Para sorpresa de no pocos observadores políticos, América Latina como eventual foco de atención en la política exterior y de seguridad nacional de Estados Unidos ha tomado fuerza con las primeras designaciones que ha hecho el presidente electo Donald Trump, de cara a su segundo periodo de cuatro años de gobierno que comenzará el venidero 20 de enero de 2025.
En la campaña electoral, tal como lo reseñó en su momento DIARIO DE CUBA, América Latina y el Caribe estuvieron prácticamente ausentes en los mensajes públicos de Trump. Las nominaciones del senador Marco Rubio al frente del Departamento de Estado y del ex boina verde Michael Waltz como consejero de Seguridad Nacional proyectan posiciones contundentes en política exterior ante países como China e Irán, y sus aliados regionales, los autoritarismos de Cuba, Nicaragua y Venezuela.
A partir de enero el nuevo secretario de Estado deberá atender una agenda global, pero dada su trayectoria, sus pronunciamientos previos y hasta su condición de bilingüe (español, inglés) es de esperar en la agenda del nuevo Gobierno una relevancia de la región latinoamericana y caribeña, y por tanto de los temas de Cuba y Venezuela, que se ven conectados según la propia lectura de Rubio. Con mayor prioridad, incluso que Nicaragua.
Por su propia trayectoria como exmilitar con actuaciones en Afganistán, Norte de África y Medio Oriente, Waltz no tendrá puesto el foco directamente en los regímenes dictatoriales de América Latina, en tanto estos no representan una amenaza para la seguridad nacional de EEUU, pero sí debe esperarse una posición férrea contra China e Irán, que tal vez impacte a los aliados de estos en la región.
Consultado por DIARIO DE CUBA, el experto en Seguridad y Defensa Andrei Serbin, presidente ejecutivo de la Coordinadora Regional de Investigaciones Económicas y Sociales (CRIES), cree que aun cuando faltan diversas nominaciones (que dependen de la aprobación del Senado, donde el Partido Republicano es mayoría) o de designaciones presidenciales, se va perfilando desde ya hacia dónde podría apuntar la política de la Casa Blanca a partir de enero.
"La designación de personas como Rubio y Waltz parecen ser claves en lo que vendrá para la región. Los gobiernos de países autoritarios como Cuba, Nicaragua y Venezuela pueden esperar que la herramienta de las sanciones podrá perdurar e incluso fortalecerse", adelantó Serbin desde Buenos Aires.
Recordó también que "Marco Rubio, como senador, ya viene refiriéndose en términos muy fuertes hacia las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela", y proyecta que "la presión sobre estos países será contundente".
Por su parte, el excanciller mexicano Jorge Castañeda matiza esto y a partir de lo que han sido mensajes previos de Rubio cree que el foco estará en realidad en Cuba y Venezuela, y justamente el rol del actual Gobierno de México con estos países —enviar petróleo a la Isla y reconocer a Nicolás Maduro como gobernante sin cuestionar su legitimidad— será un motivo más para roces entre Claudia Sheinbaum y Donald Trump.
Castañeda, como Serbin, cree que Washington tendrá un foco de tensión fuerte en México. En su mirada del tema bilateral, el excanciller apunta al carácter izquierdista de la nueva mandataria, al duro relato que ha construido Trump sobre la migración sin documentación (que tiene en México su principal puerta de entrada a EEUU), pero destaca sobre estos el problema de la violencia generalizada que envuelve a la sociedad mexicana, que tiene su origen en el tráfico de drogas y el poder impune de los grupos criminales.
Justamente el presidente ejecutivo de CRIES sostiene que la atención de Washington sobre los regímenes dictatoriales de la región podría desviarse en este nuevo Gobierno de Trump, si el foco se concentra en el país vecino, México.
