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América Latina

Brasil y las nuevas urgencias de Lula: gobernabilidad y despolarización social

Tras el asalto a la democracia en Brasilia, el Gobierno de Lula da Silva deberá revisar su orden de prioridades.

Brasilia
Asaltantes frente al Congreso de Brasil.
Asaltantes frente al Congreso de Brasil. Agencia Brasil

A una semana exacta de haber asumido como nuevo presidente de Brasil, con un discurso centrado en lo social y la desigualdad, el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva vivió su primera crisis de envergadura en otra dirección. La toma de los poderes públicos por exaltados del bolsonarismo ha puesto ahora como prioridad la gobernabilidad y la despolarización social.

Los actos vandálicos contra las sedes de la Presidencia, el Congreso y el Tribunal Supremo tomaron por sorpresa a todos en el centro administrativo de Brasilia, que sigue en período vacacional y que además los fines de semana queda vaciado con los viajes a otras ciudades de los funcionarios públicos. Después de algunas horas se controló la situación y hubo un rechazo unánime de la comunidad internacional.

Si bien no estuvo en peligro la vida del presidente Lula da Silva, ni de ningún alto funcionario, el suceso, orquestado y ejecutado por miles de personas que se identificaban como seguidores del ex presidente conservador Jair Bolsonaro (2019-2022), tuvo un impacto mediático global y le ha dado, desde el punto de vista simbólico y político, un nuevo marco de prioridades a la gestión del septuagenario presidente, quien ya ejerció el poder en dos períodos, entre 2003 y 2010.

Como lo señalamos en DIARIO DE CUBA, a propósito de la juramentación ocurrida el 1 de enero, Lula da Silva no es el mismo ni tendría los mismos desafíos de sus dos períodos anteriores. Dos diferencias sustantivas de 2023, en comparación con dos décadas atrás, son que la izquierda brasileña que le apoyó está en minoría en el Congreso, y que los principales estados del país sudamericano serán gobernados por adversarios políticos, algunos cercanos a Bolsonaro.

De hecho, en los sucesos ocurridos este 8 de enero quedó en entredicho el gobernador de Brasilia, Ibaneis Rocha, suspendido por el Supremo de Justicia tras la inacción policial que permitió la toma de los edificios. Rocha es un adlátere de Bolsonaro.

"Lula asume uno de los retos más difíciles de su vida política y la presidencia más compleja por delante en términos de gobernabilidad. Un mandato que empieza con cierta debilidad, aunque él intente dar muestras de fortaleza", sostenía el 1 de enero Marcelo Bermolén, profesor de la Universidad Austral de Buenos Aires, consultado por DIARIO DE CUBA. Una semana después, lamentablemente, los sucesos parecieron darle la razón.

Precisamente cuando Lula da Silva se juramentó como presidente y le habló a sus seguidores en Brasilia, el pasado 1 de enero, fue interrumpido por los gritos y consignas. Los militantes de izquierda le pedían mano dura al presidente, que quería mostrar un discurso conciliador.

Políticamente, Lula da Silva tiene desafíos de gobernabilidad no solo por el desconocimiento de su triunfo que quieren promover los sectores más radicales del bolsonarismo, sino que puertas adentro debió realizar diversos malabarismos para satisfacer al variopinto arcoíris de fuerzas políticas que le apoyaron, desde el Partido de los Trabajadores (PT), que fundara en 1980, hasta factores conservadores y otros tantos de izquierda que le habían adversado en el pasado, y que terminaron por apoyarlo para evitar la reelección de Bolsonaro.

Los días finales de la campaña y luego, incluso durante la transición tras la derrota electoral de Bolsonaro, fue una etapa de tensión política. Se trató de las elecciones más disputadas en la historia democrática de Brasil, y de trasfondo ocurrió una intensa campaña de fake news.

Los bulos o noticias falsas proliferaron de manera masiva, confirmó a DIARIO DE CUBA el periodista Daniel Bramatti, director del proyecto periodístico Estadão Verifica, del prestigioso diario O Estado.

Este clima de desinformación pudo haber sido, según analistas, el caldo de cultivo para que los seguidores más radicales del bolsonarismo no aceptaran como cierta la victoria electoral del septuagenario fundador del PT, referencia para la izquierda latinoamericana.

Incluso en diversos blogs y cuentas en redes sociales se alimentó la idea de que los militares, a los que los que Bolsonaro encumbró de manera pública durante su Gobierno, impedirían la toma de posesión de Lula da Silva.

