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Arquitectura

El Taj Mahal habanero

Una gran residencia y un sepulcro creados en homenaje a una bella mujer cubana, necesitados ambos de restauración.

Madrid
El Palacio Lasa-Baró, La Habana.
El Palacio Lasa-Baró, La Habana. DC Cubanos

Así como el amor inspiró en el siglo XVII la construcción del mausoleo más famoso de la India, también guió el diseño del más bello sepulcro Art Déco que tiene la Necrópolis de Colón de La Habana; y que bajo su nívea fachada de mármol de Carrara esconde una cautivante historia de amor del siglo XX cubano. En él descansan Catalina Lasa (1875-1930) y Juan Pedro Baró (1861-1939), dos amantes que desafiaron las convenciones sociales de su época y personificaron en el Caribe parte del drama inmortalizado por León Tolstoi en su Ana Karénina.

Juan Pedro Baró había estado casado entre 1882 y 1895 con Rosa de Varona, con quien tuvo dos hijos. Se dice que este rico y apuesto hacendado cubano le había sido infiel en múltiples ocasiones y que, harta su esposa, formalizó una demanda en EEUU, disolviendo la pareja. Alrededor de 1913, Juan Pedro Baró conoció en París a la matancera Catalina Lasa. Esta joven de legendaria belleza estaba casada desde 1898 con Pedro Estévez Abreu, con quien tenía tres hijos. Catalina y Juan comenzaron un idilio, que terminó con el matrimonio de esta y la separación forzada de sus hijos, desatando un gran escándalo en la sociedad cubana y el eterno resentimiento de los Varona, los Estévez y los Abreu.

En esa época, el divorcio no estaba permitido en Cuba, por lo que, para formalizar la relación, primero acudieron ante el mismísimo Papa Benedicto XV, que anuló sus enlaces previos. En 1915 se casaron en la Iglesia de Nôtre Dame de París; y en 1918, pudieron formalizar legalmente su unión en Cuba, luego de que en 1917, su amigo el presidente Mario García Menocal aprobara la Ley del Divorcio. De esta forma, fueron los segundos en hacer uso de la misma, ya que a Fausto Menocal le corría más prisa.

Para Catalina mandó crear Juan Pedro una rosa, surgida del cruce de una especie húngara con una cubana. Según Mario Coyula, la rosa Catalina, antes muy conocida, ahora solo se conserva en un jardín botánico de Roma y en el parque Bagatelle de París. También la casa Molinard creó en su honor, en 1926, el perfume "Habanita", que todavía se comercializa. Pero las dos obras de mayor significación que su segundo esposo hizo construir para ella fueron su residencia de la calle Paseo entre 17 y 19, en El Vedado, y su mausoleo ubicado en la avenida norte del Cementerio de Colón.

La residencia, construida entre 1922 y 1927, y que ocupa media manzana, es considerada uno de los más importantes palacetes de la capital cubana. Es obra de los arquitectos cubanos Evelio Govantes y Félix Cabarrocas, autores de otras notables residencias de la época como la mansión Xanadú (1926) en Varadero, y la Dolce Dimora (1928) de Orestes Ferrara, hoy Museo Napoleónico.

El Palacio Lasa-Baró constituye uno de los más elegantes ejemplos del neorrenacimiento italiano que tan de moda estuvo en la arquitectura de la primera mitad del siglo XX. Cuenta además con detalles que aluden directamente a inmuebles históricos europeos, como la cornisa que reproduce la del Palacio Strozzi; o las ventanas de la planta alta, copias de las del Palacio de la Cancillería de Roma. Tiene también en la fachada de la Calle 19, un tondo del famoso taller ceramista del renacimiento italiano Della Robbia, y en los jardines una copia de la Venus de Antonio Cánova.

La casa destaca por el diseño integral del inmueble, así como por los materiales empleados, que con tanto acierto supieron vestir interiores y exteriores con la justa combinación de colores y texturas. Es el caso de la arena roja del Nilo empleada en el estuco de los muros exteriores, que le confirió su distintivo tono rosa a las fachadas; de las columnas de terracota de la entrada y de la galería lateral; de las puertas interiores de caoba de una sola tabla; de la herrería forjada y el pasamanos de plata de la escalera principal realizado por la casa Baguez de París; del vitral de la escalera con los escudos familiares realizado en Billacourt; de los múltiples mármoles importados en varios colores (blanco de Carrara, rojo de Langueloc, amarillo de Siena y Port-Oro, etc.), que combinaban con los tonos de las paredes estucadas en caliente siguiendo la tradición veneciana; y de las líneas de nácar incrustadas entre las teselas venecianas de color aguamarina que conformaban el suelo del Palm Room.

Subraya su singularidad la incorporación del lenguaje Art Déco en el diseño interior de las estancias, siendo el primer ejemplo documentado de este estilo en Cuba. Tanto el mobiliario como la luminaria y las lucetas fueron diseñadas por René Lalique, uno de los más grandes artistas de este estilo en Francia. De este modo, el palacio Lasa-Baró atesora un número considerable de piezas originales diseñadas por Lalique para cada lugar preciso, en muchas de las cuales reprodujo la imagen de la rosa Catalina, convertida en símbolo de amor de esta pareja. Asimismo, en algunos de los estucos en caliente realizados por la casa Dominique, se puso todo el empeño por reproducir el hermoso azul cerúleo de los ojos de Catalina.

