Ya los gobernantes cubanos no saben qué hacer para formar a la juventud de acuerdo con sus intereses. Parece que no basta con el trabajo de las organizaciones juveniles apéndices del Partido Comunista —UJC, FEU, FEEM—, ni con el monopolio absoluto que ejerce la maquinaria del poder sobre los medios de información.
Ahora les ha dado por acudir a la historia con el objetivo de ofrecer una visión del pasado que legitime el presente que padece la nación cubana. En ese contexto se inscribe la reunión que en días pasados celebró el presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez con integrantes de la oficialista Unión Nacional de Historiadores de Cuba.
En esa cita el benjamín del poder, repitiendo la frase con que convoca a ministros y funcionarios de su Gobierno, llamó a los historiadores "a pensar como país", en este caso desde la interpretación de nuestra historia.
Si de veras el mandatario quisiera que se enseñara una historia que beneficie a Cuba —a toda Cuba, no solo a la que el castrismo considera como tal—, abogaría por una visión del pasado más objetiva, que se apegue más a la manera en que realmente sucedieron los hechos.
Algunos ejemplos son suficientes para corroborar los nefastos resultados que hasta hoy ha ocasionado en nuestra sociedad la visión castrista del pasado. La figura de nuestro héroe nacional, José Martí, ha sido una de las más dañadas. Porque son muchos los jóvenes cubanos que, al llegar al exterior y poder expresarse con libertad, no desean saber nada de Martí.
Claro, a ellos les inocularon la tesis de que Martí había sido el autor intelectual del asalto al cuartel Moncada, y también que el Apóstol había creado un partido político con similares propósitos a los que enarbola el partido único que hoy oprime a la nación. Así las cosas, es lógico que detesten a alguien que supuestamente propició el presente que ahora esos jóvenes aborrecen.
Otro tanto ocurre con la desvalorización que muchos ciudadanos realizan de los luchadores independentistas que iniciaron la epopeya de 1868. Todo como consecuencia de esa máxima que arbitrariamente declara la existencia de una sola revolución cubana, iniciada por Carlos Manuel de Céspedes y culminada por las huestes de Fidel Castro. Se trata de ocultar que nuestros liberales de antaño en nada se parecen a los comunistas que ahora detentan el poder.
¿Y qué decir de esa manía castrista de obviar las actitudes que por parte de EEUU favorecieron la incorporación de Cuba al concierto de naciones independientes? Nada les dicen a nuestros jóvenes acerca de la Resolución Conjunta del Congreso estadounidense en 1898, la cual garantizaba la futura soberanía de la Isla.
Tampoco valoran la acción de las fuerzas navales de EEUU en la batalla de Santiago de Cuba. Una victoria estadounidense sobre la escuadra naval española que prácticamente indujo a Madrid a la capitulación. Sin embargo, el oficialismo cubano ha lanzado flores al mar en homenaje a los marinos españoles caídos, y ni una sola palabra de agradecimiento a los estadounidenses.
No hay que olvidar que unos días antes de que Díaz-Canel se reuniera con los historiadores, el jefe de Estado había tenido una cita parecida con los profesores de Historia de la Universidad Pedagógica Enrique José Varona. Por supuesto, con el objetivo de señalarles el tipo de historia que deben enseñarles a sus alumnos.
En esa ocasión, el discípulo de Raúl Castro insistió en la necesidad de que los cubanos asuman conscientemente la defensa de su identidad. De esa manera sabrán por qué Cuba tuvo que ir a una revolución, por qué hay que defender el socialismo, y por qué hay que seguir enfrentando al imperialismo yanqui.
Por supuesto, Díaz-Canel confunde la identidad de él con la identidad del resto de los cubanos que no comulgan con su ideología.
Que el régimen de Fidel Castro haya creado su versión de la historia de Cuba de Céspedes al 59, se entiende: fue un dictador. Que El Designado ahora haga lo mismo se entiende: es el Continuador de la dictadura. La responsabilidad de investigar y escribir la historia es de los historiadores, y en Cuba todavía viven historiadores que han leído, investigado y discutido cualesquiera de los episodios de la historia cubana, desde antes de las guerras de independencia hasta después. Si ahora dicen las mentiras que quieren los dictadores es solo suya la responsabilidad, porque con sus nombres van sus artículos y sus libros si se los publican, si admiten infamias para ver sus nombres en blanco y negro, es de los historiadores la responsabilidad sobre las mentiras y medias verdades que publiquen. Conocer, conocen; ser sumisos y desdecirse de lo que han investigado es otra cosa.
Ana, es el mismo cuento de los periodistas, artistas y escritores. Si quieres ser periodista en cuba, has de poner en tus articulos lo que te dicta el comisario del partido. La opcion todos la conocemos.
Con los historiadores es otro tanto. Se sentiran parecido a como se sienten los que elaboran las noticias contra ferrer o cantan loas a los muertos de la dictadura...
Amigo Amadeus: ese camino termina como los coreanos: El Tony Castro, el Callejas o alguien de la parentela será el "sol de la patria", el "gran timonel" o algo asi, con estatuas de 50 metros de altura a donde se va de manera obligatoria a hacer reverencias y homenajes y museos llenos de efectos personales con el inodoro donde se sentó en tal visita -y los cubanos arrodillándose delante del inodoro.
La historia anterior no existirá y poco a poco los mismos mambises desaparecerán del mapa. Solo cuestionar una oración del mandante te costará un campo de concentración sin que tu familia sepa mas de ti, o sancionado hasta la cuarta generacion no nacida.
La deformación de la historia es una pendiente peligrosísima.
Como todo régimen totalitario el castrismo se invento su propia épica e historia a su imagen y semejanza. La versión de la historia que existe en Cuba es la del castrismo que es incuestionable, porque para eso ellos tienen el poder para imponerla.
Realmente fue una practica de tiro al blanco lo delos americanos en Santiago de Cuba y cavite en Filipinas.España se fue a la m.... como poder naval,el leon iberico era un gatito frente al aguila del navy,no hablemos de la incompetencia del almirantazgo español