El nuevo Código de las Familias de Cuba ya es una ley y como tal aparece publicado en la Gaceta Oficial, tras su aprobación por la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) —por unanimidad, como de costumbre— como contempla el Artículo 165 de la Ley Electoral. ¿Entonces, para qué el régimen necesita someterlo a referendo popular?
El referendo es vinculante, a diferencia de la consulta popular. El Artículo 265.1 de la Ley Electoral cubana establece que "en la Consulta Popular los electores emiten su opinión sobre un asunto determinado de interés nacional o local, sin que ello tenga efecto vinculante".
Por eso, pese a las 79.192 reuniones realizadas, según el Consejo Electoral Nacional (CEN), en las que hubo 336.595 intervenciones, los criterios opuestos al matrimonio entre parejas del mismo sexo, la adopción y la responsabilidad parental, entre otros, no se tuvieron en cuenta para hacer cambios sustanciales en la norma. Las modificaciones realizadas fueron de naturaleza gramatical, fundamentalmente.
Si la consulta popular no es vinculante, resultaban innecesarios los actos represivos denunciados por religiosos cubanos que intentaron expresar sus criterios en dichas reuniones.
Pero el régimen cubano no necesita que la gente opine, sino que la gente opine en la misma línea que el poder. Es lo que se espera que hagan los cubanos mediante su voto en el referendo sobre el Código de las Familias, que solo requerirá del 51% de los votos para considerarse validado y entrar en vigor, sustituyendo al vigente desde 1975.
Para este proceso no existen reglas. Ni la Constitución ni ninguna ley cubana establecen reglas para la realización de un referendo.
Al intervenir ante la ANPP en julio pasado, cuando los diputados aprobaron el Código, Homero Acosta comentó que, hasta este momento, Cuba solo conocía de procesos de consultas y referendos en el ámbito constitucional. Así fueron aprobadas las constituciones de 1976 y de 2019. La Ley Electoral otorga a la ANPP la facultad de definir las reglas para este tipo de referendo.
¿Está preparado el régimen para que no entre en vigor una ley que, según el ministro de Justicia, Oscar Silvera Martínez, reafirma el carácter humanista de la Revolución, y que ya fue aprobada por la ANPP, debido al rechazo de los cubanos? ¿El régimen va a reconocer que una ley de la Revolución no ha recibido el respaldo de los cubanos?
El Gobierno ha desplegado una propaganda brutal a favor de esta norma. Los medios estatales le han dado una cobertura abrumadora; el ex espía Gerardo Hernández, actual coordinador nacional de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), ha llamado a los miembros de la organización a votar Sí. La Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) organizó una caravana para promover el Código de las Familias. Miguel Díaz-Canel llegó a decir que votar a favor del Código de las Familias es hacerlo por la democracia.
El referendo no es sobre el Código de las Familias, sino sobre el apoyo al Gobierno y al sistema. En eso lo ha convertido el régimen. Cuando Díaz-Canel alertó en abril pasado, durante el IV Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC), de que el enemigo podía boicotear el referendo, su preocupación no eran los derechos de los ancianos y de las personas vulnerables, o la posibilidad de que personas del mismo sexo contrajeran matrimonio y adoptaran hijos, sino que quedara en entredicho el apoyo de los cubanos a su Gobierno.
Si la preocupación hubiesen sido los derechos de los mencionados grupos, que el régimen dice proteger con la nueva norma, el Código de las Familias se habría aprobado, sin necesidad de referendo, como ha sucedido con otras leyes, que no recibieron la cuarta parte de la difusión que ha recibido esta norma en los medios estatales cubanos.
El Código de las Familias habría entrado en vigor, como entrará en un par de meses, tras su publicación en la Gaceta Oficial, el Código Penal, criticado por criminalizar aún más el disenso, mantener la pena de muerte, la edad penal en 16 años y excluir la tipificación del feminicidio, y como ya ocurrió con la Ley de Amparo de los Derechos Constitucionales, que no ampara ni a todos los cubanos ni todos los derechos.
El régimen quiso hacer alarde de ejercicio democrático, quiso exhibir una conjunción participativa entre el pueblo y sus representantes, con un supuesto papel protagónico asumido por el primero. Pero en realidad lo que está en juego es el apoyo del pueblo, no solo al Código de las Familias, sino al régimen en sí.
