Al menos cinco presos políticos cubanos estarían en huelga en la prisión de Quivicán, según informó en Facebook el activista Marcel Valdés, quien afirmó haber conocido los hechos a través de una llamada telefónica que recibió desde el penal.
Los nombres que conoce Valdés hasta el momento son Juan Enrique Pérez, Roberto Pérez Fonseca, Nosley Domínguez, Lidier Ramon Hernández y Aníbal Yasiel Palau. Pero está seguro de que son más y de que se irán incorporando otros presos políticos.
Según supo el activista, los reclusos están protestando por la pésima alimentación, las condiciones deplorables en que se encuentra el penal y la casi nula atención médica, ya que no hay medicamentos y a los presos políticos se les niega la asistencia sanitaria.
Estas situaciones han sido denunciadas por los familiares de los presos y reflejadas en los informes del Centro de Documentación de Prisiones Cubanas. En el más reciente, correspondiente a septiembre, la organización reveló que cuatro cubanos murieron en prisiones o centros de detención durante el mes. De esas muertes, tres se debieron a la excesiva demora de las autoridades en proporcionar atención médica a los reclusos o detenidos.
Sin embargo, la razón principal de la protesta en la prisión de Quivican sería que los presos políticos exigen "justicia por las torturas que sufrieron los manifestantes del 11 y 12 de julio, a manos de las fuerzas represivas del castrismo en el centro de torturas más conocido como la antigua prisión del SIDA, que está ubicada en el municipio de San José de las Lajas, Mayabeque", explicó Valdés.
Muchos de los manifestantes detenidos fueron llevados a esa prisión, donde, denuncia Valdés, "la dictadura comunista cometió crímenes de lesa humanidad, torturando a los manifestantes pacíficos del 11 y 12 de julio".
De acuerdo al activista, a muchos manifestantes les rompieron la cabeza, clavículas, costillas.
"También los obligaban a gritar consignas comunistas, los amenazaban con asesinar a sus familiares, golpeaban a uno frente al otro para que vieran como sufrían y escucharan sus gritos, entre muchas otras torturas".
Valdés destacó que las torturas se aplicaron tanto a hombres como a mujeres. Un ejemplo que valida esa denuncia es el caso de la activista y poeta María Cristina Garrido, a quien el régimen acusó de haber organizado las protestas antigubernamentales en Quivicán.
Garrido fue golpeada por agentes policiales en prisión y obligada a gritar "Viva Fidel", según contó su esposo Michel Valladares a Radio Televisión Martí, en agosto de 2021.
Según conoció Valdés, algunas de las señales de la protesta que llevan a cabo los presos políticos son negarse a usar el uniforme de recluso y a comer la comida del penal. Además, están descalzos y todo el tiempo están expresando sus exigencias al régimen.
Los manifestantes desean que la huelga tenga connotación internacional, por lo que Valdés pidió "hacer visible esta situación, compartir y etiquetar a cuanto político, medio de comunicación, gobierno y organización internacional exista".
"La vida de los presos políticos en Cuba corre peligro", alertó. El activista también recordó que, en dos años, lejos de haber sido doblegados, los presos "se han hecho más fuertes".
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El mareo ya da estando en la calle.