Sin claridad aún sobre cuál método será usado, diferentes referentes opositores en Bolivia trabajan para alcanzar una candidatura unitaria, que además de ser una demanda ciudadana según encuestas, parece ser la estrategia necesaria para hacer frente a un oficialismo fracturado por las disputas entre el expresidente Evo Morales y el actual mandatario Luis Arce.
Las elecciones generales en Bolivia están pautadas para el venidero 17 de agosto, pero dado que se proyecta una fragmentación en las propuestas políticas, será difícil evadir una segunda y decisiva vuelta. El balotaje, de ser necesario, ocurriría el 19 de octubre. Los bolivianos elegirán al presidente y vicepresidente de Bolivia, 130 miembros de la Cámara de Diputados y 36 integrantes de la Cámara de Senadores del país andino para el periodo 2025-2030.
El telón de fondo de la precampaña, a lo largo de 2024 y también se espera para 2025, es la abierta y agria disputa entre Morales y quien fuese su mano derecha y ministro de Economía, el actual presidente Arce.
La oposición democrática, que tiene como principales referentes a los expresidentes Tuto Quiroga y Carlos Mesa, intentará en 2025 sacar provecho político a la prolongada y encarnizada lucha por el poder entre Arce, electo en 2020 y quien pretende buscar la relección, y el expresidente Evo Morales, quien ejerció largamente la jefatura de Estado entre 2006 y 2019, y que se niega a pasar al retiro apostando por volver al poder.
En el centro de la diputa entre ambos está la conducción del Movimiento al Socialismo (MAS) el partido que históricamente Morales controló y que surgió como movimiento político para defender los intereses de los cultivadores de coca.
"Las fuerzas opositoras se encuentran fragmentadas, pero se muestran en plena búsqueda de consolidar estrategias que les permitan convertirse en una verdadera alternativa de poder", sostiene la politóloga Susana Bejarano.
"Esta pugna se desarrolla en un contexto marcado por el debilitamiento del oficialismo, que enfrenta una crisis económica e institucional, así como divisiones internas que ponen en tela de juicio su capacidad de mantenerse hegemónico en la arena política", recalca esta analista política.
Consultada por DIARIO DE CUBA, la comunicóloga y experta en Comunicación Política Karina Herrera-Miller, sostiene que, si bien existe una ventana de oportunidad, con un MAS fracturado por las disputas públicas entre el presidente y el exmandatario, ambos a la izquierda del espectro político, los referentes de oposición pueden caer en una suerte de triunfalismo y esto alimentaría las disputas internas.
Pensar que se tiene chance real de derrotar electoralmente al MAS, hegemónico en todas las elecciones hechas en los últimos 19 años, puede alimentar los egos en el campo opositor, donde además no terminan de definirse reglas claras sobre cómo seleccionar al candidato unitario.
En los días navideños, los expresidentes de Bolivia Carlos Mesa (2003-2005) y Jorge Quiroga (2001-2002) anunciaron la firma de un acuerdo de unidad para las elecciones presidenciales de este año con dos líderes de la oposición, el empresario Samuel Doria Medina y el gobernador de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, quien se encuentra detenido desde diciembre de 2022.
Dos semanas después, al iniciarse 2025, el actual alcalde de la región central de Cochabamba, Manfred Reyes Villa, se proclamó candidato presidencial para las elecciones generales de este año, en un acto realizado en un estadio en ese departamento.
"Necesitamos poner orden en el país para que se cumplan las leyes y la Constitución política del Estado", sostuvo Reyes Villa, quien se negó a firmar el acuerdo que suscribieron los cuatro referentes de oposición con los expresidentes Mesa y Quiroga a la cabeza.
Un sondeo de fines de 2024 al que tuvo acceso Erbol, una red de emisoras de la Iglesia Católica boliviana, mostraba preferencias mayoritarias del electorado por Quiroga y por Morales, al tiempo que una mayoría de consultados demandaba una candidatura unitaria a la oposición de Bolivia.
En esta encuesta aparece Tuto Quiroga liderando con un 27,5% de intención de voto, seguido por Rodrigo Paz (22,1%), mientras que están distantes Reyes Villa (6,4%), Samuel Doria Medina (5,7%), Luis Fernando Camacho (5,4%) y Carlos Mesa (0,2%).
En el oficialismo, la intención de voto a favor de Morales está en 26% muy por encima de Arce con apenas 2%, mientras que hay una preferencia no significativa por otros referentes del MAS que han tratado de mediar en el conflicto interno.
La insistencia de Morales en postularse de nuevo a la Presidencia ha generado controversia jurídica también con interpretaciones confrontadas. La tesis prevaleciente es que la Constitución vigente limita a una sola relección inmediata. Morales ya gobernó en tres periodos y cuando intentó buscar un cuarto generó una crisis política e institucional que incluso le obligó a renunciar y salir al exilio.
La permanencia prolongada de Morales y su búsqueda de un nuevo periodo parte de la tesis de que se limitaría el derecho de los bolivianos a elegir si se le impide su candidatura, lo cual coloca a esta propuesta claramente en una dimensión populista, de acuerdo con observadores políticos.
Karina Herrera apunta que dentro del MAS existen referentes que están empujando acuerdos, sin éxito hasta ahora, haciéndoles ver a Morales y Arce que su enfrentamiento encarnizado en la práctica representará una oportunidad para que la oposición democrática les desplace de un poder que ocupan desde 2006.