"Una oportunidad que pueden tener estos regímenes para desviar la atención estadounidense es que EEUU termine privilegiando la relación con México, priorizándola no solo por la cuestión migratoria, sino por elementos que afectan la seguridad estadounidense, como la violencia extendida vinculada al tráfico de drogas y expansión del crimen organizado", contextualiza Serbin.
El experto en Seguridad y Defensa recuerda que la lucha contra los carteles de la droga ya había estado en la agenda de Trump previamente.
"Aunque es temprano para proyectar lo que va a ocurrir, en este momento creo que sería más factible algún tipo de actuación conjunta militar-policial contra los carteles en México, que una actuación armada de EEUU contra los regímenes dictatoriales (Cuba, Nicaragua y Venezuela)", pronostica Serbin.
Por su parte, Castañeda prevé años de tensiones en la de por sí históricamente compleja vecindad entre México y EEUU.
"A cualquier gobierno de México le costaría un enorme esfuerzo lidiar con un segundo periodo de alguien como Trump. Sus actitudes en materia migratoria, intercambio comercial, crimen organizado, Venezuela y Cuba, resultarían difíciles de enfrentar al equipo más experimentado, inteligente y honesto", apuntó el excanciller mexicano.
Castañeda ve como un enorme desafío conciliar las visiones del "Gobierno más anticastrista de EEUU desde Kennedy (presidente Trump y secretario de Estado Rubio) y el gobierno más procubano de México (presidenta Sheinbaum y canciller Juan Ramón de la Fuente)" y apunta que La Habana y Caracas añadirán tensión en la relación binacional mexicana-estadounidense.
Para Serbin, finalmente, "a una agenda exterior de por sí difícil, por la presencia de dictaduras en la región, posiblemente se sumen ideas de Trump sobre si intervenir o no militarmente en México, lo cual puede hacer que México pase a tener un rol más prioritario".
Castañeda cree que Rubio, sin tener una formación diplomática en un sentido estricto, acumula largos años de experiencia en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado y desde allí ha tenido un foco importante en América Latina, siendo senador electo en varios periodos por el estado de Florida, con lo cual ha cultivado el diálogo e intercambio con los exilios de la región.
Lo que Serbin espera para América Latina a partir de enero "es una continua presión en los campos diplomáticos y, sobre todo financieros, por medio de las sanciones".
No se observa con claridad en esta etapa preliminar la posibilidad de articulación con otros países de la región en relación a concertar estrategias prodemocracia en Cuba, Nicaragua y Venezuela, más allá de las abiertas afinidades de mandatarios latinoamericanos con el presidente electo Trump, como es el caso del salvadoreño Nayib Bukele y del argentino Javier Milei.
A México hay que darle un ultimátum y es bien fácil: decide con quieres comerciar, o con el tercermundismo cubano o venezolano o con el mercado más grande del mundo que by the way te compra el 80% de todo lo que produces, contundente y simple y si no a enfrentar CONSECUENCIAS tan sencillo como eso
Guampara, el ultimátum a México no es tan simple como usted lo pone. La política de la nueva administración es de America primero y para USA es más importante el mercado mexicano que lo que le moleste o importe las dictaduras de Latinoamérica. Pero indudablemente pueden ejercer presión hacia el vecino del sur.
"Los gobiernos de países autoritarios como Cuba, Nicaragua y Venezuela..."
Traduccion aclaratoria: Tiranias totalitarias, o sea socialistas.
Andrecito, cuando puedas revisa este estudio de Ebenstein para que llames a las cosas por su nombre, aunque pueda doler que sean del mismo circo izquierdista que tanto anhelan algunos:
https://www.cambridge.org/c…
Y aun mas detallado es el libro de Leader Maynard "Authoritarian and Totalitarian Ideologies"
“Con Rubio y Waltz vendrá una presión contundente sobre las dictaduras de la región” La Mano Dura provocará las mismas respuestas de siempre. La creatividad en la implementación de estrategias puede cambiar el panorama en detrimento de La Habana.