Desde 2013, Raúl Castro dio la orden de poner fin al sistema de doble moneda que comenzó en Cuba en 1994, poco después de que su hermano Fidel legalizara al fin la circulación del dólar en la Isla (hasta ese momento llevar dólares encima conducía directamente a la cárcel) .
La supresión del peso convertible (CUC), "chavito" en el argot popular, para la reunificación monetaria le fue recomendada por los economistas cercanos a su entorno, algunos de los cuales acudían a reuniones con el general en su despacho del MINFAR (en el cuarto piso), antes de que dejara el cargo de ministro para convertirse en el nuevo dictador.
Han pasado siete años y nada. No ha sido posible cambiar nada dado el desastroso desempeño de la economía, acogotada por el modelo estalinista de planificación centralizada. Porque para poner fin al CUC sin traumas se requiere de un crecimiento económico que no hay en la Isla, precisamente por la incapacidad de ese sistema contra natura para generar recursos financieros.
Como el crecimiento de la economía no llega, ni llegará, el Gobierno encabezado por Díaz-Canel está tomando medidas que llevan de la mano a la supresión del CUC. Ya en los restaurantes y cafeterías estatales no se usa el CUC y se cobra todo en pesos corrientes (CUP), a una tasa de cambio de 1.00 CUC por 25.00 CUP. Ahora una cerveza no cuesta 1.50 CUC, sino 37.50 CUP.
Los burócratas del Ministerio del Comercio Interior (MINCIN) aseguran que no habrá subidas de precio en esos restaurantes y cafeterías, y que se excluyen de pagos solo en pesos cubanos corrientes (CUP) las tiendas en divisas y los negocios privados que cobran en las dos monedas. Muy bonito, pero es solo una medida transitoria, pues los precios inevitablemente van a subir.
La reunificación monetaria es una necesidad del país, pero demanda condiciones económicas que hoy no existen. Para colmo, Cuba padece una recesión que se irá agravando, no importa sin con dos, una o tres monedas, si no se sueltan las amarras que constriñen las libertades económicas.
Y es que la causa de la recesión no es coyuntural, como afirma el presidente designado, ni tampoco culpa de Donald Trump, es estructural: el agotamiento definitivo del modelo estatista ocasionado por la inviabilidad congénita del socialismo. Además, si Washington ha arreciado las sanciones es por la intervención criminal del castrismo en Venezuela. O sea, el dictador es el responsable directo del deterioro de la situación en la Isla.
Por otra parte, no se trata solo de quitar el CUC y fijar una tasa de cambio oficial para el CUP como moneda única, sino de que se transformará por completo la formación de precios, que van a aumentar sin remedio. Y ahí está el detalle.
Como si se pagara en EEUU 182 dólares por una botella de aceite
El régimen jura que los productos que ya tenían precios en pesos cubanos continuarán iguales. Es pura propaganda para no aumentar por adelantado el descontento popular, cada vez mayor.
A propósito, hay en esto un componte psicológico-político clave. Hace unos días el diario 14yMedio reportó desde La Habana que en un restaurante de Playa, una empleada, al entregar la cuenta de un almuerzo a tres personas, les dijo: "Son 985 pesos". Uno de los comensales, ingeniero de profesión, comentó que eso era más que lo él ganaba, y añadió: "Ahora es más evidente que los precios no tienen nada que ver con los salarios".
Cierto, ahora los cubanos se percatarán de que los precios en Cuba son exorbitantes en proporción al salario promedio. Hasta ahora no se daban cuenta. Ahora un refresco de lata de producción nacional no cuesta 0.50 CUC, sino 10 CUP, el 1% del salario promedio de 1.067 pesos mensuales. Una cerveza cuesta el 3,5% del salario promedio, y por una botella de aceite (2.00 CUC), hay que pagar 48.00 CUP (4,5% del salario).
Es como si en EEUU, donde hoy el salario promedio de los trabajadores es de 4.056 dólares, según el Bureau of Labor Statistics, hubiese que pagar 40 dólares para tomarse una Coca-Cola en una McDonald, o que en los supermercados una botella de aceite costase 182 dólares. O tener que pagar 142 dólares para tomarse una cerveza en un restaurante nada caro.
Y ojo, aquí entra en juego un elemento fundamental que el régimen no reconoce. La mayoría de las personas que compran en las shopping lo hacen con dólares que les llegan del extranjero y convierten en CUC. Es dinero adicional al salario que devengan en sus centros laborales.