Si la mayoría de los cubanos o un número significativo de estos dice No, o se abstiene, significará que los cederistas, la UJC, los revolucionarios no respondieron al llamado de los líderes. O que los revolucionarios no son mayoría y que los diputados a la ANPP, que aprobaron el Código por unanimidad, no representan el sentir mayoritario de los cubanos.
De hecho, no todos los que dirán Sí son revolucionarios, pues algunas personas de la comunidad LGBT votarán a favor de una norma que les otorga algunos derechos —no los derechos a expresarse, asociarse libremente, ni el de marchar por sus reivindicaciones sin esperar por las convocatorias del Centro Nacional de Educación Sexual— y no por conformidad con el régimen.
Muchas personas que no están en contra de los derechos de dicha comunidad, votarán No o no votarán, porque ven en el referendo un ejercicio de manipulación del Gobierno y una falsa práctica democrática que no desean legitimar.
Por tanto, no resulta desatinado vaticinar que, en un referendo para el que no existen reglas y a falta de observación electoral independiente, el Código de las Familias será refrendado, y puede que incluso por un amplio número de cubanos, según los resultados oficiales.
Lo único que necesita el régimen para vender el resultado —que no podrá ser verificado por órganos electorales no controladas por el Gobierno— como un triunfo y una muestra de apoyo a la Revolución, es que la ciudadanía acuda a las urnas.
El día que los cubanos, de las dos orillas, dejemos de politizarlo todo, seremos mas libres y civilizados, unos aprovechándose de la idiotez de los otros, tienen la posibilidad de votar por una ley mas moderna e inclusiva, que dará la posibilidad de cambiar para bien el proceder dentro de la familia, cosa que por supuesto les espanta a los que primero se oponen y después preguntan de que se trata y a los fanáticos del "hombre invisible", ellos prefieren seguir en el medioevo, si no pueden cambiar todo de una vez, al menos inténtenlo poco a poco.
Mire señor Mena, yo estoy en parte de acuerdo con usted. Nosotros los cubanos lo politizamos todo. Pero no es culpa nuestra. Primero porque la política está en todo lo que acontece en la sociedad, sobre todo en la sociedad cubana. Segundo porque así nos obligaron a actuar desde chiquitos.
Dicho eso, en cuanto al "código" de familia, no me lo leí completo, lo cual es imposible para una persona que no trabaja en cosas legales (lego), pero si le di una lectura rápida. Dejando a un lado el matrimonio del mismo sexo, tiene incoherencias en cuanto a la edad que se considera minoría de edad. Y lo que dicen del peligro de que le quiten la patria potestad (en el susodicho código con el eufemismo de "responsabilidad parental") a cualquiera que viole la ley se nota en casi todo el documento. Y ya todos sabemos que, dado que en Cuba no hay prisioneros políticos, los que cometen delitos políticos son acusados y sancionados por otros delitos. Eso es por arribita. Y estoy 100% con el artículo.
Digo más, (ya lo publiqué en otro diario) ¿a nadie le llama la atención que le pregunten a la gente sobre si los homosexuales pueden tener ciertos derechos y no le preguntan temas tan cruciales como: 1)forma de gobierno, 2)libertad económica,3)libertad para elegir a sus dirigentes? Todo esto es pura simulación. Por ejemplo: ¿quién es Raúl Castro para decir que el Estado cubano no puede perder el monopolio del comercio exterior porque sería perder la esencia del Socialismo? Eso no es algo que él puede decidir, eso es algo que solo puede decidir el pueblo cubano.
Mi comentario sobre este tema (lo mismo que escribí en otra publicación). 1)Es increible que en una sociedad occidental tenga que preguntársele a la mayoría si una minoría es merecedora de un derecho que ellos sí tienen. 2)Este referendo es simplemente una cortina de humo para hacer creer que en Cuba existe democracia; simplemente porque nada de lo que está escrito en ese código la dictadura necesita consultarlo para ponerlo en práctica si lo desea. 3)El gobierno tira este código al ruedo popular y le hace propaganda para hacer bulla; lo hace sobre la base de que conoce nuestras características como sociedad: profundamente ignorante, profundamente machista y plagada de prejuicios sociales (características que ellos se han encargado de mantener latentes).