Los jardines que rodeaban esta magnífica vivienda, fueron diseñados por Jean Claude Nicolás Forestier, reconocido paisajista y director de Parques y Paseos de París, y realizados por la casa Lemon Legriñá y Compañía, la mejor de La Habana. Lamentablemente, ya no se conservan, así como gran parte del mobiliario de la vivienda, ni el nácar del Palm Room, ni la arena roja del Nilo sepultada bajo las capas de pinturas que inconsecuentemente se han aplicado en las últimas décadas a la fachada y a las columnas de terracota, cuando con una correcta limpieza de los muros hubiera bastado para devolverles su belleza.  

Del palacete de Paseo solo pudo disfrutar Catalina tres años, ya que murió en 1930, y su esposo en  1939. La casa perteneció a la familia hasta 1962, cuando la nieta de Juan Pedro Baró, Nina Pedro, salió de Cuba y el Gobierno confiscó la propiedad, convirtiéndola en la Casa de la Amistad Cuba-URSS. Sin la referencia soviética ni el cuadro de Lenin que anacrónicamente redecoró la vivienda, hoy se utilizan sus maltrechos jardines para fiestas y lentamente se destruye la magnificencia de este icónico palacio capitalino.

Suerte similar ha corrido el hermoso mausoleo de Catalina (1933), también saqueado. Este singular sepulcro Art Déco, realizado en mármol de Carrara con monumentales puertas de granito negro y lucernario de vidrio malva de Murano, fue también obra de René Lalique. En el granito y en las piezas de vidrio reprodujo una vez más la rosa Catalina, así como en el biombo de vidrio ámbar que originalmente formaba parte de la entrada, hoy desaparecido. Allí descansan Catalina, su suegra, y Juan, del cual se dice pidió ser enterrado de pie a los pies de su amada para contemplarla eternamente.

Este inmueble se encuentra hoy en proceso de restauración por parte de la Oficina del Historiador, como parte del gran proyecto de conservación que desarrolla hace unos años en la Necrópolis de Colón.

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9 comentarios

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Toda Cuba necesita restauración, y no solamente física.

En Evelio Govantes habitaban el astuto empresario, el artista que amaba con pasión la creación de sus visiones y el raro coleccionista que atesora no por ostentación de hombre rico, sino por respeto al artista y su obra. Govantes compró mucho arte cubano para dar de comer a desafortunados pintores --irónicamente museables-- siempre evitando lastimar sus dignidad y orgullo.

La Casa de los Baró-Lasa me pareció de lo peor que hizo Govantes, la visité antes que la señora Longa encargada de "proteger" el patrimonio nacional entrara a tomar posesión del inmueble revólver en manos, gesto ridículo porque la casa estaba deshabitada. Posteriormente fue sede de un club de socialización soviético-cubano, una función para la cual no creo que tuviera condiciones.

Evelio a pesar de ser impactado por aquellos días de furia revolucionaria mantuvo una altura espiritual que le permitíó perdonar a sus verdugos. Cuánta falta nos harían personas como él en la reconstrucción futura de Cuba.

Post Scriptum. Las construcciones significativas modernas son generalmente recordadas más por sus creadores que por quienes la encargaron. Sin embargo existen excepciones, y este ameno e informado artículo se subscribe a ello, porque aunque dedicado a un mausoleo se enfoca más en la residencia y la singularidad de sus propietarios, que en quienes diseñaron y construyeron estas obras.

Por cierto, como la foto ilustrativa no corresponde a la construcción funeraria para el reposo eterno, sino a la residencia temporal de aquellos inquilinos, puede inducir a un error en los lectores. No obstante, este artículo como toda la serie es un aporte significativo al conocimiento popular de la arquitectura cubana. Y por supuesto sus avatares actuales. Gracias a la autora.

Leí el excelente libro Catalina de Mario Coyula, se los recomiendo, reflejo de una etapa de prosperidad, buen gusto y apertura de Cuba a lo mejor del mundo de esa época.

Estimado HG, al refinamiento y buen gusto de la burguesía cubana, se unía el desplome del valor de las obras de arte europeas por la WWI, razón por la que poblaron la Isla importantes obras de arte universales, las cuales entraron a carretones para ahora ir "desapareciendo" misteriosamente.

Por fortuna, los inmuebles y monumentos sólo han sufrido desidia y abandono a la espera de ser rescatados por funcionarios públicos competentes y que entiendan sus altos valores incluso político, como apuntalamiento de nuestra nacionalidad y más allá de sus valores estéticos.

De hecho las placas que anuncian sitios culturales protegidos se han convertido en letra muerta ante la barbarie y por desgracia no sólo en Cuba. Leeré sin falta su recomendado libro y lo contrastaré con mi visión personal de un pasado cada día más borroso. Saludos.

Gracias por su, como siempre, excelente comentario. Es un libro muy ameno que incluye, entre otras cosas, detalles de la construcción y arquitectura de esta casa que solo Coyula podría describir.
Saludos.

Y llegó el Comandante y mandó a saquear...parafraseando la canción del viejo chicharrón y chivato de Manzanillo.Estos comunistas solo han producido miseria y separación familiar.

Estimado carlos Loveira, Evelio Govantes murió en el exilio, pero ECURED escamotea fecha y lugar de su muerte, sin importar la trascendentalidad de su aporte a Cuba. Hasta después de muertos el régimen castiga a nuestros mejores cubanos. Saludos.