Más allá del desconcierto que reinó en las primeras de cambio, fueron las fuerzas armadas las que terminaron imponiendo el orden en Brasilia, este domingo, y desalojando a los manifestantes de los edificios oficiales. Más de un millar de estas personas fueron detenidas y el Gobierno ha prometido que serán sancionados severamente, dentro del marco legal brasileño.

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11 comentarios

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Profile picture for user El Santo

La polarización política y mediática que arrastra a los brasileños es la causante de lo que han hecho todos esos holigans bolsonaristas.
Si el perdedor en las pasadas elecciones hubiese sido Don Lula, que no quepa la menor duda, que algo similar hubieran hecho sus huestes.
Salvo algunas excepciones, esa es la dinámica cuando el poder de un país tercermundista es disputado entre las formas caudillistas y populistas de los liderazgos políticos.

Este supuesto y mal llamado golpe de estado huele a chamusquina.
Golpe de estado sin un lider, sin tomar las estaciones de radio, sin meter prese al delincuente de Lula?
Hum, el manual dice que si no tomas el poder (golpe de estado) en 24 horas estas frito.
Quien sabe y fue algo impulsado desde la izquierda para quedarse en el poder para siempre. Ya luego vienen con el cuento de que todo el que no este con Lula es fascista.
Suerte Brazil. Pero agarrense que vienen curvas.

¿Recuerdan las protestas de estos “constitucionalistas” que ahora ponen el grito en el cielo a favor de Lula cuando veían que en Chile salían a quemar y vandalizar todo lo que se les pusiera por delante para tumbar al gobierno? Yo tampoco.

Si Lula quiere gobernabilidad lo primero que tiene que hacer es renunciar. Un ladron convicto comprobado no debe dirigir Brasil. DDC en su ala globalista como siempre. Muchos saben quien en realidad saco de la carcel a Lula y lo puso ahi, solo hay que ver quienes lo defienden. Esta clara la lucha desesperada de los globalistas de USA y los europeos desesperados por evitar la consolidacion de los BRICS. USA en su busca de implantar el liberalismo totalitario y europa trantando de sobrevivir como potencia decadente

Un carbón copy de los seguidores de nuestro loco Trump. Creo que leí en un artículo después de lo que paso enero 6 que la mayoría de los asaltantes al capitolio no ejercieron sus votos en esa contienda presidencial. Si investigan lo de Brasil descubrirán lo mismo. Tenemos locos en todas partes.

Profile picture for user JCAleman

Tenemos locos en todas partes...e idiotas tambien.

Cuando veas un misil hipersonico ruso sobre tu cabeza por culpa de la politica de tu amado y "cuerdo" Biden veras como se te aclara la mente y empiezas a leer lo que realmente vale la pena.

Profile picture for user Weston

Hola Juanito. El gran problema que tiene un gran supergusano cubano que a su vez es demócrata en los Estados Unidos, es que su mente sufre una distorsión tan extrema, que le dice loco a Trump y cuerdo a Biden, de la misma manera que termina defendiendo a un despreciable comunista como lo es Lula.

Blah,blah y más blah, que paso Weston te soltaron del sótano donde estaba. No te preocupes por mí, Lula, Bolsonaro y Trump están en la misma lista de gobernantes repugnante y no es mi lista, es la tuya.

Profile picture for user JCAleman

El asalto a la democracia es el que hacen los comunistas con Ortega, Maduro y por supuesto Lula.

¿A quien beneficia que un grupo de delirantes se lance contra una institución del estado porque piensa le robaron las elecciones?

Hay que ser muy ingenuo o HP para suponer que un sindicalista millonario y corrupto que llega al poder por estrecho y discutido margen estaba ajeno a una protesta violenta que le permitirá consolidar su poder y ejercer toda la fuerza de la anti democracia para perseguir opositores y repartir resentimiento.

La intelectualidad latinoamericana sigue siendo cómplice de los desmanes y las trampas del comunismo en cada rincón de este continente.

S.O.S. BRASIL SÍ, LULA NO. Los recientes disturbios en Rio de Janeiro es solo el comienzo de una oleada de disturbios. Si no sacan de la presidencia a un delincuente que, preso por corrupto y ladrón, lo indultaron y le regalaron el poder por obra y gracia de un oscuro pucherazo, Brasil será copia de Venezuela y al paraíso brasilero le tendremos que decir E.P.D.