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Política

'Saben que al pueblo no le interesa la Constitución, por eso te la meten por los ojos'

Cubanos de varias provincias se quejan de la campaña gubernamental, que arrecia a pocas horas del referendo.

La Habana

"Ya me han dado charlas políticas por el Sí dondequiera: en el sindicato, en los matutinos del trabajo, por la Asociación de Combatientes y en el CDR (Comité de Defensa de la Revolución). Todo lo mismo. Cansan", dijo a DIARIO DE CUBA un trabajador del Comercio en Holguín, veterano de la guerra de Angola.

"Dicen que el Sí es el voto por Cuba, pero no hay aceite, ni carne, ni frazada de piso, ni detergente. Esto cada vez está peor y no veo nada en la Constitución que diga que se puede mejorar", añadió.

"Iré a votar, pero no creo que eso me ayude. Y me da lo mismo, pero hay que ir; esta gente anda como loca, desesperada por el voto. Saben que al pueblo no le interesa la Constitución, por eso te la meten por los ojos", añadió.

En la recta final para el referendo constitucional del 24 de febrero, el Gobierno intensifica su campaña por el Sí. Una campaña en solitario, porque los oponentes no tienen derecho a la propaganda ni acceso a los medios de comunicación legales, todos propiedad del Estado. Solo en internet y las redes sociales los promotores del No y la abstención tienen voz, pero su alcance es limitado debido a lo caro del servicio y a la baja tasa de conectividad de la Isla.

"El modelo político cubano no se basa en la competencia electoral, ni en la elección libre entre opciones plurales", comentó Raúl, un joven estudiante de Sociología de la Universidad de Holguín. "Claro que no es democrático. Intenta más bien buscar el consenso por otras vías, no muy claras ni comprensibles siquiera por la mayoría del pueblo, que las acata por costumbre u obligación, aunque no funcionen", criticó.

"El No, aunque parezca una opción electoral, no lo es exactamente. Es solo una formalidad. El referendo no lo conciben oficialmente de otra manera que como algo ya aprobado de manera tácita", razonó. "La Universidad, la ciudad y el país están llenos de carteles por el Sí, y ni uno solo por el No. La FEU (Federación Estudiantil Universitaria), por ejemplo, hace reuniones aula por aula, talleres, de todo a favor del Sí y explicando que el No es la opción del imperialismo yanqui. ¿Quién se atreve a decir lo contrario abiertamente?".

Fernando, un activista del Movimiento Cristiano de Liberación, opinó que "aun sin haber posibilidades de hacer campaña de promoción contra la Constitución, los electores tienen, con su derecho al voto, el poder de decir No. Pero una hipotética derrota sería imposible de aceptar para el Gobierno".

"Estamos conscientes de ello", continuó Fernando. "Cuando decidimos votar No es principalmente para retar al Gobierno y enviarle nuestro mensaje de protesta. Porque es un hecho que no tenemos espacio público para promover el No y el Partido Comunista controla el sistema electoral. Pueden hacer trampas si lo desean".

Pese al limitado alcance de las campañas de la oposición contra la nueva Constitución, el régimen ha reaccionado intensificado la represión.

Los activistas han denunciado decenas de detenciones arbitrarias y operativos policiales desproporcionados como el efectuado contra la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), citaciones de la policía política con advertencias a opositores, periodistas independientes y partidarios del No en general, vigilancia y prohibición de la movilidad en algunos casos.

En toda la provincia de Holguín han aparecido "carteles" denunciando el "fraude constitucional", contra el Gobierno de Miguel Díaz-Canel y Raúl Castro, y llamando al No en el referendo.

En Banes, Moa, Mayarí y la propia ciudad de Holguín se han reportado protestas ciudadanas de ese tipo. La policía política ha elegido sospechosos y los ha advertido de que se trata de "delitos graves".

Mientras tanto, como última estocada, el Gobierno apela a vídeos de discursos de Fidel Castro para intentar conmover al pueblo con sus exaltaciones al patriotismo. Pero este recurso gastado no cambia el hecho de que muchos cubanos desconozcan a estas alturas el contenido de la Constitución que deben adoptar o rechazar.

"No entendí ni pío"

"Yo no sé lo que dice el proyecto", dijo Sauro, operario de la fábrica del vidrio en La Lisa, cuando se le preguntó que hará el 24 de febrero.

