Aunque las ofertas gastronómicas en un conjunto de lujosos hoteles habaneros suelen ser menos costosas que en la mayoría de los restaurantes privados de primer nivel, poquísimos cubanos logran acceder a los servicios de estas instalaciones. Las respuestas a cuán libre es el acceso para los cubanos a estas ofertas hoteleras se revelan en los testimonios de una familia, de un trabajador, y de una joven estudiante que aseguró hacer "vida social", casi diariamente, en uno de ellos.
Luego de varios días intentando vía telefónica, Arletis Castro logró reservar una mesa en el restaurante San Cristóbal, del hotel Manzana Kempinski.
"Según me había explicado un portero del hotel, el acceso al restaurante era exclusivo por reservación, y dicha reservación debía hacerse exclusivamente por vía telefónica. El límite de personas por cada reservación era de seis, y debíamos llegar con puntualidad pues 15 minutos después se perdía el derecho a la reserva", relata Castro quien, al llegar al restaurante con sus cinco familiares, se percató de que entre clientes y comensales no ocupaban siquiera la mitad de su capacidad.
La mayoría eran extranjeros, siempre acompañados de cubanas muy jóvenes. Resaltaban otras jóvenes cubanas solas que, entre selfies y risas mantenían sus miradas atentas ante la llegada de nuevos clientes o comensales. Sus mesas bien atendidas y la confianza en el trato con los trabajadores, denotaban que eran habituales.
"El restaurante nunca se llenó mientras estuvimos allí. Una de las dependientes que nos atendió, ya en confianza, me corrigió que no había limitaciones de personas en una reservación, y que tampoco era obligada la reservación para acceder a los servicios de ese restaurante, pero igual me dejo su teléfono personal para cualquier 'contingencia' que surgiera con los porteros. Supongo que estas discrepancias sobre cómo es el proceso de acceso para cubanos al restaurante, es que podemos pagar en moneda nacional según los precios fijados en la carta. En general, los precios son altísimos para cualquier cubano, pero la mayoría de las ofertas son mucho más baratas que en cualquier restaurante particular de La Habana. Quizás mucha clientela cubana no da ganancias al restaurante ni al hotel", añade Castro, negándose a extenderse en declaraciones sobre cuáles otras "discrepancias evidentes" pudieran restringir el acceso de cubanos a los servicios de hoteles como el Manzana Kempinski.
"Considero que no es de mi incumbencia lo que percibí mediante una mirada medio atenta a lo que sucedía. Prefiero creer que para nosotros es obligado reservar vía telefónica, al igual que la piscina [a un costo de 250 dólares por persona, unos 6.000 pesos para cubanos], o en depender del buen humor de quienes fungen de porteros en el Kempinski. También una buena propina te facilita un teléfono que te libra de esas contingencias, como todo en Cuba", opina Castro, quien afirma recibir remesas del extranjero, lo que facilita su acceso a servicios y ofertas imposibles para los dos tercios de la población cubana —más de siete millones y medio de habitantes— que no cuentan con este beneficio en una economía totalmente dolarizada.
Según la carta menú del restaurante San Cristóbal, a la cual DIARIO DE CUBA tuvo acceso, los nacionales que consumen en este hotel pueden pagar en pesos cubanos en una tarifa de cambio de aproximadamente 24 pesos por dólar. Negocios privados, o cooperativas avaladas por el Estado, como la dulcería de primer nivel El Biky, valoran la moneda libremente convertible (MLC) según el precio en el mercado cambiario informal, actualmente a razón de 200 pesos por MLC, dólar o euro.
Una joven universitaria acompaña a amistades generosas
Dalia apenas tiene 18 de edad, la edad mínima para acceder a servicios que incluyan el expendio de bebidas alcohólicas y cigarrillos, según las leyes vigentes en la Isla. En primer año de una carrera universitaria, y como todas las jovencitas que frecuentan el restaurante y la piscina del hotel Manzana Kempinski, está sujeta a una regla de oro: "Con la boca llena no se habla". Es decir, no es saludable hablar de negocios ni de quiénes son los "amigos" a quienes espera.
"En la universidad, si no tienes una laptop y un buen celular con suficiente data vas retrasada en comparación con los hijos de militares y altos funcionarios del Estado. Los arreglos de mi casa, mi ropa, mis zapatos, y la comida que no nos falta es gracias a lo que puedo ganar como compañía de amistades generosas, pues con el salario de mis padres, ingenieros ambos, nos moriríamos de hambre", comenta Dalia, quien se negó rotundamente a ofrecer detalles de en qué consiste la "compañía" y solo deslizó que sus "amistades" consisten en extranjeros que frecuentan la instalación.
"Si no aparecen amigos a quienes acompañar, pasamos un buen rato entre nosotras porque en definitiva los precios no son más caros que los de cualquier restaurante, bar o discoteca de alcurnia administrado por los particulares. Aquí me inició una amiga, que estudia en cuarto año de mi carrera. En otros hoteles las ofertas son un poco más caras, como el Packard y los hoteles nuevos que están ubicados en las cercanías de Prado. Aquí en el restaurante San Cristóbal la vista es impresionante, el servicio es excelente, la seguridad para nosotras está asegurada y cada quién sabe su papel y sus ganancias", agrega Dalia, quien evitó indicar o admitir que los trabajadores del establecimiento estuviesen implicados en priorizar, de una u otra manera, el acceso de determinados cubanos al hotel, particularmente a este restaurante y la piscina.
Es evidente que los porteros son la conexión real con el acceso de cubanos al recinto hotelero. Identificado como Javier, un portero "le da el bate" —cerrado por capacidad— a una pareja de cubanos que pregunta si pueden subir al restaurante, mientras hace las señas convenidas a dos jóvenes cubanas que esperen para luego permitirles subir.