Si se suprime el CUC, quienes reciben graciosamente esos dólares del exterior podrán cambiarlos por CUP y ese dinero extra les aliviará en el alza de precios que se avecina, pero quienes no reciben dólares tendrán que afrontar las compras con sus bajos salarios, a capella.
El alza de precios es inevitable
Sin duda alguna los precios van a subir. Para empezar, las empresas estatales, que en conjunto generan el 92% del Producto Interno Bruto (PIB), tienen hoy una tasa preferencial de 1.00 CUP por 1.00 USD, lo cual les permite abaratar sus costos de compra. Pero al suprimirse el CUC tendrán que importar sus insumos, no ya al cambio ficticio de 1x1, sino a una tasa real (devaluación) que difícilmente pueda ser inferior a 12.00 pesos por un dólar.
El beneficio que tendrán las empresas exportadoras al recibir más pesos por cada dólar exportado (ya no 1x1), se lo comerá el alza de costos en las empresas no exportadoras.
O sea, al cesar la tasa de 1x1 los costos estatales aumentarán y tales incrementos serán trasladados a los precios de venta a la población. Encima, el Estado, casi en la quiebra, no podrá subvencionar precios, sino unos poquitos alimentos por la "libreta" y no en la cuantía actual.
En tanto, como no hay mercados mayoristas, los cuentapropistas comprarán sus insumos a precios más altos a las empresas estatales y también pasarán esos mayores costos a los precios de venta. Lo mismo harán las shopping. Y lo peor, en el mercado negro, el mayor y mejor surtido del país, igualmente los precios subirán, pues se nutrirá de productos más caros, adquiridos legalmente, robados, o trapicheados.
De manera que a la fuerte presión de demanda que hay ahora mismo sobre la cada vez más escasa oferta, se añadirá el aumento de precios estatales, y por ósmosis, también en el sector privado.
Hoy, sin suprimirse el CUC, la canasta básica de alimentos de una familia no baja de 84 dólares (2.016 CUP) según reporta la prensa independiente, pues la "libreta" solo cubre el 15% o 20%. Y algunos economistas aseguran que realmente en Cuba hace falta un salario de al menos 2.800 pesos (116 dólares) mensuales para adquirir esa canasta básica.
Con la reunificación monetaria esas cifras van a subir, y la canasta básica tal vez podrá costar el equivalente de 120 dólares (2.520 CUP). Quienes reciben dólares puede que cubran buena parte de esa cifra, pero millones de hogares que no reciben dólares del exterior no podrán dedicar 2.520 pesos solo a adquirir alimentos. Comerán peor que hoy.
Ahora en los restaurantes y cafeterías la tasa de conversión oficial sigue siendo de 1.00 CUC por 24.00 CUP, pero eso va a cambiar necesariamente, a nivel estatal y en el mercado negro. Cualquiera que sea el nuevo tipo de cambio será oneroso para los cubanos de a pie debido a los bajísimos salarios, ubicados entre los más bajos del mundo.
Moraleja: solo el fin del estalinismo económico y la liberación de las fuerzas productivas podrían garantizar, no solo una reunificación monetaria de "aterrizaje suave", sino que el pueblo cubano deje de ser el más explotado del hemisferio occidental.
Jajaja, me encanto esta frase: "Además, si Washington ha arreciado las sanciones es por la intervención criminal del castrismo en Venezuela". En serio? Como se puede ser tan ingenuo? Washington arreciò las sanciones para complacer a los politiqueros cubano-americanos de la Florida, que forman parte del nùcleo duro de su electorado y asi revertir la politica de Obama hacia Cuba que no complaciò a algunos. No hay que confundir el pretexto con la realidad. Ni Trump es un demòcrata defensor de los derechos humanos en Venezuela, ni sus fines son altruistas. Ahogar a un pais para ahogar un gobierno no es lìcito ni en las leyes humanas ni en las de Dios, y lo que se consigue es asfixiar al pueblo pero no a quien lo gobierna. Queriendo ser tan diferentes acaban siendo lo mismo que la cùpula que gobierna la sufrida Cuba.
Maldito el día aquel en que Lina Ruz estaba ovulando y le alivió la calentura a Angel Castro. Desgraciaron la Isla.
???
Hijos de un viejo gallego violador de empleadas domésticas. ¿Qué se puede esperar de estos malditos bastardos? El guión de una telenovela mexicana.
Un país en recesión económica , una sociedad agotada , un criminal régimen ineficiente en todo , el trabajo mayoritario estatal con pésimos salarios, un país saturado de enfermedades contagiosas y una población que envejece en caída...