"Aquí hicieron la reunión, nadie había leído nada de lo que se va a aprobar, pero la asistencia a la reunión fue obligatoria", añadió Sauro, con 28 años de antigüedad en su trabajo, refiriéndose a la llamada "consulta popular" que el Gobierno realizó en centros de trabajo y barrios, y que fue tutelada por el Partido Comunista.

Otro trabajador, Julio Mendieta, chofer de la Empresa de Servicios Comunales de Mantilla, dijo que las reuniones en los centros de trabajo fueron una farsa.

"Aquí duró cinco minutos. El secretario del sindicato mostró la Constitución, dijo que era para dar continuidad al socialismo y salvarnos de la amenaza yanqui, y después la llevó a votación".

"Claro que todo el mundo levantó la mano en aprobación, porque el loco que se abstenga o vote en contra pierde los puntos para el estímulo mensual. Sabemos que esto no es democracia, pero hay que vivir".

Luisa Ortega, dependiente de una tienda en divisas del municipio Playa, expresó que en su establecimiento sí se efectuó la reunión de análisis del proyecto de Carta Magna. Sin embargo, asegura no saber qué dice el texto porque no lo leyó.

"Ni siquiera lo vi. Todos los trabajadores queríamos que la reunión terminara rápido para irnos, y lo aprobamos".

Luis Pardo, oficinista de la empresa Aguas de La Habana en el municipio Plaza de la Revolución, dijo que compró la Constitución en el estanquillo.

"No entendí ni pío, hay que ser abogado para comprender lo que trata. El lenguaje es enmarañado y la dejé en la segunda página", afirmó Pardo.

"Yo no confío en nada que provenga del Gobierno. Cada vez que implementan algo es para fastidiar al pueblo, para apretarlo más", declaró por su parte Miladis Fonseca, cuentapropista y dueña de una peluquería de Miramar.

"Todavía no he visto, en mis 48 años de vida, que aprueben una ley que sea para el bien colectivo, para que mejore el nivel de vida, para que las personas puedan crecer y desarrollarse; así que no me he tomado la molestia en buscar el proyecto de Constitución y leerlo", señaló.

Reconoció que irá a votar el 24 de febrero. "Si no voy, me pongo en mala con el CDR. Pero que conmigo no cuenten para su aprobación; a fin de cuentas ¿no es democrático el voto?".

"Votar por la Revolución"

Para intentar ganar a los apáticos, el Gobierno orienta a sus funcionarios de mayor o menor rango hacer labores de convencimiento en su entorno.

Fue lo que se le ocurrió a Delmis, un guantanamero desempleado y sin estudios que ayuda al personal de una cafetería por un beneficio mínimo recaudado entre los propios empleados del establecimiento.

"Si no sabes lo que dice la nueva Constitución, y en qué forma te puede o no beneficiar, tienes que leerla", le dijo una militar.

"Pertenezco a la Comisión Electoral y entre mis obligaciones está informar a las personas para que sepan lo que votarán y, lo más importante, que lo hacen por la Revolución", añadió la mujer, lo que provocó una discusión entre varios testigos.

"Lo que pasa es que nunca antes el Gobierno se encargó de orientar al pueblo sobre sus derechos y trató siempre de mantenernos ajenos a temas políticos. Ahora quieren que la gente crea que tienen poder de cambiar lo que unos pocos deciden", le respondió un hombre en la cafetería.

Una mujer que salía de la farmacia cercana fue en defensa de la militar. "Lo que deben hacer es votar y acordarse de todo lo que tienen gracias a la Revolución", dijo.

Pero el hombre respondió indignado: "no tengo nada que agradecerle a nadie".

"El Gobierno tiene obligaciones con su pueblo. Ahora mismo usted necesita Duralgina (Dipirona) y no hay, quiere comer algo de cárnico y no encuentra. ¿Eso es lo que tengo que agradecer?", preguntó.

Delmis, que estaba al fondo de uno de los pasillos de la cafetería tratando de contener la risa por la dimensión que tomó la conversación entre él y la militar, dijo que no le interesa la Constitución.

"¿Qué va a venir esa guardia a hablarme a mí de leer nada de eso? Ellos tienen su vida resuelta y son los dueños de este país".

*Los periodistas Yunia Figueredo y Manuel Alejandro León colaboraron en este reporte.

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