El régimen cubano exporta en las llamadas "misiones médicas" la falsificación de sus estadísticas de salud, es una de las conclusiones que se pueden extraer de la denuncia por "crímenes de lesa humanidad de esclavitud, persecución y otros actos inhumanos" presentada este martes contra seis altos funcionarios del Gobierno de Cuba ante la Fiscalía de la Corte Penal Internacional.
Durante 2018, las autoridades cubanas presentaron ante organismos internacionales un informe de atención sanitaria que reportó 99 millones de visitas médicas en la Isla en ese periodo, para un promedio de 8,7 visitas médicas por habitante. Ello equivaldría a que cada cubano visita al médico al menos una vez cada 42 días.
Lo que revela el informe presentado ante la CPI por las organizaciones Cuban Prisoners Defenders y la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) es que esa clase de tergiversación de cifras se da también en las misiones médicas en el extranjero, según los testimonios de 46 médicos, la mayoría de los cuales han escapado de las "misiones" en el exterior.
Ello, como una manera de garantizar el crédito de los servicios profesionales que ofrece el Gobierno cubano ante las autoridades de cada país donde ubica sus médicos, y de asegurar que las cifras sean más tarde reconocidas como válidas por la Organización Panamericana de la Salud, así como por las Naciones Unidas.
Varios de los profesionales cubanos que ofrecieron su testimonio a la investigación que dio pie a la denuncia, señalaron que los fraudes variaron según el lugar, la especialidad y las fechas en que se produjeron.
No obstante, en general consisteron en "desechar material y medicinas consumibles 'como si se hubieran gastado por los pacientes y en las visitas', para poder luego introducir estadísticas falsas y que 'todo cuadrara'", revela la investigación.
De manera que, agrega el informe, "si había que gastar un par de guantes nuevos por cada paciente, y se habían realizado 25 consultas reales, lo que se hacía sistemáticamente era desechar cada día los otros 25 pares de guantes, sin haber sido usados en pacientes, para luego poder indicar que ese día se habían tratado 50 pacientes, en vez de 25."
Lo mismo sucedía con las medicinas: "cuando las consultas requerían medicinas por cada paciente, las cajas de medicinas iban a la basura con la misma facilidad."
El informe a la CPI señala que varios médicos cubanos consultados reconocieron el trauma que suponía para ellos que les impusieran desechar recursos, cuando en Cuba la escasez de medicinas es grave.
Igualmente, el documento subraya que esa clase de alteraciones estadísticas es común en la Isla. Anualmente, las autoridades reportan índices sobresalientes de mortalidad infantil. Sin embargo, los médicos cubanos entrevistados denunciaron que ello significa reportar como "aborto" la muerte de un recién nacido, días o meses después del parto.
"Los hospitales tienen marcado el objetivo de mortalidad infantil y toda muerte infantil que sucede por encima del porcentaje 'obligatorio', se falsifica en los reportes y asignación de la muerte, de forma sistemática", sigue el informe a la CPI.
Igualmente, en la atención primaria de salud los galenos dijeron que "en Cuba les obligaban a tener un número de visitas al día en sus informes diarios, 'las tuvieran o no'. Hay médicos que se enfrentan a esta medida de falsear el número de pacientes atendidos, pero no muchos se oponen finalmente, puesto que eso significa la degradación o incluso la posibilidad de pérdida de la profesión en Cuba."
Advierte el informe que esa práctica acaba siendo tan indiscriminada que "hay poblaciones en las que se atiende a más habitantes de los que tienen, lo cual pasaba en poblaciones de diferentes países en misión exterior también."
Los denunciantes consideran en sus conclusiones sobre el tema que es responsabilidad de Naciones Unidas y los miembros de la OEA "averiguar qué países y en qué medida han estado alterando sus estadísticas gracias al régimen de Cuba y sus profesionales cualificados en estado de esclavitud, persecución y otros actos inhumanos."