"Cuando la venta a extranjeros está buena, dejamos libre acceso a los cubanos. Esa es mi indicación y yo solo cumplo, capto las señas y conservo mi trabajo y mis ganancias. En este trabajo preguntar no es bueno, eso sí te lo puedo asegurar", aventura Javier mientras su compañero de trabajo se aleja para atender a otras dos jóvenes que, luego informó, llegaban recomendadas y las esperaban arriba.
"Si tienes suerte, o el ambiente está muerto, puedes reservar por teléfono. Eso no lo determinamos nosotros (los porteros), simplemente somos informados si determinado día y a determinada hora el acceso es libre para todo el mundo; o sea, para todos los cubanos. Y creo que estamos hablando de más", concluye mientras aparta a tres personas que recién llegaron a preguntar, para cederle el paso a dos extranjeros "acompañados".
Dalia! Con hambre o sin hambre eres la "mujer nueva" creada a imagen y semejanza de el che y Fidel! Quienes tienen , gracias a sus padres , una educación primaria basada en los ya vilipendiados principios ético-morales ,espirituales y religiosos aunque hayan sobrevivido a la "Robolución" , que los hay en nuestra isla , realmente no caen en más "de cuatro cosas" como tu, ¡Dalia!
Por lo que leo las jóvenes que acuden a ese lugar son prostitutas, supongo que tendrán que darle un porcentaje a los empleados para que hagan la vista gorda. Mira tú, F.C. dijo que la prostitución era una lacra y ahora resulta que hasta las universitarias se dedican al oficio más viejo del mundo, entonces ¿para qué estudiar, si sacas más dinero vendiendo tu cuerpo que apoyando los codos en una mesa? Ese paisito no tiene remedio, se necesitarán varias generaciones para paliar todo el daño que ha hecho ese maldito sistema.
No. En varadero las playas son mejores. Más seguridad y más cultura. Sexo , precios son los mismos. Depende de la calidad,a las mujeres en punta cana, no se les entiende bien, por la pronunciacion.
¿Con 18 años en tercer año de universidad? Esa compañerita 'escort' debe ser una superdotada.
En Cuba hay cosas gratis: no se cobra la estancia en un gulag, los palos por participar en manifestación son gratis, a uno no le cobran por pasar hambre, a los sintechos no les cobran por vivir en la calle.
Resulta una cruel ironía que "la revolución" destruyó la industria zucarera, de gran importancia en el mercado mundial, para "liberarse" de la dependencia de un monocultivo para terminar dependiendo del turismo, sólo contando con bellos hoteles, pués la debacle ha ido destruyendo la infraestructura y los ambientes alegres, en fin el espíritu nacional.
La turística es una industria muy compleja y altamente competitiva, dependiendo de los operadores en el exterior y los intangibles que el lugar pueda ofrecer. Cuba hoy, como Etipopía, Somalia u otros Estados fallidos sólo puede ofrecer un turismo de guerra en medio de las ruinas de lo que fue un gran país.
Por cierto, en la Isla no existe un turismo de nacionales, pero es compensado por las escort y los gigolos, mucho más numerosos ahora que en la República, aunque definitivamente más educados e instruidos, como concediera Castro.
Más instruídos puede, más educados lo dudo. La profunda degradación antropológica cala a todos los niveles de instrucción y la vulgaridad y chusmería son rampantes al margen de los títulos universitarios que se tengan.
Así es, leo en Twitter comentarios de gente que se supone con buena formación, médicos o ingenieros, y las ordinarieces que sueltan dan vergüenza ajena. Ni un c... le escuché a mi padre en casa y ahora hasta las jóvenes dicen más palabrotas que un camionero, como se solía decir antiguamente cuando alguien era mal hablado.
Y hablaban mal de Batista. Ahora los privilegiados son los extranjeros.
Cuando Batista los cubanos no eran limitados a los hoteles,cabarets ,restaurantes en la isla,mi difunto abuelo jefe de taller de una litográfica y accionista de la misma.El negociaba la instalación de nuevas maquinas en el cabaret restaurante Montmatre o el Polinesio en el Habana Hilton.Nunca se ha discriminado,corrompido y prostituido tanto al cubano como en la revolución" sociolista" del Cenizas.Lo más irrisorio, esos estupidos corruptos eslabones más bajos de la cadena como porteros,dependientas,no serían en otro lugar del mundo más que empleados de servicio y obligados a atender a todo el que fuera a su instalación. Debían los asistentes ser ingenieros,hombres de negocios,médicos, incluso cualquier obrero bien pagado que quiera pasar un buen rato con su familia.Pero sabemos de los valores al revés impuestos por una junta militar de delincuentes y rufianes devenidos en generales,empresarios y ministros.
Piscina a 250 dólares? Está llena de champán?
Es la ley del mercado estimado Bobo, las piscinas cubanas son caras, como también los green fees del señor Antonio Castro, pero quedan compensados con una prostitución muy barata. En Varadero, un servicio sexual de primera categoría cuesta menos que en Punta Cana, aunque allí las habitaciones son más caras que las cubanas. Saludos.
El acceso de los cubanos a los hoteles que fueron construidos para lavar dinero del narcotrafico es casi tan libre como a los campos de golf de Varadero, la marina Hemingway, la langosta y los camarones, los yates de recreo o los predios de Punto Cero.
A lo unico que los cubanos tienen libre acceso sin restricciones en el campo de concentracion antillano es a las colas, al hambre, la chivateria y a los palos.