que ambos tienen, Briana, han "atravesado por una prueba muy difícil, tan difícil que de no recibir perdón y ayuda, no alcanzaría la vida para salir de ella", escribió la mujer en la misiva.

A los seis meses de haberse casado, el matrimonio decidió que debía comenzar una vida distinta, "en un lugar donde pudiésemos alcanzar las cosas básicas para hacer una familia: trabajo que nos proveyera techo, alimentos y otras necesidades básicas, cosa que no nos proveían nuestros trabajos en Cuba".

Un juicio ejemplarizante

Con ese fin, en la madrugada del 5 de julio de 2005 Alonso llegó a Estados Unidos para acogerse a la Ley de Ajuste Cubano.

"El plan era reunirnos lo antes posible. Pero la realidad era que pasarían más de dos años para volvernos a ver", narró Rodríguez en referencia al período de tiempo necesario para completar efectivamente la residencia en Estados Unidos.

Para el matrimonio no era posible "esperar tanto tiempo", contó la mujer. "Entonces, mi esposo decidió venir a Cuba a buscarme en un bote prestado. El 12 de enero de 2006 salió de la Florida, llegando el 13 a Cuba por la rotura de un motor".

La embarcación fue avistada por tropas guardafronteras, y Alonso se lanzó al mar, logrando escapar de los militares. Rodríguez narro que durante ese tiempo su esposo intentó regresar a Estados Unidos "pero le fue imposible" y las autoridades lo capturaron el 28 de enero de 2006.

"Nosotros nunca nos vimos. Él no montó a nadie en la embarcación. El único delito que cometió fue la entrada ilegal a Cuba. Sin embargo, por razones políticas, fue acusado de tráfico ilegal de personas y condenado a 16 años de privación de libertad", explicó Rodríguez.

La mujer cuenta que se agotaron combatiendo esa sentencia en diferentes tribunales e instancias, "alegando que el tráfico de personas es un delito que involucra dinero de por medio y que, como mínimo, uno debe ser visto con las personas" traficadas. Como respuesta siempre recibieron negativas.

La fuga

"Luego vino el nacimiento de nuestra hija, que nos dio felicidad en tiempos tan difíciles. Cuando ella cumplió dos años, mi esposo fue transferido", con cinco años de condena cumplidos, a una granja fuera de la prisión, continuó Rodríguez.

En ese campo de trabajo, Alonso "no pudo soportar y escapó para volver a Estados Unidos. Se internó en la Bahía de Cochinos y construyó un bote" con el que pensaba abandonar la Isla.

Dos meses logró evadir a los militares en la accidentada geografía del sur de Matanzas, donde abundan los bosques de mangle y las ciénagas infestadas de cocodrilos. Cuando fue capturado lo condenaron "a 15 años de prisión, más los cinco que habían pasado, 20 en total".

Hoy, ocho años después de aquel episodio "consideramos que es un tiempo más que suficiente para pagar por el delito de evasión, que sí creemos mi esposo debe pagar", reconoció la mujer, y añadió que, según la ley cubana, ese delito se pena de uno a tres años, pues "no escapó de prisión si no de una granja abierta".

"En enero de 2020 ya serán 14 años", calculó Rodríguez. "Después que cumplamos los años de prisión, los cuales me parecen ilegales y excesivos, debemos lidiar con los antecedentes penales de 'tráfico de personas'. No hay lugar en el mundo que apruebe ese delito, delito que no cometimos, en el cual nunca estuvimos involucrados", añadió.

Maltratos en prisión, infierno en la familia

"Nuestra petición es que se nos conceda el beneficio de la verdad, que se nos borre ese crimen", expuso la mujer, "y que se nos permita vivir la vida que nos queda como la familia cristiana y honesta que somos, sin el peso de un pasado tan horrendo".

Las llamadas sentencias ejemplarizantes son frecuentes dentro de la Justicia cubana, en especial durante coyunturas o tramas que comprometen el poder del Estado. Ocasiones como estas suelen generar dictámenes más duros para con los infractores, politizando muchas veces los casos.

Desesperada por la situación familiar y agotados sus recursos legales por la continua violación del debido proceso, Rodríguez ha acudido a medios de comunicación para dar a conocer su punto de vista.

Hacia el final de la misiva denuncia los maltratos por los que ha pasado Alonso en la prisión, los sufrimientos de la hija del matrimonio y los de la propia Rodríguez durante las visitas y ante la sociedad.

Con todo eso "podría llenar cuartillas", afirmó la mujer. "Hemos sido engañados, traicionados, mal juzgados, maltratados", y "el miedo más grande" es que estas cosas no acaben; "que tras sufrir tantos años, no se nos permita rehacer la vida".

 

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3 comentarios

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Más elegante la redacción con ese cambio: "para acogerse". Claro, cuando hubiese transcurrido el tiempo que no esperó. La Cuban Adjustment Act se promulgó para ajustar el status de los cubanos que en 1966 se encontraban en el limbo legal de no haber recibido todavía la condición de refugiado politico (proceso que puede ser largo y engorroso) iniciado con el parole recibido a su llegada. El señor de la historia no tenía nada que ajustar todavía, probablemente obtuvo un parole al llegar y antes de tener la ocasión de desestimar el proceso de refugiado y, por consiguiente, aplicar para la Cuban Adjustment Act, decidió agarrar un bote. Si realmente era prestado el bote, además del sufrimiento de esa familia, también me apena lo ocurrido al propietario que nunca más pudo recuperar su embarcación.

Profile picture for user El Coyuntural

Sr. Yoe Suárez, usted afirma que el protagonista de esta historia se acogió en Estados Unidos a la Ley de Ajuste. Si llegó en julio de 2005 y ya en enero de 2006 estaba en Cuba, es absolutamente imposible que se haya acogido a una ley que aplica para ciudadanos cubanos que hayan permanecido por lo menos un año y un día en territorio estadounidense

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No, definitivamente no a todos les salen las cosas como a Orestes Lorenzo. Ojalá algún día esta familia pueda ver cumplidos sus sueños.

Me queda la esperanza que Luis Alberto, el actor, se entere de este tema y sí..., que haga preguntas..., que las haga.