Recientemente, el economista Pedro Monreal relacionó inflación y remuneración de los trabajadores destacando que el Gobierno, aun cuando publicita un plan de estabilización macroeconómica que incluye gestión del presupuesto, topes de precios, bancarización y otras medidas de control inflacionario, para lograr ese objetivo en realidad ha recurrido, mayormente, a "la contención de la demanda agregada mediante un aplastamiento del porciento que representa la remuneración de los trabajadores en el PIB".
La tesis del doctor Monreal es lógica y habitual en procesos de desescalamiento inflacionario. En Argentina, por ejemplo, aunque salarios y pensiones ahora suben levemente, durante los primeros meses de la Administración Milei cayeron estrepitosamente licuados vía inflación, no porque el libertario sea un psicópata odiador de la clase obrera, sino porque tras el populismo monetario de gobiernos precedentes era inevitable ajustar la economía a la realidad y, ahí, el pueblo estafado tiene que asumir la factura de lo anteriormente malgastado.
La tesis de Monreal, sin embargo, asume que el Gobierno cubano desea reducir la inflación, cuando en realidad, aparte de mucha artillería verbal, no hay acción concreta alguna que pruebe o siquiera apunte a que sea prioridad del castrismo reducir ese flagelo. Por lo que la relación que Monreal establece entre inflación y remuneración del trabajo, aunque existente, consideramos es inversa a como este la presenta.
Es cierto, como apunta él, que la contención de la inflación en Cuba se debe, principalmente, a la reducción de la demanda. Es decir, la gente es tan pobre que no puede pujar por la oferta existente y, por ello, los precios crecen "solo" alrededor del 30% anual —según datos oficiales—. Sin embargo, de ahí no se deduce necesariamente, como hace el profesor Monreal, que el castrismo haya empobrecido al pueblo para contener la inflación.
Si contener la inflación en Cuba fuese verdadero objetivo del Gobierno, ya se conocería el plan de reducción del gasto estatal que tal propósito necesita. Sin embargo, aunque se invoca ese plan en cada aquelarre castrista, ni se conocen detalles del mismo, ni se ha tomado medida alguna verdaderamente antiflacionaria. Y si los precios se han estabilizado no es porque el Gobierno lo haya querido, sino porque la gente no tiene dinero para soportar precios mayores.
Al castrismo le encanta la inflación, la adora porque actúa como un impuesto y, como tal, transfiere recursos desde los ciudadanos hacia el Estado. Además, siendo el Gobierno el mayor propietario del país, le beneficia que la inflación licue el salario real para así mantener las empresas estatales contablemente rentables, mientras los recursos extraídos al pueblo son invertidos en aquello que de verdad le interesa a quienes gobiernan: el turismo.
Reducir la inflación en Cuba requeriría reducir la demanda gubernamental, pero eso implicaría reducir la influencia económica y social del Partido/Gobierno, liberando recursos hacia la población y permitiéndole mayor libertad para que los administren productivamente. En definitiva, tendría el castrismo que tomar el camino de Vietnam y China, cuando eso es precisamente lo que evita hacer desde que la Unión Soviética cayó en 1989. Lo evita hacer, aun a costo de destruir la economía. Aun cuando "logros" como salud, cultura, educación, deporte y tranquilidad ciudadana se evaporaron. Lo han evitado hacer Fidel, Raúl, Díaz-Canel y todos, aunque para ello hayan convertido la Isla en un geriátrico del terror de donde la juventud huye.
No hay la más mínima señal en las decisiones políticas y económicas más recientes del castrismo que indique que este haya dejado de subordinar la economía a sus intereses políticos. Por el contrario, los controles de precios siempre fracasados y la demagógica represión generalizada al sector privado apuntan a que este Gobierno prefiere suicidarse antes de variar su política. Una política consistente en innovar lo menos posible y, solamente cuando no se ponga en peligro inminente el poder del régimen. Incluso cuando no hacer nada, a la larga, sea peor para el castrismo mismo.
En definitiva, la evidencia general apunta, no al empobrecimiento como efecto secundario de la inflación, sino a que esta se creó con el propósito deliberado de empobrecer a la gente para sostener al régimen. Lejos de pretender controlarla, la decisión del Gobierno es hacer nada al respecto mientras que, por supuesto, finge que trabaja mentando planes y persiguiendo MIPYMES como quien invoca la lluvia saltando semidesnudo alrededor de una hoguera.
Y esta recomendación para el "vasito de leche" de la Generala Pamela Castrensen ...
https://www.elmundo.es/espa…
Excelente articulo como siempre Rafaela
Buen análisis de Rafaela Cruz sobre lo sostenido por Monreal.
Solo un comentario sobre la afirmación final, que la inflación "se creó con el propósito deliberado de empobrecer a la gente para sostener al régimen", yo intercambiaría el orden de esos dos elementos. Parece cosa de "tomato", "tomahto", pero no lo es. Al régimen solo le interesa sostenerse en el poder a como dé lugar, y si eso implica que la gente empobrece, pues le importa tres pepinos, porque hace rato que ese no es su objetivo. El daño del empobrecimiento del cubano es colateral. Su objetivo es el poder, y en su obsesión por afianzarse a él, pierden toda perspectiva sobre la sociedad, si es que tuvieron alguna. Porque además hay ausencia de seseras en esas cabecitas.
En cuanto a Monreal, siendo un especialista que no vive exiliado --que yo sepa-- ha sido bastante explícito y certero en sus análisis sobre las fallidas políticas económicas del régimen.
Los “testaferros” que se van a “repartir el país” en algún momento, tienen una posición transitoria en el esquema totalitario. La corrupción en el país obliga a la junta militar a sustituir las cabezas-comerciales a cada rato. Sabiendo que no existe un conjunto de leyes para despegar una privatización masiva a-lo- ruso; y digiriendo que los caminos por la vía Vietnam-China están cerrados, queda GAESA como el centro de poder que ajusta a la economía cubana según los niveles de subsidios y remesas en circulación.
“es porque tienen conexión directa con los que importan y negocian un precio más bajo”
https://diariodecuba.com/cu…
A la gente común, como dijera Lech Wałęsa, "lo que le importa es sentir el sabor del jamón en la boca".
La economía en la finca-totalitaria está en función del poder, a lo que convenga en el momento; arreglos en complemento a los niveles de subsidios y remesas en circulación.
Los rusos pasaron por un proceso de privatización-masiva que no se ve en el horizonte de la economía cubana. Ni siquiera se ve el comienzo de la estructura del conjunto de leyes necesarias para apuntalar la privatización-masiva a-lo-ruso.
“tendría el castrismo que tomar el camino de Vietnam y China, cuando eso es precisamente lo que evita hacer”